¿Hay algún rebelde por ahí?

¿Se puede organizar la revolución desde dentro del sistema? ¿Se puede hacer algo por cambiar las cosas en este mundo en el que todo está medido y valorado?
Yo creo que si y cada día recibo más señales que lo confirman. Pero sobre todo estoy recibiendo una respuesta inesperada por parte de la mayoría de las personas con las que hablo de mi proyecto.

Detrás de la coraza que muchas personas se han creado y que trata de ocultar lo que ocurre detrás, se están moviendo muchas cosas que están luchando por salir. Es muy frecuente, tanto que ya ni me sorprende, que personas con las que llevas hablando toda la vida o con otras con las que solo has tenido un trato superficial se abran en cuanto les hablas de deseos, sentimientos y pasiones. ¿Tanto les cuesta a las empresas entender esto? ¿Es que no se dan cuenta de que los negocios los hacen las personas y no los ordenadores o los «Cuadros de mando»?

He pasado muchos meses dandole vueltas al enfoque que debo dar al concepto de Marca Personal para llegar a convencer a los responsables de que deben cambiar su forma de gestionar a las personas si quieren que sus empresas sobrevivan. Y he llegado a una conclusión: No todas las empresas ni todas las personas están preparadas para un cambio como el que propongo. Y no haberme dado cuenta antes de ese hecho es un error de marketing de principiante, lo admito.
Sin embargo, también he descubierto, a veces por casualidad, que hay otras empresas y personas con vitalidad, con iniciativa, con ganas de probar algo diferente. Y es a esas personas y compañías a las que quiero dirigirme.
Casualmente (¿o no?), la mayoría de estas empresas frescas, creativas y con iniciativa, están gestionadas por mujeres de un modo u otro. Pero da lo mismo, también he conocido muchos hombres con los coj. suficientes como para no ocultar su forma de pensar y dejar bien claro lo que quieren y tienen confianza en la existencia de otras formas de relacionarse profesional y personalmente.

Asi, que si conoceis algún rebelde aunque esté oculto tras una mampara de cubículo, aprisionado por una corbata barata o viajando en tren de cercanías a las siete de la mañana con «El código Da Vinci» en las manos, decidle que no pierda la esperanza y que todavía pueden cambiar las cosas. Mejor dicho, YA HAN EMPEZADO A CAMBIAR.


Os dejo un par de frases que leí el otro día en un libro precioso sobre las marcas que se titula Lovemarks:

Si crees que eres muy pequeño para causar algún tipo de impacto, intenta irte a dormir a la cama con un mosquito.

y otra

Si puedes soñarlo, puedes hacerlo. Walt Disney


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