No es lo que sabes o tienes, es lo que haces con eso
Todos los años por esta época suele darme una especie de fiebre clasificadora y racionalizadora de información y me asusto de lo que he acumulado. Desde que estamos enganchados a Internet nos pasamos el día con un cierto síndrome de Diógenes. Parece que hay que recogerlo todo, guardarlo todo y tratar de no perdernos nada. Se supone que algún día podremos parar y utilizar esas perlas de información que encontramos a cada instante… entre tanta mierda.
Lo que ocurre es que ese momento no sólo no llega nunca sino que cada día necesitamos más Teras en el disco duro. Así que, o te paras un buen rato y haces algo con lo que tienes o es como si no lo tuvieses. El problema al que nos enfrentamos no es la falta de información sino el exceso de esta. Aquellos que sean capaces de seleccionar, ordenar, utilizar y comunicar la sabiduría que circula tendrá todas las papeletas para convertirse en un referente.
Si te fijas, aquellos que tienen más éxito en dospuntocerolandia no son quienes reparten y distribuyen (ahora se dice que comparten) indiscriminadamente información ajena. Quienes se han posicionado como profesionales valiosos son aquellos que están especializados en una materia y combinan los contenidos propios con una selección muy precisa de contenidos ajenos pero centrados en su campo.
No es el volumen. No es la visibilidad constante. No es la cantidad de tuits por segundo. No es el ruido por el ruido. El mundo no necesita que sigamos vomitando contenidos, información y/o chorradas para que sepan que existimos. No nos van a querer o necesitar más simplemente por el hecho de levantar la mano constantemente como en el cole para que el profe o la audiencia sepan que seguimos vivos.
Lo que hace que un profesional deje una huella profunda, una Marca Personal valiosa es que transformes toda esa información en algo útil. Siempre recuerdo como Marie Curie y Pierre Curie descubrieron unos gramos de un material que denominaron radio después de procesar kilos y kilos de rocas y piedra.
En este momento hay información, contenidos y documentos más que de sobra de cualquier tema que se te ocurra. Esa no es la cuestión. Lo importante es hacer una selección de lo realmente relevante y saber comunicarlo. Por ejemplo, cada día aparecen más y más artículos sobre Branding Personal pero en su inmensa mayoría no suelen aportar nada nuevo… y eso si es que no dicen chorradas. Y así con todo.
Desde el punto de vista profesional. La clave no está en seguir acumulando conocimientos, títulos o engordando el currículo sino en ser capaz de hacer algo útil con eso y, sobre todo, demostrarlo. Si nunca vas a extraer la esencia y la utilidad de lo aprendido y jamás lo vas a poner en práctica, seguir acumulando conocimientos es como seguir guardando documentos en tu disco duro. En algún momento deberás transformar la energía potencial en energía cinética y en trabajo… o deberías.
En mis cursos me encuentro con gente muy inteligente, muy sabia, con experiencia y conocimientos asombrosos, potencialmente capaces de hacer cosas increíbles,… pero no parecen dispuestos a hacer algo con todo eso. Yo siempre les miro con admiración y cierta envidia por lo que saben, pero luego me enfado con ellos porque es como si hubiesen olvidado que disponen de un tesoro increíble. Lo tienen ahí, guardado, como la yogurtera o el palomitero que te regalaron hace años y que está guardado en la parte de arriba del mueble de la cocina.
Todos tenemos algo que aportar, todos aprendemos cosas a cada instante. Yo mismo, a medida que escribo este post estoy adquiriendo nuevas habilidades y tú al leerlo seguramente estás dándole vueltas al coco. No hace falta hacer tres Masters y pasarse quince años de becario para sentirte capacitado para hacer algo. Es una cuestión, como siempre, de mentalidad, de confianza, de creértelo y, sobre todo, de pasar a la acción.
Cuando alguien me dice que no tiene un blog porque no tiene nada que contar, me echo las manos a la cabeza. ¡Todos tenemos algo que contar sobre nuestra profesión! A ver si nos vamos enterando. Todos hemos aprendido cosas, todos hemos metido la pata, todos hemos pasado por situaciones dramáticas o divertidas. Todo eso, bien procesado, ordenado y expresado puede ser oro en polvo.
No quiero seguir leyendo decálogos asépticos y cortipegados de algún experto anglosajón. Quiero leer y aprender de gente con vivencias reales, cercanas y que me hagan sintonizar con quien las expresa. Quiero asentir con la cabeza mientras leo o escucho a alguien que me cuenta sus experiencias y pensar «Es cierto, a mi también me ha ocurrido, este tipo o tipa sabe lo que dice».
Quienes se posicionan como profesionales valiosos no son los que acumulan títulos y no hacen nada con ellos. Los que realmente son considerados como referentes son aquellos que cogen lo que tienen, lo procesan, lo combinan con otros ingredientes y rápidamente lo aplican, lo utilizan o lo comunican para que otros lo hagan.
Posiblemente estos últimos no son los más listos, ni los más preparados pero son los que le han echado lo que hay que echarle y, en lugar de acumular y guardar, lo han invertido, como en la parábola de los talentos.
Así que, este fin de semana, siéntate, reflexiona, revisa lo que tienes y antes del lunes empieza a sacar partido a lo que sabes y tienes.