Expertopatía

MarketingCuando escribí mi segundo libro, Expertología, mi intención era ayudar a los buenos profesionales a posicionarse como los referentes en su sector o en su campo. Siempre he pensado que en el mundo hay gente bien preparada y muy valiosa que no es reconocida o valorada como merece simplemente porque no sabe «vender» eficazmente lo que hace.

En el libro dedico la mayor parte del contenido a explicar cómo diseñar un plan estratégico de Marca Personal empezando por los objetivos, pasando por las cuestiones más personales como los valores y las creencias, explicando como crear una oferta profesional valiosa, dando recomendaciones para generar confianza en tu trabajo y por último, dedico un espacio a los canales de comunicación online y offline para mostrar y demostrar tu valía.

Lo que trataba de transmitir es que la etapa de la visibilidad, la notoriedad y las herramientas de comunicación y Marketing Personal, especialmente las relacionadas con Internet, son importantes, sí, pero no es ni mucho menos lo más relevante y, por supuesto, sólo tienen sentido si se ha hecho un trabajo previo y, sobre todo, si realmente lo que haces tiene el valor que prometes.

Con el tiempo he visto que cuando se habla de Marca Personal, la mayoría de los supuestos «expertos» se dedican a explicar como ser visibles (o más bien hacer ruido) en dospuntocerolandia. Hay centenares de posts explicando cómo aparecer bien situado en los buscadores, cómo llamar la atención utilizando determinadas palabras o frases o de qué forma puedes conseguir muchos seguidores o que haya mucha gente que haga un «me gusta» en tus publicaciones.

Sin embargo, hay poca, muy poca gente que explique que lo primero que hay que hacer para PARECER un experto es SERLO.

Con los profesionales tengo la sensación de que está ocurriendo algo absurdo. Me refiero a que hay más gente preocupada por ocupar las primeras posiciones en los «rankings» de Internet mediante la utilización de técnicas o más bien trucos para ¿engañar? a Google que por méritos propios derivados de la calidad de su trabajo. Es como si una empresa, en lugar de invertir en I+D, en mejorar la calidad de sus productos o en sus procesos de gestión y producción, dedicase una cantidad obscena de su presupuesto al Marketing o más concretamente al Marketing online.

Parece que en los Medios Sociales no se compite por ser el mejor sino el más visible. La supuesta meritocracia que nos iba a traer La Red se está convirtiendo en un reflejo del mundo «real» en el que aquellos que tienen más presupuesto, recursos o saben manejar mejor las «trampas» del sistema, se situarán por delante (o por encima) de los que realmente lo merecen.


Podrás decir, «vale, perfecto, que cada cual haga lo que quiera, dospuntocerolandia es un medio libre». Evidentemente eso es así, el problema es que cuando eso se convierte en lo habitual, entonces la herramienta deja de perder eficacia como filtro. La Red ya no es un medio (si es que lo ha sido alguna vez) que te va a proporcionar información valiosa o va a «premiar» a los mejores. Más bien va a ser lo más parecido a tratar de competir en uno de esos partidos de fútbol de mi colegio en el que había dos docenas de equipos jugando en el recreo al mismo tiempo y en los que era imposible separar el grano de la paja. Es como tratar de hablar de filosofía junto a los altavoces de una «rave».

Basta con mirar lo que ha sucedido con dos noticias recientes, la del accidente de Germanwings o la de los espeleólogos españoles en Marruecos. A los pocos segundos de aparecer estas u otras noticias, surgen «expertos» por todas partes. Todo el mundo sabe de todo. Lo extraño es que haya tanto paro en nuestro país con tanta gente preparada. El mismo que sabe como funciona un motor de un Airbus se transforma en especialista en trastornos psicológicos y un segundo después puede dar lecciones sobre relaciones internacionales o preparación para la escalada en el Atlas.

El problema es que cuando La Red pierde su capacidad de filtrar o seleccionar lo auténtico de lo falso, lo valioso de lo inútil, lo relevante de lo cómico, deja de ser una herramienta valiosa para los buenos profesionales, para los expertos y especialistas de verdad. De hecho, yo diría que estar en determinados sitios en Internet lleva camino de ser contraproducente. Cuando tu trabajo tiene que hacerse un hueco entre tanta basura, ruido y opiniones absurdas, no sólo lo va a tener difícil sino que posiblemente se vea «contaminada» por el entorno.

Tengo la sensación de que conseguir determinado nivel de visibilidad en Internet sin causa justificada no sólo no va a ser un mérito sino que lleva camino de convertirse en una forma de «descarte».

Desgraciadamente, este no es un fenómeno únicamente del mundo dospuntocero. Lo estamos viendo en muchos sitios. Antes para salir en un medio de comunicación o publicar un libro, tenías que ganártelo, demostrar que lo que ofreces es relevante. Hoy es justo lo contrario, lo primero es hacerte visible, popular o famoso y luego ya escribirás (o te escribirán) un libro para justificar que lo mereces o te crearán toda una campaña en Redes Sociales.

Hoy, unos cuantos años después de escribir Expertología, creo que hemos entrado en una etapa más peligrosa, la de la Expertopatía, en la que los falsos expertos inundan las redes, las televisiones y las librerías. Y cuando eso ocurre, quizás los auténticos expertos consideren que lo mejor es retirarse a los cuarteles de invierno y buscarán otros canales para demostrar su valor.

 





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