Dime algo que no sepa

«Sé tu mismo», «Hazte tarjetas de visita», «Crea un blog», «Pon un avatar chulo», «Elige un buen título para LinkedIn».

Yo no sé tú, pero últimamente, cada vez que alguien escribe algo sobre Marca Personal, repite los mismos tópicos una y otra vez. Ah, y por supuesto, que no falte la absurda definición de la Wikipedia: «La marca personal, en inglés personal branding». Manda huevos. Si quieres una explicación genial, mira la de Guillem.

Me imagino que esto de utilizar siempre los mismos consejos, recomendaciones y citas cortipegadas debe ocurrir con cualquier otra materia. ¿No te ha ocurrido que cuando buscas algo en Google, los enlaces te llevan a los mismos sitios o a sitios distintos pero con los mismos contenidos? Y ya no me refiero a que unos plagien a otros sino que parece que se han agotado las ideas y siempre se repiten las mismas.

Supongo que es lógico que suceda esto. No se puede estar inventando la pólvora cada día. Y creo que en la mayoría de las cosas en este mundo llega un punto en el que está casi todo dicho. No digo que no pueda haber avances o mejoras, pero ya no serán ni tan frecuentes ni tan llamativos como al principio.

Cuando preparo un tema nuevo y busco bibliografía, he comprobado que a partir del sexto o séptimo libro, como mucho, es difícil encontrar algo realmente distinto o que otros no hayan propuesto.

Hace unos días, comentaba con la gente del programa de Silvia te Orienta, que, en esto de la Marca Personal ya está dicho casi todo. Supongo que me he ganado el derecho a afirmarlo. Eso no significa que el Branding Personal haya dejado de ser importante y necesario, todo lo contrario. Pero ya es hora de dejar de repetir los mismos tópicos y ponerse a ejecutar lo que se dice.  Y hablo de Marca Personal porque es lo que conozco, pero creo que podría aplicarse a casi todo lo que circula por dospuntocerolandia.

Cuando se dice que el vídeo va a ser lo que va a «petar» en los próximos meses o años, lo que me temo es que simplemente va a ser otra forma de volver a decir lo mismo pero viendo el careto de una persona y con algunos efectos digitales «originales» (equivalentes a las animaciones en Powerpoint o las de Flash en las viejas webs del 2000). Digo eso en un momento en el que, si nada lo impide, retomaré YouTube como canal de comunicación. Pero precisamente lo que me retrasa es el miedo a no aportar nada nuevo.


Creo que una posible salida a esta situación de estancamiento y repetición de ideas puede ser empezar a dar más peso a la forma, al estilo, a una linea editorial propia. No se trata tanto de decir lo QUÉ hay que hacer sino de situarlo en un contexto. Dime algo que no sepa o, al menos, dímelo de tal forma que parezca nuevo o me aporte un punto de vista distinto.

Por ejemplo, no me digas que hay que tener un blog, explícame alguna experiencia propia o de alguien cercano de las consecuencias (positivas, negativas o neutras) que ha tenido poner en marcha ese sitio en La Red. No me digas una vez más que debes «ser tú mismo», cuéntame una historia en la que eso ha influido en el éxito o fracaso de alguien. O mejor aún, en tu proyecto personal o profesional.

Dicen los que saben de «Storytelling» que el número de tramas y de personajes que existen son limitados. Y con esos elementos finitos se ha construido la historia de la literatura y del cine. Pues con el Branding Personal y con todo, ocurre lo mismo.

Me dice WordPress que este es mi post 1.743. Evidentemente no he tenido 1.743 ideas geniales. Seguramente he estado dándole vueltas a un par de docenas de conceptos durante los 14 años que llevo hablando de esto. Pero creo que, poco a poco, he ido cogiéndole el puntillo y dándole un estilo propio. Te sugiero que hagas lo mismo.

Cuenta historias personales que tengan que ver con lo que planteas. Conecta experiencias propias y ajenas, reales o de ficción con las propuestas o consejos que quieras compartir. Y sí, «sé tu mismo» pero en el sentido de que cuando te lea o te vea en una web me transmitas lo mismo que percibiría si te tuviese ahora mismo delante y nos estuviésemos echando unas risas. Si te limitas a repetir un decálogo publicado infinitas veces, te conviertes en irrelevante . Posiblemente el comentario que más me ha gustado sobre mis libros es el de alguien que me dijo que cuando los leía parecía que me estaba escuchando.

En relación a esto hay otra tendencia que me incomoda bastante a la hora de presentar los contenidos. Me refiero a esa tendencia a hacer extravagancias, a provocar, a ser divertido porque sí, a hacer vídeos que pretenden ser distintos pero que parece que tratan de imitar el estilo más cutre de los YouTubers. Joder, si vas a hablar de consultoría, de mindfulness o de productividad ¿Qué sentido tiene comportarte como el Rubius? ¿Es que no puedes «ser tú mismo»?

No digo que no trates de hacer las cosas del modo más ameno posible, pero una cosa es que utilices tu propio estilo como elemento diferenciador y otra es que este termine ocultando lo importante. El continente puede y debe ser un refuerzo del contenido (o de los contenidos, más bien), pero nunca un sustituto.





Compartir esta publicacion