Tu no quieres una Marca Personal

Ahora que no nos oye nadie déjame que te haga una pregunta. ¿De verdad es una prioridad en tu vida dejar eso que algunos llamamos Marca Personal? ¿En serio te preocupa eso del Branding Personal?

Sinceramente, si yo no estuviese metido en esta movida, creo que podría resultarme interesante, quizás le dedicaría algo de tiempo a enterarme de qué va esto igual que veo algunos documentales, pero poco más, porque tengo cosas mucho más importantes en mi vida de las que preocuparme.

Esta forma de pensar se puede aplicar a casi cualquier asunto, concepto o materia, especialmente si está de moda.

¿Significa esto que el Branding Personal no es algo útil, maravilloso y muy atractivo y potente? Pues claro que no. Es eso y mucho más. Lo que ocurre es que tenemos tendencia a perdernos en los nombres, en lo que son las cosas o en cómo funcionan. Esto nos pasa especialmente a quienes nos metemos de lleno en algo. Y poco a poco nos olvidamos de ir a lo principal, a lo que realmente nos preocupa a las personas, que se resume en,

«Y yo ¿qué gano con esto?»

Creo que este es el problema de muchos conceptos y tendencias que suelen ser muy criticadas porque no tratan con materiales sólidos y tangibles. Por eso, a quienes nos dedicamos a estas cosicas del desarrollo personal y profesional se nos acusa de vender humo. Coaching, Mindfulness, Branding Personal, Medios Sociales, GTD, Agile,…

Nos pasamos el día hablando de lo que es y, sobre todo, de lo que NO es lo que hacemos. Explicamos los orígenes. Nos perdemos en debates sobre nombres y denominaciones. Y mientras tanto, lo que conseguimos es que la gente nos mire y se pregunte, «Y todo eso, ¿para qué?».

Pero esto no ocurre sólo con los locos que tratamos de encontrar formas diferentes de hacer las cosas. También sucede con las profesiones «de toda la vida». ADE, Derecho, Química, Ingeniería,… y no te digo nada de los Masters. Vale, ya sabemos todos que te has tirado unos cuantos años estudiando (o haciendo que estudiabas) para que te den el dichoso diploma. ¿Y? ¿Sabrías decir concrétamente qué efecto vas a producir con todo eso que has aprendido?

Porque está claro que no te pagan ni por el esfuerzo ni por un diploma que cada día garantiza menos. Si alguien te va a escoger y quizás, contratar, será porque le has transmitido que vas a conseguir que tenga más de lo que quiere o menos de lo que no quiere.


Si vas por el camino fácil y ofreces y te escondes bajo un título, cargo, metodología o concepto por muy de moda que esté, simplemente serás uno más. Pero si asocias tu nombre a un resultado concreto, consigues eso que tantos asocian con la Marca Personal, diferenciación.

Desgraciadamente, cada día surgen nombres nuevos para denominar cosas viejas. Es como si sólo nos centrásemos en el envase en lugar de trabajar en el resultado. Pero eso tiene su sentido. Es más cómodo elegir una denominación «chula» y «cool» que aprender, crear y demostrar tu valor. En mis cursos me encuentro, por ejemplo, con mucha gente más preocupada por el nombre de dominio que van a poner a su web que a decidir de qué van a hablar en ese sitio virtual o a aportar valor que demuestre de lo que son capaces.

Ojo, que yo soy el primero que ha cometido y sigue cometiendo estos errores. A veces porque nos apuntamos a tendencias que son tan interesantes que no miramos más allá y otras porque vemos tan claros los beneficios que nos parece rarísimo que no lo vean los demás.

Mi solución a todo esto después de estos años tiene varias respuestas.

  1. No te «cases» con un nombre o un término. Las circunstancias cambian y lo que hoy es superglamuroso, mañana ha caído en desgracia. Si vinculas tu identidad a algo, a alguien o a una organización, todo lo que le ocurra a ellos, te repercutirá a ti. Cuando empiezas, eso puede parecer bueno porque te ahorras explicaciones, pero luego puede volverse contra ti porque no tienes el control. Por eso es fundamental que tu nombre siempre, siempre, esté por encima de cualquier concepto.
  2. Presenta siempre el beneficio, el valor, el resultado, no el nombre. Normalmente somos especialistas en pocas cosas. Del resto sólo opinamos «de oidas» o algo peor, basándonos en prejuicios. Por lo tanto, no me digas qué eres o como se llama tu oficio o tu trabajo porque todo el mundo tiene ideas preconcebidas. Mejor explícame que consecuencias positivas generas. Y luego, ya, si eso, te preguntaré como lo haces.
  3. Demuéstramelo. Si consigues ponerme cachondo con lo que dices que puedes hacer por mi, lo siguiente que necesitaré es que me des alguna prueba que lo justifique. Esto es especialmente necesario cuando hablamos de conceptos más «etéreos». Testimonios, consejos, ejercicios,… Daaaame argo.

Así que, ahora que no nos oye nadie, creo que nos ha quedado claro que tu no quieres una Marca Personal. Lo que a ti, y a mi, nos interesa es que si dejamos una huella profunda, memorable y visible tendremos más oportunidades de ganar más pasta y/o dedicarnos a lo que nos apetece y/o ser más libres y/o dejar un mundo mejor y/o…

NOTAS: Eventos en abierto en los que participaré la próxima semana.

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