Productos y personas sin marca

Hace unos días me envió esta foto una persona que ha estado viajando por China. Se trata de una tienda de la cadena de Supermercados DIA. Se da la circunstancia de que en esa empresa pasé cinco años de mi vida negociando productos para varios paises con la marca de la cadena. A pesar de lo que pueda parecer por el aspecto de sus tiendas (la importancia de las percepciones) os puedo decir que durante el tiempo en que yo trabajé allí tanto la calidad de sus productos como la gestión de la empresa eran absolutamente modélicas. Su director general Javier Campo es, en mi opinión, uno de los mejores gestores y con mejor visión empresarial de este país. A diferencia de otros, este ejecutivo apenas aparece en los medios, lo que me parece otra muestra de su inteligencia.

Pero a lo que iba. Esta foto me ha hecho reflexionar sobre las marcas, las personas y el futuro. China es un país que historicamente ha evitado que sus ciudadanos destacasen o sobresaliesen, obteniendo una uniformidad física y de pensamiento casi de película de ciencia ficción. La opresión comunista y la eliminación de cualquier rasgo de disidencia o de pensamiento independiente ha conseguido crear una sociedad empobrecida económica e intelectualmente. Las tímidas aperturas de los últimos años han empezado a cambiar las cosas. Mientras tanto, la rigidez de las normas y los procedimientos, los escasos costes laborales y la carencia de costes de desarrollo de productos propios han permitido que sus productos inunden el mercado mundial.

¿Es ese el camino a seguir? Pues yo creo que no, pero nuestras lumbreras nacionales parece que sueñan con vernos montando en bicicleta y con esas chaquetillas tipo Mao. Toda su obsesión es reducir los costes y tener controlado al personal. NO PIENSES, HAZ LO QUE SE TE DICE, CUANDO QUIERA TU OPINIÓN, TE LA PEDIRÉ. Esa es la filosofía de nuestros políticos y directivos de las grandes empresas. Por supuesto que no lo dirán en público, pero eso es lo que piensan en privado.
Estarían encantados de pagar sueldos de Beijing a profesionales de Madrid, La Coruña o Valencia. Y esa es la tendencia.


Creo que DIA puede tener un tremendo éxito en aquel país porque presenta unos productos baratos y sin personalidad en un país con baja renta y con pensamiento único. Pero ¿Acaso nuestro futuro va a ser el de convertirnos en trabajadores sin marca para sostener industrias y empresas grises y sin imaginación?

Los profesionales de nuestro país todavía tenemos una formación, una visión de la vida y una libertad que no tienen en China. Pero ¿Cuanto se va a tardar en dar la vuelta a la tortilla?


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