Lo dudo mucho

Personalidad

Duda: Suspensión o indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones, o bien acerca de un hecho o una noticia. RAE
Hazlo o no lo hagas, ¡pero no lo intentes! Yoda

Es curioso como suceden algunas cosas. De pronto, en un periodo de un mes, me han invitado a intervenir en tres ocasiones en televisión y yo encantado porque me apetecía mucho. Como soy bastante inconsciente, no tengo ningún complejo ni miedo de ponerme delante de las cámaras o de una audiencia de cualquier tipo. Sin embargo, en cada ocasión, por mi cabeza rondaban montones de incógnitas ¿Me faltará tiempo para decir lo que quiero? ¿Me sobrará tiempo porque no se me ocurra nada que contar? ¿Me repetiré demasiado? ¿Me…?

Cada vez que me han pedido que escriba un libro he dicho que si sin dudarlo porque creo que es un elemento importante de Marca Personal y porque es un honor y una suerte que te lo soliciten. Sin embargo, un minuto después de aceptar la propuesta me han entrado sudores fríos que se han mantenido durante todo el proceso de escritura. En varios momentos me he sentido tentado de tirar la toalla. ¿Será interesante lo que cuento? ¿Se entenderá? ¿Me quedaré corto? ¿Estaré extendiéndome demasiado? ¿Seré un fraude?


En este momento estoy tratando de crear nuevas formas de ofrecer mis servicios. Quiero utilizar las ventajas de Internet para poner al alcance de mucha gente lo que, hasta ahora, sólo he contado en mis libros y en mis cursos. Desde hace algunas semanas estoy intentando crear seminarios, clases o programas «online» de los temas con los que trabajo. Y el problema está en la sexta palabra de la frase anterior, INTENTANDO.

Podemos pasarnos la vida intentando hacer algo, y conozco a muchos «intentones» profesionales (yo el primero), pero si no te lanzas, no sucede nada.

Con el tema de los cursos y los programas virtuales en teoría tengo todo lo que necesito, medios, contenidos, tiempo, soltura, inconsciencia,… Sin embargo, por otro lado estoy inmerso en un mar de dudas. Insisto en que no es miedo, timidez, vergüenza o falta de recursos. El problema son las dudas, la sensación de que siempre falta algo, de que haga lo que haga no llegará al nivel que deseo. Sé que al final quedará más que digno, pero ese final parece inalcanzable en algunos momentos (incluso en los últimos).

A la hora de crear cursos online me pregunto ¿Seré capaz de trasmitir la misma experiencia que consigo con mis cursos presenciales? ¿Por qué va a pagar alguien por un curso de ese tipo? ¿Por donde empiezo con las cuestiones técnicas, luces, sonido, video,…? y así, todas las dudas que te puedas imaginar. Al final resulta que nunca haces nada o todo se retrasa absurdamente.

Afortunadamente en este caso tengo la suerte de contar entre mis amigos a gente como Franck Scipion, Javier Manzaneque, Javier García Barros o Florencio Martinez que me han dado todas las pistas técnicas para ponerme en marcha. Pero el problema más grave, como siempre, es lo que tienes encima de tus hombros.

Pero como en los casos de la televisión, de los libros o de muchas otras situaciones, he tenido la suerte de contar con un impulso inesperado. Me refiero a que me han hecho propuestas que no podía rechazar. Así que si lo he hecho no ha sido porque yo tomase la iniciativa sino porque otros me han empujado (y se lo agradezco infinitamente) y me han puesto fechas límite. En las últimas semanas me han ofrecido hacer algunos cursos online para terceros y lógicamente he dicho que si. Si de mí hubiese dependido, todavía estaría dándole vueltas a muchas cosas.

Cuento todo esto porque en cada ocasión en la que me enfrento a una audiencia o a una persona real que tiene interés en diseñar una Estrategia Personal el problema no son los recursos, los conocimientos, la experiencia, las ganas o el miedo, sino algo que existe siempre, las DUDAS. Y las dudas son como las trazas de frutos secos, parece que están en todas partes.

Es cierto que la frontera entre la duda razonable y la excusa barata es muy fina, pero la más mínima duda es capaz de anular o retrasar indefinidamente un proyecto. De hecho, incluso agradeces cualquier interrupción absurda o irrelevante que te aleje momentáneamente del proceso. Y si no te interrumpen, ya te buscarás alguna forma de hacerlo tu mismo.

Mucha gente encadena un master tras otro porque duda que sea capaz de enfrentarse al mundo real. Muchos no empiezan un blog porque dudan de que tengan algo que decir. La mayoría no se atreve a dirigirse a alguien a quien quiere conocer porque duda de su propia valía personal. Las dudas nos están haciendo perder muchas oportunidades pero el tiempo no deja de pasar mientras lo «intentamos».

Creo que una de las razones por las que la gente prefiere trabajar para otros en lugar de lanzarse a hacer lo que desean es porque para un empleado no existe margen de duda, simplemente hace lo que le piden. Sin embargo, alguien que quiere hacer algo nuevo o que nunca ha intentado, se enfrenta a sí mismo, nadie le da órdenes y eso asusta. Entre el lugar donde estás y el objetivo que deseas alcanzar hay una impenetrable niebla de dudas que te deja paralizado.

Para mi no hay más solución que tirar para adelante. Si tienes dudas te las metes por donde te quepan y sigues avanzando. Por experiencia sé que se pasa mal, que vas a tener la tentación de abandonar, que crees que todo lo que haces es una mierda (en el mejor de los casos). Pero también, y por alguna razón casi mágica, al final las piezas encajan y todo eso que pensabas que no podrías hacer o que no tenían demasiado sentido en su momento, resulta que funciona.

Así que, haz caso a Thomas Carlyle y sigue su consejo «Para disipar una duda, cualquiera que sea, se necesita una acción».

NOTA: Aquí tienes mi intervención, llena de dudas, de la pasada semana.





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