La gran mentira de la visibilidad para todos

MarketingDe nuevo de vuelta al tajo dospuntocero. Una vez más con la sensación de que hay algo que se me escapa. Me explico.

Desde que hace años empezamos a caer en las redes sociales y a trabajar «gratis» para sus propietarios nos han dicho que hoy todos tenemos las mismas posibilidades de mostrar nuestro valor. Que Internet ha democratizado la visibilidad, el Marketing Personal. Que actualmente cualquiera puede ser «famoso» porque los medios de comunicación ya no están en manos de unos pocos. Yo mismo lo he dicho muchas veces aquí y en mis libros. Lo que ocurre es que cada día me lo creo menos. Quizás hace una década esas afirmaciones tenían algún sentido pero actualmente cada día parece más dudoso.

Creo que la debilidad de lo dospuntocero está en su fortaleza. Como decía Margaret Thatcher «Si tu única oportunidad es ser igual, entonces, no es oportunidad». O aplicado a Internet, si todo el mundo tiene acceso a los mismos canales de comunicación, entonces dejan de ser una forma interesante de sobresalir y destacar. Simplemente deja de ser un recurso escaso y al estar abierto a todo el mundo ocurren dos cosas. La primera es que el esfuerzo de estar generando contenidos ya deja de ser algo distintivo. La segunda es que tienes que hacerte un hueco entre montones y montones de basura y ruido que debilitan la credibilidad del canal.

Ojo, no estoy diciendo que haya que limitar nada. ¡Dios me libre! Lo que estoy expresando en «blog alta» es que quizás es el momento de revisar la estrategia de visibilidad. Yo ya hace meses y años que estoy haciendo dieta dospuntocero pero puede que haya que dar otra vuelta de tuerca. Es una pura cuestión de rentabilidad, si tu inversión en tiempo, el recurso más escaso del que disponemos no es la esperada, entonces es absurdo seguir actuando de la misma manera. No es la utilidad, que seguro que para algo te habrá servido Internet, sino el rendimiento de la inversión.

Si, si. Ya sé que has conocido algunas personas interesantes desde que estás pegado a las pantallas. Ya sé que has aprendido algunas curiosidades sobre algunos temas. Ya sé que has conseguido cosas que pensabas que no estarían a tu alcance si no le hubieses dedicado tantas horas a estar por aquí. Lo que no solemos pensar es en el coste de oportunidad. Se nos olvida lo que podríamos haber logrado si ese tiempo lo hubiésemos dedicado a otras cosas. ¿A cuantas personas te has perdido por no tener más contacto con el mundo real? ¿Cuanto tiempo te habrías ahorrado si hubieses buscado en un libro lo que has encontrado en La Red? ¿Qué te hace pensar que lo que has logrado no lo habrías conseguido antes o mejor de otra forma más tradicional?


Hemos caído en la trampa, la mentira de los grandes números. Igual que ocurre con la lotería, tenemos tendencia a pensar que, si jugamos, a todos nos puede «tocar» pero nos olvidamos de toda la gente que jamás pasa del anonimato aunque le eche horas y horas a Facebook o Twitter. Nos enseñan a media docena de YouTubers que tendrán un éxito fugaz de uno o dos años y ya pensamos que todos podemos forrarnos simplemente diciendo chorradas delante de una webcam igual que antes los niños (y los padres) pensaban que podrían llegar a ganar millones en un gran equipo de futbol. Hoy la obsesión de muchos de mis alumnos es ¿cómo puedo ser viral? o dicho de otro modo ¿cómo puedo ser muy visible esforzándome lo mínimo?

Uno de los argumentos habituales que me dan cuando me dicen que hay que estar en Facebook es que hay miles de millones de personas. ¿Y qué? Esa debería ser la razón más convincente para darse cuenta de lo absurdo de creer que puedes tener una mínima opción de éxito. Con suerte podrás llegar a un grupo de decenas o quizás centenares de personas que, a su vez, estarán recibiendo impactos continuos de otro gran número de individuos. Y además tus contenidos deberán llamar la atención para conseguir que alguien se pare un milisegundo a ver de qué estás hablando.

Que te pueda ver todo el mundo no significa que te vaya a ver todo el mundo del mismo modo que el que a cualquiera le pueda tocar la lotería no significa que a cualquiera le toca la lotería. En realidad Internet cada día tiene más de efecto placebo. Te dicen que va a curar tus problemas de anonimato o de reconocimiento pero la realidad es que, al final, aquellos que consiguen ser visibles son los mismos de toda la vida, aquellos que tienen (muchos) recursos, saben manejar los atajos y conocen a las personas adecuadas que normalmente no suelen estar pululando por las redes sociales.

Hoy es relativamente fácil tener miles de «seguidores» ¿y qué? ¿No hemos perdido el foco? ¿De verdad estás buscando en tu vida o en tu profesión que el número que aparece en tus redes sociales sea más o menos grande? La cuestión principal es, y todo eso ¿para qué? ¿Vender? ¿Ligar? ¿Entretenerte? ¿Sentirte acompañado? ¿Creer que estás haciendo algo útil? Si consideras que tu inversión te está proporcionando los resultados deseados, felicidades y adelante. Si no, ¿no crees que es mejor ser práctico y realista y probar otras opciones o dedicar tus recursos a algo más rentable y provechoso?


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