Dospuntocerolandia, tu antes molabas

MarketingUna de las cosas que siempre me ha llamado la atención es la forma en que evolucionan los barrios de las ciudades. Parece que hay una especie de ciclo que se repite. Es algo que me parecía especialmente interesante cuando era mucho más joven y quedábamos los amigos para salir a algún sitio de marcha. La cosa más o menos seguía estas etapas.

Hay una zona con poco interés, degradada o incluso peligrosa a la que sólo se acercan quienes viven en ella. Esto lo hemos visto en nuestras ciudades y en muchas películas. Suele coincidir con alguna zona vieja de la ciudad o un espacio no pensado para que la gente lo visite. Por alguna razón, un puñado de personas empiezan a ponerlo de moda porque alguien monta un local atractivo, un sitio diferente o simplemente por llevar la contraria y alejarse de la rutina habitual.

Poco a poco se va llenando de gente, se convierte en el sitio al que «hay que ir». Lo que antes era una zona de la que era mejor mantenerse lejos, se convierte en el centro de atracción. Si el tirón se mantiene durante el tiempo suficiente, aumenta la cotización del barrio, llega gente «normal». Poco a poco se empieza a saturar y, algo peor, empiezan a llegar quienes pretenden sacar rendimiento de todo aquello y que, curiosamente, suelen ser los que más lo criticaron en su momento.

Cuando se alcanza una masa crítica y mucha gente empieza a hablar de lo que mola, se convierte en un sitio «que tienes que ver». Poco a poco la gente que había convertido una zona nueva o degradada en algo interesante empieza a ser sustituida por quienes tienen capacidad para ocupar los espacios ajenos. Ya no es posible mantener esa conversación de vecinos de barrio porque hay demasiado ruido.

Ese pequeño local que te gustaba o ese espacio modesto que tu habías montado con todo el cariño e ilusión se ve rodeado por quienes te montan una «megatienda» con estética de franquicia o te plantan una valla publicitaria que tapa ese edificio tan coquetón que daba personalidad a aquella plaza. Ese pequeño local en el que había buena música se convierte, de pronto, en un sitio al que van a hacer despedidas de soltero. A partir de ahí empieza la decadencia y se cierra el ciclo.

Al principio todo el mundo se conocía y se apoyaba. Las cosas que se contaban eran creíbles y eso hacía más fáciles las relaciones. Cuando llega la marabunta se multiplican los rumores, los cotilleos, las críticas a escondidas, los chistes a costa de cualquiera que cometa un pequeño error.


Aunque ahora se utilizan términos pedantes y anglosajones como «early adopters» o «hype» para explicar tendencias, especialmente aplicadas a Internet, en realidad, todo está inventado, como siempre. Lo que vemos ya lo hemos vivido.

Estaba pensando todo esto el otro día al ver lo que está ocurriendo en las Redes Sociales en general y en Twitter en particular. Al principio todo empieza como algo raro, para unos cuantos «frikis» a los que se suele criticar. Quienes se mantienen fuera del «barrio virtual» te dicen que no entienden qué interés le encuentras y que no saben para qué sirve. Los que viven ahí o son «habituales» del lugar se relacionan, crean su propio lenguaje y desarrollan un comportamiento adaptado al entorno. Poco a poco van llegando otros visitantes. Algunos sólo llegan, observan y se van pero otros empiezan a establecerse y a montar algo más permanente.

Aunque siempre he sido muy crítico con lo dospuntocero, siempre he estado aquí, en el barrio. He participado en la medida de lo posible y he tratado de echar una mano a los «vecinos». Pero poco a poco, aunque con una velocidad creciente, estoy viendo como el espacio de libertad en el que decidimos irnos a vivir o incluso a montar nuestro pequeño local se está llenando de gente que sólo pretende obtener rendimiento propio.

Antes era un espacio en el que experimentar y equivocarse. Hoy cualquiera debe medir sus palabras porque puede ser machacado por no poner un acento.

¿No estás cansado de ver como algunos grupos, provocadores o empresas se dedican a generar artificialmente «trending topics» en Twitter y a crear estados de opinión a base de «bots» y desinformación? ¿Cuando dejaste de informarte en Internet de las cosas que pasan porque pronto descubres que son noticias falsas, manipuladas o incompletas? ¿Cómo hemos permitido que esos programas de televisión de los que huíamos hayan acaparado los «timelines» de los Medios Sociales? ¿No se supone que las personas podríamos desarrollar una Marca Personal que hiciese frente a las marcas comerciales, políticas o institucionales? ¿Cuánto tiempo hace que no te sientes cómodo en las Redes Sociales porque cualquier cosa que digas podrá ser utilizada en tu contra o convertida en «bullying» en formato meme?

Este post no es impulsivo ni tiene su origen en algo malo que me haya pasado. Afortunadamente no puedo quejarme de la forma en que he sido tratado en mi «barrio virtual» aunque sea el vecino tocapelotas. Pero precisamente por eso, porque me siento cómodo, me apetecía comentarlo antes de que los políticos (especialmente los que hablan de «la gente» y se comportan como multinacionales que dominan el marketing), las fuerzas vivas y quienes tienen los recursos terminen de ocupar nuestro sitio.





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