Valores, consonantes, políticos e intangibles
Creo que no descubro nada si digo que el ambiente político está crispado, nos está poniendo de los nervios a quienes nos gusta seguir las noticias. Si escribiese un SMS de esos que tanto gustan ahora y que describiese la situación sería algo así:
A pesar de ser solo cuatro consonantes, unos lo interpretarán como una afirmación, como una acusación, como una constatación de que en una negociación siempre hay un toma y daca.
Otros lo tomarán como un deseo, como una petición para acabar con un problema.
Los que me conoceis sabéis de que pié cojeo, pero trato de ser neutral cuando se trata de hacer análisis ideológicos. Y hoy quiero interpretar lo que ocurre en clave de Marca.
Creo que a estas alturas ya sabemos diferenciar Producto y Marca.
El producto es capaz de satisfacer una necesidad. Un coche, un detergente, un seguro de vida o una aspirina. Los gobernantes también deberían darnos un buen servicio y punto. El problema es que tanto los productos comerciales como los gubernamentales se han convertido en «commodities». Y eso a pesar de que muchos de los servicios que nos proporcionan son caros, ineficaces y de una calidad pésima.
Los automóviles, las salchichas o los geles de baño son todos similares y de buena calidad. Sin embargo, los servicios que proporcionan los gobiernos son homogeneos, grises y menos fiables que un preservativo de «los chinos». Lo que por otra parte es habitual en mercados en los que la competencia se reduce a solo dos o tres competidores.
La economía ya casi no depende del ministro de turno. El mantenimiento de las carreteras no va a sacar a nadie a la calle (y menos un día de futbol). La negociación de las cuotas de cereal no nos excita demasiado. En definitiva, el producto gubernamental se ha convertido en Marca Blanca.
De hecho, los regímenes totalitarios se mantienen por dos razones, la represión contra los que no están de acuerdo y la ideología para los que están a favor. La economía o la calidad de vida no son lo más importante.
Por lo tanto, ¿que hacen los ideólogos que quieren dar valor a su producto?…
Exacto, construyen una marca. Y en ese momento entran en juego los intangibles. Los sentimientos, los valores de los que tanto hablo aquí, las creencias y los principios. Y los manejan a su antojo. ¿En que lugar está la libertad? ¿y la vida? ¿y el estado de derecho? ¿y la democracia? No hay una escala rígida, depende del momento en el que se encuentre el político que gobierne.
Si hay algo que perjudica a una marca personal o comercial es tener unos valores inconsistentes, porque deja de ser fiable. Puede que los principios que defiendes no sean aceptados por todos, pero eso es preferible a no tener ninguno o a adaptarlos a tus intereses.
Porque es la marca la que hace que algo adquiera valor, la que hace que los seguidores, clientes, fans, votantes o tribu se sientan identificados. Las especificaciones, las características, los prospectos o los programas electorales no le importan a nadie. Lo que «engancha» es lo intangible. El prestigio de los Ferrero Roché, la rebeldía pija de Hugo Boss (Don´t imitate, innovate), la solidaridad de la izquierda o la seguridad de la derecha.
Los políticos se han dado cuenta de que la lucha actualmente está en los valores. Por lo tanto, es imprescindible hacer una investigación de mercados ideológica y descubrir aquellos que están asociados al mayor número de personas.
Y hay que reconocer que en eso, en asociarse a valores que «molan», la izquierda se lleva el gato al agua.
Y en este momento estamos inmersos en una batalla de valores.
¿Libertad o Paz?
¿Morir de Pié o Vivir de Rodillas? (La Pasionaria)
¿Historia o Memoria?
¿Religión o Educación para la Ciudadanía?
¿Las Mejores o Las Mujeres?
¿Persona o Sociedad?
¿Talento o Talante?
¿Ganar las Elecciones o Ganar las Elecciones?
Todas estas son batallas ideológicas, de valores. Aunque no sea evidente ni inmediato, el que se decanten a un lado o a otro va a influir en nuestras vidas cotidianas. Lo que ocurre es que mientras se discute sobre el sexo de los ángeles, la sanidad va a peor, la educación lleva años en coma y la seguridad no existe.
Entiendo que para un político, jugar con intangibles es muy estimulante, pero antes deberían arreglar los tangibles. ¿O eso es solo cosa de la derecha?
Por cierto, ¿Hay Marcas Personales en la política? en mi opinión NO. Solo hay soportes publicitarios humanos, simples altavoces de lo que dicen los estrategas de partido. Y estos a su vez se basan en los datos que les proporcionan las investigaciones de mercado sobre los valores de los votantes.