Línea editorial

Si me lees desde hace algún tiempo o me has visto dando alguna charla o algún taller te habrás dado cuenta que soy un firme defensor del blog como herramienta de Branding Personal además de su utilidad para otras muchas cosas. Creo que escribir con regularidad sobre un tema en un sitio propio y durante mucho tiempo acaba posicionándote como un especialista casi sin darte cuenta.

Pero hoy quiero hablar de otra de las ventajas que, al menos a mi, me proporciona el blog o mejor dicho, los lectores del blog. Me refiero a la capacidad de mantenerte centrado, evitar que digas demasiadas tonterías o devolver la cordura a quién lo escribe.

No es ninguna novedad que soy bastante crítico (o tocapelotas) con algunos temas. No lo hago conscientemente, simplemente escribo como pienso y como hablo. Supongo que eso de ver por escrito tus ideas y darte cuenta de cómo eres realmente, de conocerte mejor, es otra de las ventajas del blog. Pero el caso es que mientras algunos me alaban y me felicitan por mi «sentido común» otros me perciben como un cascarrabias mosqueado. Quizás la verdad está en un punto medio.

Cuando te expresas de un modo natural, personal y sin más censura que el buen gusto o el de no hacer daño a nadie empiezas a generar sintonía o rechazo, fans o detractores. Pero como suele decirse cuando se habla de Marca Personal, lo peor que puede hacer alguien para posicionarse es tratar de contentar a todos, de ser todo para todos porque al final no será nada para nadie.

En los últimos posts me ha salido mi lado más oscuro de forma demasiado cansina. He escrito sobre unos cuantos temas en los que parecía que estaba predicando el fin del mundo. Acabo de darme cuenta que en los títulos de tres de los cinco últimos posts aparece la palabra NO.

Como digo, supongo que lo que escribo está relacionado con mis experiencias o mi estado de ánimo profesional. Pero admito que también me he entusiasmado al ver que este tipo de posts (y de tuits) tenían una gran repercusión. En las últimas semanas he leido muchos tuits y comentarios en los que quienes me leen dicen cosas como: «Sentido común», «por fin, algo de realismo» o cosas parecidas. Y casi sin darte cuenta, tratas de reproducir esa fórmula de «éxito».

Pero también tengo mis Ángeles de la Guarda que me ponen en mi sitio cuando cruzo algunas líneas rojas. Los comentarios críticos de Rubén Alzola con frecuencia o el de Rafa García en el último post me ayudan a que no se me vaya la olla demasiado. Y es que es muy fácil creerte el Master del Universo cuando estás tu solo delante de una pantalla.


Pero todo esto tiene un lado muy positivo desde el punto de vista del Branding Personal. Me refiero a la posibilidad de diferenciarte gracias a algo tan obvio y tan sencillo como ser tu mismo.

Creo que uno de los grandes males de dospuntocerolandia es la tendencia a la uniformización, a la repetición de la misma idea una y otra vez y a evitar las opiniones personales. Por eso siempre vemos las mismas infografías, los mismos decálogos y los mismos contenidos copiados, retuiteados o «megustados» en todas partes. Al final no sólo no tenemos demasiada información útil sino que además, la que existe no suele tener alma.

Creo que una forma estupenda de distinguirte y de sobresalir sin ni siquiera tener que intentarlo es dar tus opiniones personales sinceras y auténticas sobre temas profesionales. Pienso que es importante que tu blog o incluso tus tuits tengan una Linea Editorial. Creo que se agradece que alguien se «moje» y diga lo que piensa. Personas como Lucas se expresan de forma muy parecida a la mía y aunque no guste a todo el mundo creo que eso enriquece el debate.

Cuando dices lo que piensas de forma razonada y educada estás mostrando tus valores, tus prioridades, tus creencias y tu ideología y si eso lo haces de forma constante y a lo largo del tiempo consigues generar confianza incluso entre aquellos que no piensan como tú.

Cuando llevas mucho tiempo expresándote sobre un tema, defendiendo una postura te das cuenta que algunos de los que se oponían a tus ideas acaban dándote la razón. Pero eso no ocurriría si fueses adaptando tu discurso a las circunstancias o para contentar a eso tan difuso que denominamos los «followers». Lo mejor es seguir tu camino y ya se irán uniendo quienes piensen como tu y si transmites tus ideas con claridad también conseguiras evitar a quienes no comparten tus criterios. Pero eso sólo ocurre si te muestras como eres y no tratas de disimularlo tras varias capas de corrección política.

Ya termino con algo que escribía el otro día en Twitter. Decía algo así como que si dejas de decir lo que piensas para no perder «followers», ¿Qué serás capaz de hacer cuando te juegues algo más importante?

Actualización. Laura Ribas acaba de publicar un Hangout que hicimos hace unos días y que creo que viene muy a cuento.





Compartir esta publicacion