Hacer menos personal la Marca Personal

Decía en algún post anterior que tengo intención de retomar pronto mi canal de YouTube. Si no lo he hecho hasta ahora es porque no quiero utilizar un canal porque «hay que usarlo». Si me pongo con ello es porque tiene algún sentido y ofrece algo que, en forma o fondo, no exista o no sea demasiado habitual.

Pero hay otra razón que me frena. Me refiero a que cada día me gusta menos ser el protagonista de nada. Siempre he preferido mantenerme en un segundo plano. Quienes me conocen bien, lo saben.

Podrías decir que esto es absurdo cuando una parte de mi trabajo consiste en subirme a un escenario. Pero es que yo me veo a mi mismo como un simple canal de transmisión de un mensaje. Y si bien subo algunas fotos mías cuando estoy «en acción» profesional, en plataformas más personales como Instagram aparezco en muy contadas ocasiones.

Una de las razones por las que puse en marcha este concepto hace catorce años fue la de hacer lo posible para que se nos valore por lo que hacemos, no por lo que parecemos. Podría psicoanalizarme y descubrir las razones profundas de todo eso. Quizás me parecía injusto que se promocionase a quienes hacían más política de pasillos en las empresas en las que estuve. Quizás no me gustaba que las personas menos preparadas o con mejor presencia se llevasen todo el mérito. No lo sé. Pero esa era la intención.

La Red parecía que ofrecía una posibilidad para conseguirlo. Y además, parecía que se valorarían más tus aportaciones que una popularidad basada en cuestiones externas o superficiales.

Si aplicamos la idea de que los medios de comunicación deben Formar, Informar y Entretener, en su momento pensé que en dospuntocerolandia podría existir un buen equilibrio.

Sin embargo, veo que poco a poco la capacidad de adquirir conocimientos va perdiendo peso a toda velocidad. La parte informativa casi desaparece porque las noticias, o son irrelevantes o nunca sabes si son ciertas. Pero eso sí, el entretenimiento se extiende como un virus. Hoy parece que hay que ser divertido, extravagante, provocador y llamar la atención por encima de todo y en todo momento.

Desgraciadamente, en este ambiente que anima a hacerlo todo divertido, entretenido y superpositivo parece que nos vemos arrastrados a subirnos al carro.


Es muy fácil caer en la tentación de lanzar un «tuit» pendenciero, agresivo o ultraempalagoso, grabar un vídeo con mucho efecto visual o mostrar en Facebook aspectos de nuestra vida en los que aparezcamos en momentos de ocio. Pero no basta con subir una foto jugando al parchís con la familia, tiene que ser algo más radical o «diferente».

Ay, esa maldita obsesión por creer que la diferencia de una Marca Personal se basa en lo que pareces y no en lo que haces o cómo lo haces para cambiar las cosas.

Es cierto que, cuando hablamos de Marca Personal aplicada a tu proyecto profesional, no sólo es bueno sino necesario mostrar facetas de tu vida más allá de tu trabajo. Eso va a facilitar la conexión, la confianza y la sintonía en valores. El problema (desde mi punto de vista) viene cuando esa especie de regla de pareto 80/20, profesional/personal de lo que se publica se da la vuelta y donde antes había contenidos interesantes ahora sólo vemos a gente postureando.

Si lo que estás pensando es que en Internet cada uno puede hacer lo que le apetezca (dentro de la legalidad) te diré que AMÉN, faltaría más. Y yo seré el primero en defenderlo. Pero desde el punto de vista del Branding Personal, que es mi negociado, creo que, aunque parezca contradictorio, hay que ser muy cuidadoso con el peso de lo PERSONAL. Y cuando hablo de PERSONAL, aquí me refiero a las facetas más privadas, íntimas o no relacionadas con el trabajo.

Llámame aguafiestas si quieres pero no olvides que el Branding Personal trata de conseguir posicionarte como alguien con una serie de atributos y cualidades. Como alguien capaz de aportar valor. Así que, si la capacidad de atraer la atención de la gente en tu trabajo es cada día menor y basas tus impactos en cuestiones que no centran el tiro en lo que deseas transmitir, tu Marca Personal se debilita. No niego que te van a percibir como un tipo/a con quien apetece irse de cañas o practicar deportes de riesgo, pero no sé si eso va a animar a alguien para contratar tus servicios como abogado, fontanero o coach.

Ojo. Yo mismo he cometido algunos de estos errores (si es que pueden considerarse así) que comento. Pero precisamente por eso lo cuento. Es muy estimulante sentirse ¿querido? o recibir un puñado de «me gusta» a una foto «divertida» en la que estás comiéndote una hamburguesa pero eso mismo puede ser adictivo y desviarte de tu camino. Ya sabes, el reconocimiento que decía el viejo Maslow.

Creo que la huella, la Marca Personal es algo que debe quedar cuando tu ya no estás. Así que, lo importante no eres tú sino el efecto que produces. Si inviertes las prioridades, todo esto pierde su sentido.

Como te digo, mi intención es hacer menos Personal mi Marca Personal. Veremos si eso es posible.





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