Comprometo o ¿Compro y Meto?

Con frecuencia suelo decir que la expresión «Es que no se venderme» no es la apropiada para la Marca Personal. Lo correcto es decir «No se vender mi trabajo». Esta diferencia sutil es lo que separa una relación laboral de uno de los oficios más viejos del mundo.
Cuando el pago que recibes va más allá de tu trabajo, cuando tienes que comprometer tus valores y principios a cambio de un salario, estás realizando otro tipo de «contribución».

En algunas ocasiones he comparado las relaciones laborales con las relaciones de pareja. Hasta hace unos años parece que tanto en la empresa como en las relaciones sentimentales había una mezcla de elementos emocionales y utilitarios. Con el tiempo parece que al menos en las organizaciones, el vínculo emocional se ha ido reduciendo hasta desaparecer.

La rotación, las reestructuraciones, la lejanía de los centros de decisión, las plantillas enormes han ido alejando a los que toman las decisiones de los colaboradores. Es cuando hemos dejado de ser profesionales con cara y ojos. Cuando nos hemos transformado de profesionales con nombre y apellidos en empleados de Marca Blanca. Las relaciones laborales se han convertido en relaciones de compraventa de servicios y punto. ¿O no? Pues parece que no.

Quienes gestionan las empresas y quienes les asesoran se pasan ultimamente todo el día llorando porque los «empleados» de ahora no se comprometen como los de antes. No dan su vida por la empresa. No se les puede pedir un esfuerzo suplementario (otro más). No se les ocurre otra cosa que pedir un salario digno y tiempo para vivir. ¡Han perdido los valores!


Los que más se quejan de la falta de compromiso son los que han provocado el problema. Los responsables de personas y los expertos en RRHH se quejan desconsoladamente de que los profesionales no se COMPROMETEN mientras ellos COMPRAN y METEN (y/o sacan), por decirlo suavemente.

Creo que la solución es simple. Si vamos a eliminar definitivamente el elemento emocional de las empresas, hagámoslo bien y no de forma unilateral. Seamos profesionales. Si quieren que los «empleados» sean recursos despojados de emociones, así será. Para los profesionales, el trabajo pasará a ser unicamente la forma de conseguir recursos para tener la vida que desea fuera de él.

Eso si, entre ambas partes debe quedar claro un acuerdo en el que no haya duda de donde empiezan y donde acaban los derechos y deberes. Y si en las empresas quieren compromiso, que empiecen dando el primer paso y que no se pongan a llorar porque además de meter quieran que las quieran. De esa manera dejará de haber comproMETEDORES y comproMETIDOS.





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