Sistema Operativo Personal

Hace algún tiempo leí una analogía sobre la marca que me pareció muy apropiada. Decía que una marca es como una plantilla, como un «template» que rodea y da forma a todo lo que haces. El contenido puede variar, pero el estilo se mantiene.

Aunque la metáfora es correcta, yo iría aún más allá. Creo que una Marca Personal es equivalente a nuestro Sistema Operativo Personal.
Creo que desde que nacemos o quizás antes, vamos incorporando instrucciones. Algunas son fijas y otras se pueden modificar.

A medida que pasan los años, el sistema se va ampliando, modificando, deteriorando, corrompiendo o actualizando.

Podemos añadir «plug-ins» (formación, experiencias,…) y también virus (creencias erroneas, miedos,…) y eso tiene un reflejo en nuestro comportamiento que al final es el que define nuestra Marca Personal.

Muchos profesionales se quedan con versiones obsoletas o deterioradas de su Sistema Operativo Personal hasta que deja de funcionar o de ser útil. No realizan el más mínimo «update» y el día menos pensado les formatean.


La Marca Personal es algo vivo, algo que debe actualizarse. Los que te rodean van a percibirte en función de tu comportamiento que viene definido por esas instrucciones que has ido incorporando a lo largo de tu vida. Pero eso no impide que puedas «trastear» el código. Porque nuestro S.O.P. es de código abierto, es más Linux que Windows. Puedes modificarlo tú o pedir a otros que te ayuden a actualizarlo o ampliarlo.

Lo curioso es que cuando explico el concepto de Marca Personal a algunos empresarios, me da la sensación de que lo consideran como un virus, como algo que deben impedir que entre a su propio sistema. Creen que conseguirán inmunizar a su empresa si ponen a sus empleados todo tipo de barreras y de «firewalls» reales (bloqueo de navegación en internet) o ficticias (amenazar con perder la indemnización, represalias). Allá ellos.

Creo que la Marca Personal nos permite «customizar/tunear» nuestro sistema al máximo, hasta convertirlo en algo único, singular.
Podemos añadirle herramientas y «add-ons» para hacerlo más útil y relevante.
Podemos eliminar tareas obsoletas o inútiles.
Podemos modificar el aspecto y el «escritorio».
Podemos hacerlo más fiable y sólido.
Podemos meter mierda hasta cargárnoslo.
Podemos utilizar periféricos para multiplicar el alcance y la eficacia.

Supongo que esta metáfora puede extenderse mucho más, pero lo dejo en vuestras manos/interfaces. Solo quiero que penséis que si esto ocurre con máquinas y sistemas, ¿hasta donde podremos llegar las personas con nuestra marca?


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