Lo mejor y lo peor de ser un profesional libre

Hace unos días, una persona me preguntaba qué era lo mejor y lo peor de montártelo por tu cuenta, de buscarte la vida sin jefes. La respuesta es sencilla.

Lo mejor es que no vas a recibir órdenes de nadie. Lo peor es que no vas a recibir órdenes de nadie.

Así que, lo que en principio es una bendición, puede acabar convirtiéndose en tu mayor dolor de cabeza.

Cuando trabajas para otros, podrás pensar que tu jefe es imbécil. Que no tiene ni idea de lo que está haciendo. Que tú lo harías mucho mejor. Pero, lo cierto es que, al final del día, te vas a casa con la sensación del deber cumplido (o no) porque has hecho lo que te han dicho.

Creo que eso, incluso por encima de la falsa seguridad laboral de un contrato indefinido, es lo que hace que la gente sea tan empleodependiente.

Porque el gran problema de quedarse sin empleo, o mejor dicho, sin tu único cliente, además de la falta de ingresos, es la respuesta a la pregunta, «Y ahora, ¿Qué tengo que hacer?»

Un empleo es como un viaje organizado o uno de esos paquetes que ofrecen los cruceros. Sabes que pagando un precio, vas a poder olvidarte de tener que tomar muchas decisiones y vas a tener barra libre de algunas cosas más o menos intrascendentes.

Cuando no diseñas tus propios planes, acabas atrapado en los de otros

El precio que vas a pagar en un empleo es tu libertad. Ganar lo que realmente mereces si tu capacidad está por encima de lo que te piden o valoran. Mantenerte invisible porque a la empresa no le interesa que tu Marca Personal sea conocida y reconocida o simplemente porque llegas tan agotado a casa, que lo último que te apetece es dedicar unos minutos a mostrar y demostrar tu valor profesional.

Se critica muchas veces a los jefes que dicen que no pienses, que hagas lo que se te ordena y punto. Pero he escuchado a muchos profesionales que presumen de limitarse a hacer lo que les dicen y les aconsejan a otros que actúen del mismo modo.

Pero la Marca Personal se basa en la responsabilidad individual, en la obligación de tomar tus propias decisiones y asumir las consecuencias. Por eso, y sólo por eso, el Branding Personal seguirá siendo un concepto minoritario. El problema no es dominar el SEO, presentar una imagen atractiva o tener una oferta superespectacular. Que va. La barrera insalvable es la de hacer lo que tenemos que hacer sin que nadie nos lo diga.

Pero claro, para escoger las tareas que debemos realizar, debemos hacer ingeniería inversa. Es decir, que debemos empezar por el final. Y ese es otro de los problemones a los se enfrenta la mayoría de la gente.


Lo primero que hay que decidir es qué narices quieres conseguir. Si se trata de trabajar como cuentajenado, la cosa es muy sencilla. Simplemente tienes que enviar currículos a diestro y siniestro y cruzar los dedos hasta que se te corte la circulación.

Pero si quieres ser libre, la cosa es algo más jodida. En primer lugar porque eso implica que tienes más o menos claro hacia donde dirigirte, por qué vas a hacerlo, que vas a ofrecer a cambio y qué líneas rojas no vas a cruzar. O lo que es lo mismo, Visión/Objetivos, Motivación, Misión y Valores.

Cuando trabajas para otros, eso ya te lo incluyen cuando firmas tu contrato. Pero cuando trabajas para ti, el contrato es contigo mismo. Y, ah amigo/a, ese si que es un jefe puñetero.

Lo interesante es que cuando tienes elegido (más o menos) el destino, el punto B, el Objetivo, «sólo» tienes que unir la línea de puntos con tu situación actual o punto A. Y, a partir de ahí, establecer metas, identificar opciones, decidir lo que quieres cambiar y escoger las acciones o tareas oportunas. O lo que es lo mismo, diseñar tu plan.

Y eso es lo que hacen los jefes. Por lo tanto, si pretendes dejar de ser un simple ejecutor de las decisiones de otros, tendrás que empezar a pensar como ellos.

Si te limitas a ser muy bueno realizando tareas mecánicas o repetitivas por muy sofisticadas o importantes que creas que son, serás fácilmente sustituible por otras personas más baratas o por una máquina.

Pero si eres capaz de salir del huevo y ser tú quien decida donde quieres ir y como llegar ahí, entonces tu valor aumenta. Y algo todavía más importante, la línea divisoria entre trabajar para ti o hacerlo para otros, se irá diluyendo porque cuando te acostumbras a elegir tus metas y a diseñar planes para alcanzarlas, te conviertes en alguien que cambia las cosas, que deja huella, y eso es aplicable tanto dentro de una organización como si decides ir por libre.

Así que, si hoy me preguntasen sobre la cualidad más importante para sobrevivir profesionalmente no diría que es una cualidad, habilidad o conocimiento concreto, sino la capacidad de decidir, de diseñar estrategias y trazar planes. El problema es que lo que nos inoculan es justo lo contrario, «niño, deja ya de joder con la pelota».

NOTA:

Esta semana hablamos en Street Personal Branding de un tema que también tiene una parte importante de toma de decisiones, de asumir responsabilidades y de establecer objetivos. Se trata del Networking o la gestión planificada y consciente de tu red de contactos.





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