Generar un buen impacto no es tan fácil como lo cuentan/contamos

Creo que debería empezar este post pidiendo perdón. Si, me he equivocado. Como muchas otras veces. Me explico.

Quizás por animar a mis alumnos y a los asistentes a mis charlas, tengo tendencia a poner las cosas más fáciles de lo que realmente son. Hasta que tienes que hacerlo tú o debes volver a poner en marcha algo que hiciste hace tiempo y te das cuenta de que no todo es tan sencillo como pensabas o recordabas.

Por ejemplo, siempre suelo decir que hacer una serie de vídeos y crear un canal de YouTube en el que subirlos para posicionarte está «tirado». Y es sencillísimo, no digo que no. Te grabas con el móvil o con una webcam diciendo algunas cosillas y ya está. El problema viene cuando pretendes hacerlo con un nivel de calidad suficiente como para que esa acción no se vuelva en tu contra o te perjudique.

Con los blogs ocurre lo mismo. Yo soy el mayor defensor de las bitácoras como herramienta de posicionamiento profesional y, no es que anime, es que casi obligo a cualquiera que me escuche a que ponga en marcha el suyo. Pero, aunque hoy es muy fácil crear un blog propio, siempre hay pequeños (o grandes) detalles técnicos que no habías tenido en cuenta y que es muy fácil que te paralicen si no tienes la motivación o el tiempo necesarios para superar esa pequeña o gran barrera.

Ya sé que en La Red hay tutoriales de todo tipo y que puedes encontrar soluciones a todo (eso es algo que también repito constantemente). Pero ese exceso de información puede llegar a ser apabullante y convertirse en un problema.

Personalmente llevo meses, si no años, tratando de crear un curso de Marca Personal para subirlo a una plataforma como Udemy o similar. Mucha gente me lo ha pedido y sé que es algo que tengo pendiente (aunque estará resuelto en días).

¿Cuál es el problema? ¿Qué me ha impedido hacerlo antes? ¿Los contenidos? No ¿La plataforma? Tampoco. En realidad no hay un problema paralizante GORDO sino un montón de pequeñas piedras en el camino que te roban el impulso.

Creo que básicamente lo que nos frena a la hora de hacer casi todo se resume en dos cosas: No tengo suficiente confianza y No sé como se hace. Lo segundo es más fácil de arreglar que lo primero. Es más, cuando descubres CÓMO hacer algo, la confianza aumenta. El problema es que no empezamos a buscar soluciones hasta que superamos esos miedos o, como diría un coach, esas creencias limitantes.

En mi caso, a la hora de crear mi primer curso, el problema no era técnico. Tengo una buena webcam y otros cacharros para grabar imagen, tengo el software adecuado, tengo un micrófono Blue Yeti genial, incluso he comprado una grabadora Zoom H5 que me han recomendado varios expertos para tener un mejor sonido. Y así podía haber seguido hasta tener mi propio estudio de grabación que podría competir con cualquier gran productora de Hollywood.


Supongo que uno siempre acaba buscando excusas si no es capaz de solucionar el problema de fondo… que suele ser uno mismo.

De todos modos, siempre que me ponía en marcha veía que algo no salía «perfecto». Un pequeño zumbido de fondo. Una imagen patética. Y piensas que si esperas que alguien pague por tu trabajo no puedes hacer cualquier mierda.

Por otra parte, al grabarte en audio y no te digo nada si te ves en vídeo, te das cuenta que eres la mayor colección de errores, fallos, tartamudeos, voz horrorosa, sonidos extraños variados, frases hechas y coletillas que te puedes imaginar. Eso no lo notas tanto cuando te diriges a un auditorio, pero se manifiesta con toda su crudeza cuando te enfrentas a ti mismo en un fichero audiovisual. Es curioso, pero para mí es muy sencillo ponerme a hablar ante decenas o centenares de personas pero pierdo toda la «gracia» delante de una jodida webcam.

Entonces descubres que, aunque vayas a contar lo mismo que en vivo y en directo, el lenguaje, la estructura y muchas más cosas son completamente diferentes. Aquí no funciona la improvisación, tu mensaje debe estar guionizado para que no se te vaya la olla y una cosa de un par de horas se convierta en doce. Pero si escribes lo que vas a decir, pierdes naturalidad… En fin, así con todo. No sigo para no cansarte.

Lo que quiero transmitirte, y también aprovechar para pedirte disculpas de nuevo, es que, en muchos casos, las cosas no son tan fáciles como las pintan/pintamos. Pero como siempre me gusta dar algunas ideas y transmitir las lecciones aprendidas te diré que, ante la duda, tírate a la piscina. Casi siempre podrás corregir los errores… o pedir perdon.

No esperes a hacerlo todo perfecto. La perfección sólo se consigue empezando y mejorando.

No eches la culpa a los factores externos. Casi siempre el problema está «en el interioooooor».

Lo que está claro es que al obligarte a hacer algo que te parece dificilísimo vas a aprender un montón. Y eso te facilita muchísimo las cosas para volver a hacerlo de nuevo y de un modo mucho más eficiente.

Y sí, creo que si no hay imprevistos, subiré mi primer curso de Marca Personal en los próximos días. Ya está grabado. Sólo falta entender los aspectos más burocráticos.


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