¿Millennial, Knowmad, X, Z? No, persona

PersonalidadUna de las cosas que más me disgustan de los mensajes publicitarios que circulan, especialmente por dospuntocerolandia, es la tendencia a la despersonalización, la clasificación, el etiquetado o a la generalización de cualquier cosa o persona.

Se suponía que Internet iba a a permitir personalizar casi todo. Que en lugar de seguir aceptando que las empresas, organizaciones y gobiernos nos tratasen como elementos de una estadística, encuesta o nicho, empezaríamos a sentir que somos individuos con personalidad propia. Pero está ocurriendo justo lo contrario.

Hoy ya no eres un adolescente con cara y ojos, se han empeñado en reducirte a un Millennial o a un miembro estándar de la Generación Z. Hipster, Vegano, Antisistema, Knowmad, Neoliberal,… Parece que si no te meten en un grupo fácilmente controlable en cuanto te conocen te conviertes en alguien peligroso. Por ejemplo, un tipo como yo estaría dentro de la Generación X y quizás haya quien lo acepte y que haya algo de profecía autocumplida, pero yo me niego a cumplir con lo que alguien ha decidido que debo ser o hacer.

Lo curioso es que muchos se sienten orgullosos de aceptar y comportarse en función de todos esos estereotipos. Supongo que es una forma muy cómoda de gestionar tu vida. Te permite pensar menos y, algo todavía mejor, te libera de cierta culpa. Si te dicen que un Millennial tiene que ser rebelde entonces parece que puedes permitirte ciertas licencias «porque el mundo te hizo así».

Y no sólo eso, si lo anterior no fuese suficientemente terrible, ya no son sólo las organizaciones sino también las propias personas las que nos sentimos empujadas a clasificar a la gente para poder alcanzar nuestros objetivos. Parece que desde el momento en el que tenemos que gestionar los «grandes números», fans, seguidores, «amigos», grupos, círculos,… es necesario deshumanizar a la gente y clasificarla. Ahora las personas debemos despersonalizar a otras personas.

Pero todo eso es justo lo contrario de lo que pretende un concepto como el de la Marca Personal. Siempre he considerado que cada persona es un mundo y que si ni siquiera yo mismo soy capaz de entenderme completamente, ¿cómo espero conocer a otras personas? Y eso es genial porque hace que las relaciones sean estimulantes, retadoras y si, también complicadas, pero ¿qué interés tendría la vida si todos nos comportásemos como personajes de una serie de televisión o como uno de los arquetipos definidos por una empresa de encuestas?

Siempre he pensado que una de las razones por las que el Branding Personal nunca será aceptado por la gente de R2H2 (Recursos Humanos) es porque una parte de su función es la de reducir a los profesionales a un conjunto de parámetros que creen que pueden controlar. ¿Por qué crees que hay una industria tan enorme de tests de personalidad y perfiles profesionales? Pues porque creen que pueden predecir el comportamiento de un ser humano en función de un puñado de respuestas. Siguen pensando que pueden reducir a casi ocho mil millones de personas a una docena de estereotipos. Cuando les dices que la Marca Personal de cada individuo es única y valiosa, y por lo tanto incontrolable e impredecible, entonces se les cae el chiringuito.


La despersonalización es una de las herramientas de los políticos. Si consiguen que te identifiques con un «pack» de frases hechas, con una imagen y con algunas ideas prefabricadas ya tienen tu control porque desde ese momento «eres de ellos» y no te sentirías bien pensando de un modo distinto al perfil al que te has vinculado. Algunos políticos son geniales manejando estas variables (especialmente las estéticas y de imagen), de hecho, los grandes dictadores han sido los mejores manejando los elementos de la identidad del grupo eliminando la de los individuos.

El Branding Personal es necesario o más bien imprescindible en este momento precisamente porque si no eres capaz de mostrar tu singularidad, tu identidad, tu genialidad, te van a meter en un grupo, en un perfil demográfico y te van a tratar, valorar, evaluar (o devaluar) como tal. Si quieres salir del estereotipo asignado a la gente de tu edad, sexo, nacionalidad, debes ser tú quien se lo curre. Una de las frases típicas de la Marca Personal es que si no te etiquetas tú, serán otros quienes lo hagan.

Pero ojo, no se trata de que te inventes un personaje o que te cuelgues una etiqueta falsa porque eso sería igual de malo o peor que el que te encasillen y te metan a presión en uno de los grupos establecidos y aceptados.

Lo fundamental es que descubras los elementos y la combinación de factores que te hacen único e inmitable. Y eso es arriesgado porque dejas de ser predecible. Por eso es tan complicado esto de la Marca Personal. Las redes sociales parece que están reforzando la tendencia al estereotipo, cada día es más complicado salirse del mensaje único, del «je suis», de las imágenes felices de Facebook. Lo complicado no es subir un vídeo a YouTube hablando de «lo tuyo» sino descubrir que es «lo tuyo» y atreverse a romper algunos esquemas.

¿No te has fijado que cuando tratan de presentar a alguien de forma positiva suelen decir que es «inclasificable»?

NOTA: Hace unos días dí una charla en la Universidad Europea. Puedes verla aquí y creo que va en la línea de lo que comento en este post.





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