Adiós papá
La relación paternofilial entre empresas y empleados está siendo sustituída por una relación adulto-adulto.
Esta semana leía un excelente artículo en el blog de McCormick y Asociados que venía muy a cuento con lo que está pasando con los cambios en el mercado de trabajo. Lo que viene a decir es que «Papá-empresa» quiere vivir su vida y no tiene intención de seguir «manteniéndote», así que más vale que te empieces a buscar la vida que ya eres mayorcito/a.
Hasta ahora las empresas aceptaban como algo inevitable que contratar a un profesional equivalía a asumir un compromiso más allá del salario. Era parecido a un tener un hijo. Por eso exigían unas contrapartidas emocionales y si te ibas a otra empresa te decían que eras un desagradecido porque ellos habían dado su vida por tí (en versión corporativa). Una de ellas era el típico discurso del compromiso que no era más que una excusa para pedir esfuerzos extra sin dar nada a cambio.
Los sindicatos también cumplían su papel en este tinglado. Se supone que eran (¿alguna vez lo fueron?) como el hermano mayor que te protegía cuando papá se pasaba . El problema es que ese hermano fortachón hace mucho tiempo que se independizó, vive muy bien y no tiene ningún interés en ayudarte.
Todo el debate sobre los días que corresponden a un despido o los tipos de contrato son sólo los últimos resquicios de este tipo de relación paternofilial que comentan los McCormick. Las quejas de quienes aún tienen una nómina son la forma moderna del clásico: «Con lo que yo he hecho por tí, me merezco mucho más que una patada en el culo».
Creo que mezclar las emociones con el trabajo es muy peligroso. Cuando se empieza a meter en el mismo saco la remuneración económica con otro tipo de deudas o compromisos emocionales todo se complica.
Por eso me ponen muy nervioso esas tendencias del mundo de R2H2 que tratan de meter la felicidad o los sentimientos en las relaciones laborales. Además es un debate complicado de rebatir porque ¿Quién puede oponerse a la felicidad? Otra cosa es que pueda gestionarse como si fuese una implantación de SAP.
Al introducir el chantaje emocional en una relación comercial como debería ser la de un profesional con una empresa todos acaban sufriendo. Especialmente cuando una de las partes tiene toda la fuerza y la otra sólo puede aceptar y callar.
No digo que los sentimientos no sean importantes en una organización. Nadie se convierte en un robot al atravesar la puerta de una empresa. Pero las relaciones se establecen con personas y no con organizaciones.
Por eso hay que entender y asumir algo que llevo diciendo desde hace ocho años.
NO SOMOS EMPLEADOS, SOMOS PROFESIONALES QUE VENDEMOS SERVICIOS
Si aceptamos esa premisa, todo será mucho más comprensible aunque no más fácil. Creo que hemos llegado al momento en el que está claro que la relación Padre-hijo ha quedado obsoleta en el mundo empresarial. Nadie tiene la obligación emocional de cuidar del otro. Creo que es mucho más sano establecer una relación profesional en la que las obligaciones y derechos queden muy claras desde el primer momento.
Si queremos sobrevivir en este entorno tendremos que demostrar que lo que ofrecemos es relevante y que somos fiables. Y eso nos lleva a la necesidad de desarrollar una Marca Personal. De otro modo seremos piezas sustituibles, baratas e indiferenciadas en este entorno.
En este momento, tenemos el derecho y el deber de posicionarnos en el mercado como profesionales valiosos. Y nadie, ninguna empresa, ningún directivo paternalista puede prohibirnos hacernos visibles en el mercado.
Creo que lo inteligente es que todas las empresas fomenten el desarrollo de programas de Branding Personal para sus empleados precisamente porque saben que ya no podrán cuidar siempre de ellos. Se habla mucho de Responsabilidad Social Corporativa y se ponen ejemplos de donaciones a paises del Tercer Mundo o plantaciones de arboles, pero la principal resposabilidad de una empresa es con sus profesionales.
Sé que esto es duro, especialmente para quienes siguen teniendo una nómina. Los que están en transición o los que trabajamos por nuestra cuenta creo que lo hemos asumido hace mucho. Pero más vale que dejes de pensar que Papá-empresa va a seguir cuidándote de tí porque lo más probable es que un día te dés cuenta que no eres su hijo favorito.
Piensa como un profesional. El único compromiso que debes tener es con la gente que te quiere (no excluye a algunas personas dentro de las empresas). Al final tenían razón, no es nada personal, son solo negocios.