¿Has hecho la tarea?

OperacionesDesde hace algunos meses hay un debate sobre la conveniencia de que los críos hagan tareas o deberes escolares en casa. Rápidamente se ha llenado todo de «expertos/cuñaos» pedagogos que opinan que eso de que un niño tenga que dedicar un rato a desarrollar una disciplina es algo tremendamente dañino. Dicen que eso de trabajar en casa para seguir aprendiendo les puede traumatizar y es mejor que hagan otras cosas como, no sé, jugar, cazar Pokemons, ver videos de YouTubers o hacer actividades extraescolares que para algunos no deben ser tareas.

Creo que estamos creando una sociedad de personas blanditas y mimadas precisamente en un entorno que cada día es más duro y complicado. Yo pertenezco a una generación que ha hecho muchos deberes y hoy creo que no cambiaría ni uno sólo de esos momentos de mesa camilla haciendo sumas y restas, leyendo libros o dibujando mapas. Si hoy estoy a las 6:32 escribiendo mi post del martes quizás se deba a esa costumbre tan peligrosa de hacer lo que debes hacer aunque no te apetezca.

Con tanta mierda sobre lo de hacer lo que te apasiona, con lo de perseguir tus sueños y toda esa cháchara tan cursi como peligrosa estamos dejando de hacer lo que nos hace avanzar. Si, claro que puedes intentar ser lo que quieres ser, pero eso hay que currárselo, chaval/a. Y aún así nadie te garantiza nada.

Ya sé que este no es el discurso políticamente correcto, pero qué le vamos a hacer. Lo cierto es que establecer una disciplina, ponerte unas tareas y cumplir con tus propias obligaciones autoimpuestas puede ser cualquier cosa menos malo.

Sin tareas no hay avance

Una de las cosas más extrañas que descubre alguien que decide trabajar por su cuenta es que no tiene nadie que le diga lo que tiene que hacer. Eso parecer ser maravilloso pero también puede ser una maldición. Un jefe, un profesor tiene un proyecto en su cabeza y se encarga de repartir trabajo. Cuando consigues eso tan manido de «ser tu propio jefe» (aunque más bien sería «ser tu propio empleado») entonces quien debe ponerse deberes eres tu mismo. Si no tienes un plan definido de hitos, metas o tareas a realizar es muy probable que te quedes estancado. Te lo digo por experiencia. Y si no avanzas te vuelves irrelevante.

Sin tareas todo vale

Una de los sentimientos que suelen acompañar a quién se lanza a la aventura de ser un profesional independiente es el del miedo al vacío. Cuando empiezas, especialmente durante el primer momento, hay muchas actividades que realizar, pero también hay tiempos muertos. Si no tienes un plan de acción definido con metas parciales que te ayuden a alcanzar tu objetivo te vas a sentir mal si crees que no tienes nada que hacer. Así que aceptas casi cualquier cosa que te mantenga en marcha. Cuando te quieres dar cuenta estás llenando las horas pero con actividades que no te ayudan a avanzar. Hablamos muchas veces sobre aprender a negarse cuando te piden cosas gratis, pero créeme si te digo que en esos momentos  de «calma chicha» vas a aceptar cualquier cosa que te haga sentir activo y luego no hay quien lo pare.


Sin tareas no sabes lo que te falta

Cuando no haces nada puedes llegar a pensar que todo va bien. «Si lo tienes todo bajo control, es que no vas al límite» como dijo Ayrton Senna. Ponerte tus propias tareas puede parecer una forma absurda de complicarte la vida pero es que la vida es complicada. Al establecer un objetivo (eso es lo primero) puedes hacer ingeniería inversa y descomponer en etapas el camino para alcanzarlo. De ahí vas a sacar el trabajo que tienes por delante. Pero además cuando empiezas a llenar esos huecos te das cuenta de que hay muchas cosas por hacer que no habías tenido en cuenta. Cuando no «buscas problemas» y estás en una etapa tranquila puedes acabar sintiendo que ya has conseguido lo que querías pero lo cierto es que eso es lo más parecido a estar muerto profesionalmente.

Sin tareas es complicado sentirse bien

¿Cuándo te sientes mejor al terminar el día? ¿Cuándo no has hecho nada o cuándo ha sido un día jodido y de no parar pero al final has cumplido con lo que se te pedía y mucho más? Creo que no hay nada más deprimente que ver pasar los días sin haber crecido un poco. Imponerte deberes produce una sensación de logro, de que sirves para algo, de que eres capaz de superar retos. A veces es necesario sentirse un poco mal para acabar sintiéndose como el puto amo por haber hecho algo que no te apetecía pero que, curiosamente, ha quedado redondo.

Sin tareas no hay huella que dejar

Una Marca Personal es una huella, un rastro, una señal que dejamos en los demás. Por lo tanto, es absurdo pensar que puedas crear algún tipo de impacto haciendo… nada. Pero la huella más importante es la que vas a dejar en ti mismo. Se dice que la autoestima es la Marca Personal que dejas en ti mismo y la mejor forma de conseguirlo es realizando acciones que refuercen esa percepción.

Pues ya está, ya he hecho mi primera tarea del día y ahora me siento mejor. Ahora vamos a por las demás.

NOTA: Te recuerdo de nuevo que el día 6 de octubre estaré con Maria Luisa Moreno (@zumodeempleo) en el 5º Foro de Economía de Tres Cantos (Madrid). Es abierto y gratuito. Aquí tienes el enlace.


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