Estándares. Ponlo fácil

Un día tienes un problema o quieres hacer una consulta a una de esas empresas, organismos o administraciones que se pasan el día anunciándose a través de todos los medios posibles presumiendo de cercanía al cliente/ciudadano y de que las personas somos lo más importante para ellas.

Llamas por teléfono y entras en ese proceso infernal de tratar de entenderte con una máquina. Si tienes mucha suerte y superas todas las pruebas, es posible que, tras veinte minutos de conversación de besugos y música pensada para crispar los nervios, la máquina te diga que todos los operadores están ocupados y que llames más tarde. Cuelga. Y tu te acuerdas de toda su familia y la de los programadores de esa tortura.

Ah, y todo eso si tienes la suerte de localizar un teléfono al que dirigirte en vez de tener que conversar con un «bot» que alguien debió de programar con un ZX Spectrum de 16K.

Otra situación.

Entras en una página web de un producto o empresa que te interesa, o incluso en la de una persona que ofrece algo que parece útil. Y cuando decides dar un paso más y tratas de ponerte en contacto con ellos, te encuentras con un puñetero formulario para pedir audiencia y esperar que te responda quien esté al otro lado de la pantalla.

Facilítame la vida

Los Estándares están Incluidos en el Módulo Prestigio.

Creo que si hay algo que podemos hacer los profesionales para elevar nuestros Estándares es conseguir que las relaciones con nosotros sean más sencillas.

Si queremos que nos tengan en cuenta, deberemos hacer lo posible para que, cuando alguien tenga el más mínimo interés en saber más de nosotros, no tenga que perder tiempo en conseguir esa información que, quizás, le de el último empujón para decidirse.

Hay una regla que suelo seguir y es la de contestar inmediatamente a quienes me escriben o llaman, salvo que en ese momento me sea imposible.

Los clientes actuales o potenciales agradecen mucho el que contestes a vuelta de correo electrónico. Es más, a veces suele ser un factor decisivo a la hora de conseguir una oportunidad o porque perciben que es cómodo trabajar contigo o porque tienen prisa en recibir una propuesta y la tuya llega antes que las demás.

Existe una estúpida idea de que hay que hacerse el interesante. De que si alguien se pone en contacto contigo, es mejor esperar a que pasen unas horas para dar la sensación de que eres una persona superocupada. Pues quizás eso le funcione a alguien, pero además de una falta de respeto y de educación, me parece un error que te va a etiquetar como alguien con quien es farragoso trabajar.

Ojo, esto no significa que responda a todo el mundo. Este es un tema del que ya he hablado en otras ocasiones. Suelo recibir muchas consultas y peticiones de personas que, como nos ocurre a muchos profesionales libres, confunden tu trabajo con una asesoría gratuita y esperan que les regales tu tiempo… y que se enfadan, incluso lo comentan en las redes si no lo haces.


Pero si eres capaz de diferenciar ser ACCESIBLE con estar DISPONIBLE, entonces las cosas irán bien.

Accesible vs Disponible

Ser accesible consiste en tener abiertos todos los canales posibles para que alguien pueda llegar a ti. Por ejemplo, hay gente que se sorprende de que ponga mi teléfono móvil y, por supuesto, mi dirección de correo, en mi página web. Piensan que constantemente estoy recibiendo llamadas, pero no es así. Si eso llegase a ocurrir, ya tomaría alguna medida, pero creo que es mejor facilitar el contacto.

Estar disponible es otra cosa que, como te digo, suele confundirse. El que alguien pueda contactar contigo con facilidad no implica que consideres interesante cada contacto. Y eso es algo que debería ser fácil de entender, pero no siempre es así.

… y que te faciliten a ti la vida

Cuando hablamos de Estrategia Personal, todo es bidireccional. Es decir, que es verdad que si tu facilitas las cosas, es posible que aumenten tus opciones de conseguir lo que quieras, pero también hay que verlo desde tu punto de vista.

Quienes trabajamos por nuestra cuenta solemos andar agobiados de tiempo, así que, a la hora de decidir con quién hacer negocios, deberemos tener en cuenta si el esfuerzo va a merecer la pena. Te pongo un ejemplo.

En algunas ocasiones te encuentras con un potencial cliente que se interesa por tu trabajo, así que, cuando se convence y ya te pone fechas y te especifica lo que le interesa, empieza el lío.

De pronto empieza a pedirte documentación de todo tipo. Justificantes de estar dado de alta en la Seguridad Social, de estar al tanto de los pagos, de tu cuenta en el banco, de… en algún caso me ha costado un poco más conseguir el polvo de cuerno de unicornio y un kilo de antimateria, pero como ya estás acostumbrado, pues lo haces. Pero a la próxima te lo piensas y, si puedes, se lo cuentas a tus colegas para que estén advertidos.

Lo curioso es que quienes te lo ponen tan complicado suelen ser las empresas u organismos más grandes, los que peor te pagan y los que más te exigen. Así que, aunque no está la cosa como para decir que no a nadie, este es un tema que hay que tener en cuenta porque puede que esté robando parte de tu esfuerzo a quienes realmente merecen la pena.

Dejad que los clientes/empleadores lleguen a mi

Aunque te estoy hablando desde mi punto de vista, el de un profesional libre, todo lo que te digo es aplicable a cualquier situación profesional. Da igual que busques empleo, que trabajes en una empresa o que estés estudiando. Lo importante es que estés a mano cuando alguien busque a alguien como tú.

Primero tienes que hacerte visible mostrando lo que sabes hacer y eso será más sencillo si tienes un sitio propio como un blog, si te atreves a ponerte delante de un grupo de gente y contarles lo que haces o simplemente relacionándote cara a cara con quien creas que puede necesitarte o conocer a alguien que te necesite.

Inmediatamente después debes ofrecer todas las opciones para que el contacto sea lo más rápido, directo y personal que sea posible. En un mundo en el que todo se despersonaliza, si incluyes este factor en tus Estándares profesionales, puede que se convierta en un elemento diferenciador que incline la balanza a tu favor.





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