Buscadores de tesoros, el Para qué y el Por qué

EstrategiaAhora sí. Esto se acaba. En unos días, casi horas, terminará agosto y empezaré un nuevo «curso». Pero quiero terminar con una última metáfora veraniega surgida de mis paseos al amanecer.

En estas caminatas me encuentro con una serie de personajes habituales. El fotógrafo del sol naciente, los juerguistas que duermen la mona en la arena, el que medita en la postura de flor de loto y muchos otros. Pero hay uno especialmente curioso. Me refiero al buscador de «tesoros».

Siempre suele haber uno o dos de estos buscadores en el espacio por el que me muevo. Suelen ser jubilados o gente mayor que van pertrechados con un detector de metales y un rastrillo o una criba para separar la arena de la joya perdida o tesoro olvidado que andan buscando. Siempre me ha parecido una forma estupenda de hacer ejercicio de forma relajada y una excusa perfecta para aprovechar más el día.

En los últimos años no he visto a ninguno que se haya puesto a dar saltos de alegría al encontrar algo. Pero creo que esa no es la razón por la que están ahí. Y eso es lo que quiero transmitir en este post.


Supongo que todos ellos en algún momento pensaron que podrían encontrar algo valioso en la arena (siempre hay algún euro suelto o alguna cadena de poco valor). Podríamos decir que ese es su objetivo. Es el Para qué.

Para alcanzar, o más bien encontrar ese objeto u objetivo, se han dotado de herramientas básicas pero eficaces. Es el Cómo.

Pero lo realmente interesante es descubrir o adivinar la razón, el motivo, la motivación que les hace acudir cada mañana a revisar su parcela de playa. Ese es el Por qué.

Durante los años que he estado desarrollando el concepto de Marca Personal he tratado de colocar las piezas de la forma más adecuada posible. ¿Donde va la confianza? ¿En qué momento hay que diseñar la oferta profesional? ¿Qué herramientas de visibilidad son más importantes? y muchas otras.

Pero siempre he tenido una duda sobre una cuestión vital ¿Qué va antes el Para qué (Objetivo) o el Por qué (Motivación)?

Durante mucho tiempo he pensado que lo más importante a la hora de empezar a descubrir y desarrollar nuestra Estrategia Profesional es el Objetivo, el Para qué vamos a hacer todo esto, el resultado que queremos obtener. Pero después de impartir un montón de talleres y de relacionarme con muchísima gente me he dado cuenta que los Objetivos, por muy potentes y atractivos que sean, no hacen que nadie se ponga en marcha. Con los objetivos ocurre como con el culo, que todos tenemos uno, aunque muchos no sean capaz de verlo… como el culo.

¿Eso significa que los objetivos no sean importantes? De ningún modo. Un objetivo claro nos facilita la vida, nos ayuda a posicionarnos mejor, genera confianza en quienes nos rodean y tiene muchas más ventajas. Pero no son los objetivos los que nos ponen las pilas. No es la pequeña cadena de plata perdida la que hace que los buscadores de tesoros se levanten cada mañana.

Lo realmente fundamental es tener claro el Por qué. Descubrir la razón que hace que tengamos esos objetivos, por qué narices vamos a dedicar unas horas a la semana a escribir un blog, a aprender lo que necesitamos, a conocer gente nueva o a defender nuestras ideas. Sin un Por qué, el impulso a la hora de desarrolla y ejecutar una Estrategia de Marca Personal se acabará pronto. Y por el contrario, como dijo Nietzsche, «Quien tiene algo por que vivir, puede soportar cualquier como».

Aunque estas cuestiones parezcan demasiado filosóficas, en realidad tienen un efecto práctico brutal en la forma de plantear algunos temas. En mi caso, implica cambiar radicalmente mi forma de plantear mi negocio.

Durante años he planteado el Branding Personal y la Estrategia Personal como una forma de alcanzar objetivos, como una herramienta para optimizar la forma de hacer las cosas y aumentar nuestro valor y nuestras opciones personales y profesionales. Y sigue siendo válido. Pero siempre me he encontrado con que la mayoría de la gente no sabe lo que quiere y entre aquellos que lo tienen claro, la mayoría no hace nada para conseguirlo.

¿Quién no quiere tener dinero suficiente como para no preocuparse? ¿A quién no le gustaría atraer a quienes le interesan? ¿A quién no le encantaría tener un ático precioso con vistas? ¿Quién no quisiera tener una presencia o un aspecto digno de un anuncio de catálogo de El Corte Inglés? Hay objetivos de sobra y cada cual tiene el suyo o los suyos. Pero otra cosa es que la mayoría haga algo para alcanzarlos.

Mi intención a partir de este momento es centrarme en aquellos que no sólo tienen claros sus objetivos (Para qué) sino que también están convencidos de la razón por la que va a luchar para alcanzarlos (Por qué). No voy a perder ni un sólo segundo en aquellos que esperan que les empujes o les convenzas de que deben hacer algo. Eso es algo que deben traer ya de casa. Yo no soy un orador motivacional de esos que te ponen «cachondo» durante un rato. Mi trabajo consiste en proporcionar herramientas, instrumentos y métodos a quienes han descubierto que hay algo que tira de ellos, que tienen razones para actuar.

Quienes tienen objetivos pero no tienen motivos, acaban rindiéndose pronto. Pero quienes tienen una razón para vivir, progresar o ayudar a otros no se van a rendir sin luchar y eso es lo que hace falta si quieres posicionarte como un profesional de referencia.

Quizás este planteamiento reduzca muchísimo mi «target», pero mi intención a partir de este momento es enfocarme en quienes tienen razones (Por qué) para levantarse cada mañana y luchar por aquello que quieren (Para qué). Justo como los buscadores de tesoros.

Tu tarea es descubrir tu Para qué y, sobre todo, tu Por qué y y yo me encargaré de decirte el Cómo.

Ejercicio: Te propongo el siguiente ejercicio. Una vez que tengas claro tu Objetivo pregúntate ¿Por qué quiero eso? y cuando tengas una respuesta pregúntaté ¿Por qué? y así hasta que llegues al meollo de la cuestión.

Elbuscadordetesoros





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