Como trabajo para otros, no puedo comunicar mi Marca Personal

MarcaLa pasada semana, en un par de ocasiones en sitios y con audiencias muy diferentes, surgió el polémico tema de la imposibilidad de gestionar la visibilidad de tu Marca Personal si trabajas para otros.

Y si eso no fuera suficiente, esta mentalidad se está trasladando a los emprendedores que están desarrollando un proyecto entre varios socios. Me dicen que no es «bonito», ni estaría bien visto que cada uno de ellos tuviese una visibilidad y una personalidad propia. Que la única marca que vale es la del proyecto… aunque este nunca llegue a cuajar.

Ya sé que este es un tema recurrente y, por lo que sigo comprobando, bastante habitual. A pesar de estar en el sXXI, de tener todos muy claro que ya nadie va a estar toda la vida en la misma empresa y que cada cual debe trabajar su prestigio profesional cada día, sigo recibiendo comentarios de quienes me dicen que su organización le prohíbe hablar de su profesión o, algo peor, de utilizar canales o plataformas reales o virtuales en las que hablar de sus aficiones.

Antes de seguir, hay que distinguir muy claramente entre hablar de tu profesión y hablar de tu trabajo en una organización. Lo primero, hablar de tu profesión, significa que vas a aportar ideas sobre aquello en lo que te has formado y de lo que se supone que sabes. Lo segundo, hablar de tu trabajo en tu puesto actual, es algo muy diferente porque puede afectar a tu empresa, sus clientes, sus estrategias o su reputación.

Nadie debería prohibirte hablar de aquello que conoces y que, quizás aunque no siempre, te apasiona. Si estás haciendo algo para ganarte la vida y encima lo disfrutas, muy probablemente te apetezca hablar de ello igual que con cualquier otra cosa que te haga sentir bien. Por lo tanto, nadie, repito, nadie, tiene el derecho a «capar» los canales de comunicación en los que puedas transmitir tus ideas, opiniones y aprendizajes.

Si al terminar la jornada laboral te apetece ir a hacer «parkour«, los fines de semana te da por dar saltos con una moto por el campo o simplemente ponerte hasta el culo de Gintonics, no sólo no dirán nada en tu empresa sino que hasta te pondrán como ejemplo de empleado activo, «molón» y sociable aunque eso pueda afectar a tu trabajo.

Pero si en vez de eso te gusta leer, aprender, formarte y salir y contarlo en un blog, en YouTube o en una conferencia, posiblemente pase muy poco tiempo hasta que te den un toque y te digan que mientras estés en esa empresa, no podrás hablar de tu profesión, de aquello en lo que te has formado y te da de comer.


Las empresas tienen miedo. Aunque digan que sus empleados son su mayor activo, aunque reciban todos los premios de «Mejor empresa para trabajar», aunque presuman de achatar la organización porque confían en «su gente», lo cierto es que creen que si permiten que se comuniquen, van a dañar a la organización.

De lo que no se dan cuenta es que hay más peligro de filtraciones y meteduras de pata en la cola del AVE o en un corrillo en una feria comercial con un par de copas de más que en el blog de un profesional que no ocupa los niveles superiores. Y además, el blog es más fácil de controlar y regular que una conversación trivial en una comida de negocios.

Pero, además, hay otra cuestión. Tal y como se están poniendo las cosas, no ya en el futuro sino en el presente, además de tener varios empleos a lo largo de una trayectoria profesional, quizás acabemos teniéndolos a lo largo de una misma jornada. Si la cosa sigue así, va a ser bastante habitual realizar «trabajos alimenticios» que permitan llegar a fin de mes o simplemente te ayuden a desarrollar una profesión que te guste más… al menos durante unas horas al día.

Por lo tanto, impedir explicita o sutilmente que un profesional hable de su profesión (NO de su trabajo en una organización) no sólo no debería estar permitido sino que es moralmente inaceptable. No entiendo como cuesta tanto darse cuenta que una empresa o un proyecto emprendedor se enriquece con la Marca Personal de quienes lo componen. Que por muy innovadoras que creas que son tus ideas o tu empresa, lo que realmente hace que la gente confíe en ellas es la percepción que tienen de ti las personas con las que te relacionas.

Muchos emprendedores no se dan cuenta que, al menos hasta que arranque su proyecto, casi lo único que van a tener es su reputación, su credibilidad, su trayectoria mostrada y demostrada a través de diferentes canales. Las empresas deberían entender que, igual que hasta ahora un profesional trataba de trabajar en empresas de renombre para enriquecer su currículo, a partir de ahora, serán las organizaciones las que traten de incluir a profesionales con Marca Personal para reforzar su prestigio.

Por lo tanto, está claro que un profesional va a trabajar en varios proyectos a lo largo de su vida (y hasta de su día) y debe tener una identidad propia que los refuerce. Si las empresas no son capaces de capitalizar el prestigio de esos profesionales y tratan de ocultarlos o incluso penalizarlos por utilizar su derecho a demostrar su valor, serán estas las primeras en ser etiquetadas como sitios en los que es mejor no trabajar o de las que hay que escapar cuanto antes.





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