Imágenes veraniegas: Zona de techo bajo
El otro día por uno de los túneles del metro vi esta imagen: Precaución, zona de techo bajo. Y por deformación profesional lo apliqué al concepto de Marca Personal.
Nos estamos acostumbrando a los techos bajos en las empresas. Pueden ser de cristal (especialmente las mujeres) o simplemente es que nos meten a presión en reducidas estructuras reales (cubículos) o virtuales (organigramas).
Me acordé de algunas escenas de Como ser John Malkovich.
Hemos aceptado sin rechistar que lo que hay son lentejas, si quieres las tomas y si no, las dejas. Pero esto no es así. La altura del techo la ponemos nosotros o simplemente nos salimos de la estructura.
Dicho en cristiano (con perdón): Nosotros somos responsables de nuestro valor percibido. De la altura de nuestro techo.
O lo que es lo mismo, si lo que haces ahora como empleado, lo hicieses como profesional independiente ¿Cuanto valdría?
Si pudieses gestionar tu tiempo y no estar pendiente de las «manías» de otros ¿Cuanto aumentaría tu rendimiento?
Si pudieses hacer todo lo que sabes y no solo «lo que dicen los procedimientos» ¿Cual sería tu valor añadido?
Piénsalo por un momento. Y olvídate del COMO. Aunque no te lo creas, es lo más facil.
No te pregunto cuanto ganas sino cuanto vale lo que haces.
Cuando empiezas a trabajar, te adaptas a un perfil, unas competencias, una «job description» y eso tiene un precio (ridículo) en el mercado. Son esos listados que puedes ver de vez en cuando en la prensa económica. Son los techos, cada día más bajos.
Y ahí empieza el problema. Cuando firmas tu contrato dejas de ser tú, te empaquetan, te encasillan y hasta te dan un nombre que ponen en tu tarjeta de visita.
Eso está bien, produce cierta sensación de orden, de control que tanto gusta a los de RRHH. Sin embargo, elimina todo aquello que se sale de la norma. Y con el tiempo, acabas aceptándolo incluso tú. Ya tenemos un «profesional commodity», a granel.
Lo que te propongo es salir de esa situación y que des el salto a la marca.
Empleados encasillados hay muchos, demasiados.
Profesionales con marca hay muy pocos.
Piensa un poco.
¿Qué te diferencia del resto?
¿Qué puedes hacer para distinguirte aunque no esté especificado en tus funciones?
¿Como puedes salir de la mesa de saldos y dar el salto a la cabecera del lineal?
Y algo más. Si sacases tu trabajo/servicio al «mercado libre» ¿Cuanto valdría?
Si es poco ¿Qué puedes hacer para aumentar su valor?
Si es mucho ¿Qué haces regalando tu producto/servicio?
Ponte en el lugar de un posible cliente y hazte estas preguntas:
¿Que puedes hacer por nosotros?
¿Que quieres a cambio?
Piensa como un proveedor de servicios, olvídate de pensar como un empleado.
Eleva tu techo o algo mejor, rómpelo.