Deja de pedir perdón. Marca Personal y Responsabilidad
Supongo que en los negocios como en cualquier aspecto de la vida es facil dejarse llevar. Tenemos esa necesidad humana de tratar de contentar a todo el mundo.
Por lo general, eso no suele producir demasiados problemas. Como mucho puede llegar a ser simplemente incómodo.
Al escribir un blog o al hacer «visibles y notorias» tus actividades, la tentación de no desagradar se convierte en un elemento que puede desviarte de tu objetivo.
Cuando se trata de desarrollar Marcas Personales hay que estar muy vigilante para que «el qué dirán» no se convierta en una amenaza para la autenticidad y la consistencia. Ya no se trata de lo que opinará una persona concreta sino de lo que piense algo tan abstracto y difuso como «la sociedad» o «la comunidad». Y todavía algo peor, con demasiada frecuencia actuamos en función de lo que pensamos que los demás van a pensar.
¿A que viene todo esto? Pues a que suelo caer en el error que comentaba antes en más ocasiones de las que me gustaría. Me explico.
Las empresas, instituciones, ONGs, partidos políticos, gobiernos, naciones o incluso La Iglesia recurren a herramientas de marca y marketing para «colocar» sus productos, ideas o servicios.
Su objetivo es influir, convencer, ganar dinero, votos, fieles o conseguir que se hagan determinadas cosas. Eso no es malo ni bueno, todo depende de la finalidad que se busque con ello. Nuestra sociedad está montada así y no nos va mal. Si fuese políticamente correcto debería decir que hay mucha gente que sufre y bla, bla, bla,…
Cuando una persona intenta desarrollar su Marca Personal para conseguir lo mismo, influir (a sus hijos, colaboradores o headhunters), convencer (de un ascenso, el sitio de vacaciones o a quién elegir presidente de la comunidad de vecinos) o ganar dinero (para sobrevivir, para comprarte la Wii o para darlo a Cáritas) empiezan a aparecer voces críticas y acusadoras.
Estoy cansado de tener que ir pidiendo disculpas por cosas de las que no soy responsable. Los medios de comunicación nos han inoculado la idea de que cada uno de nosotros es responsable directo de las desgracias de este mundo.
¡Ya está bien! Creo que la mayoría de la gente que conozco hace lo que puede por mejorar las cosas o al menos no empeorarlas. No conozco a mucha gente de mi entorno que tenga una tienda de minas antipersonas, que haya masacrado a los indios de norteamérica o que se esté beneficiando de la pobreza de África.
Señores influyentes ¡Dejen de manipular los sentimientos de la gente para tenernos preocupados, paralizados, asustados, deprimidos o culpabilizados! Entiendo que es una forma muy eficaz de controlar y eliminar las voces discrepantes, las Marcas Personales que piensan por si mismas. «No te quejes que al menos tu sigues en la empresa», «no pidas un aumento porque hay otros que están peor», «no trates de tener una vida sin pasar agobios económicos porque eso es egoismo»,…
No me importa que me acusen de lo que quieran por intentar influir, convencer o ganar dinero para poder hacer cosas para mí y para otros.
Creo que es mucho más honesto, sincero y mentalmente saludable que proclamar que no tengo ninguna intención de influir, convencer o ganarme bien la vida.
Pide perdón por tus errores pero deja de pedir perdón y de sentirte culpable por los pecados de otros. No dejes que otros se conviertan en tu conciencia porque seguramente son los que influyen, tienen medios para convencer y por supuesto viven mucho mejor que tu gracias a nuestro sentimiento de culpa.
He dicho muchas veces aquí que la responsabilidad individual es un elemento primordial de las Marcas Personales. Cada uno debe ser responsable de sus actos, pero no de los demás. Esto ya lo sabían nuestros mayores cuando decían: «Que cada palo aguante su vela». Eso no es egoismo, es sentido común.
Amén