Escrita. Aunque no te apetezca, escribe

Si me sigues, me habrás leído más de una vez que no me gusta escribir. La realidad es que me da mucha pereza ponerme delante de un papel o una pantalla para contar cosas. Pero también es cierto que una vez que empiezo, ya ni lo pienso. Y cuando he terminado lo que tengo que hacer, es la leche.

Creo que he conseguido una cierta habilidad para juntar palabras, lo que me confirma que la disciplina compensa o supera incluso a esa variable tan sobrevalorada que es la pasión. Vamos que puedes ser bueno en algo sin que te entusiasme.

Pero, por otra parte, después de todos estos años, he comprobado que casi todo mi trabajo pasa por poner las ideas por escrito. Desde un post como este hasta un libro o un artículo pasando por la preparación de un taller o de un vídeo, todo tiene una parte o una preparación escrita.

En demasiadas ocasiones he ido retrasando o tratando de sustituir la fase de escritura en muchas de las cosas que hago… y me he acabado arrepintiendo y volviendo con el rabo entre las piernas a ese momento de plasmación de ideas.

Así que, si quieres hacer caso a un tipo que ha cometido muchos errores y ponerte las pilas para el próximo año, pon tus ideas por escrito y compártelas por todos los canales posibles.

En mi cabeza sonaba fenomenal

Todos tenemos ideas geniales… hasta que llega el momento de contarlas. Pasar esas ideas de tu cabeza a un papel o una pantalla te convierte en tu mejor crítico.

No sé cuántas veces me ha ocurrido que algo que me parecía interesante o ingenioso, se desinfla cuando lo ves escrito. Quizás esa sea una de las razones por las que me resisto a escribir.

Pero la única forma de mejorar es empezar. Y aunque al principio te sientas raro, poco a poco irás encontrando tu estilo y mejorando tu habilidad para expresar tus ideas.

Escribir te ahorra tiempo

Llevo mucho, demasiado tiempo tratando de compartir mi trabajo en otros canales. Tengo toda la infraestructura para hacerlo. Micrófonos, cámaras, aplicaciones,… Pero como suele ocurrir, lo que falla no es lo externo sino lo que tengo dentro de mi cabeza.

No sólo es el miedo a que lo que haga no tenga el nivel que me gustaría, también influye esa pereza que te comentaba antes. Así que me convenzo a mi mismo de que no hace falta preparar demasiado lo que quiero contar. Me digo que basta con tener una lista de ideas y, a partir de ahí, dejarme llevar. Y, ¿Sabes qué? Pues que eso no funciona.


Es lógico que te prepares bien cuando vas a dar una conferencia o un curso porque no puedes dedicarte a leer. Además, yo siempre planteo mis intervenciones ante un grupo de gente como una conversación.

Pero si vas a crear algo que quede grabado (un vídeo, un podcast, un curso online) debes escribirlo. O, al menos, tener un guion elaborado que te evite esa tendencia a la improvisación.

¿Es más trabajo? En principio sí, pero a la larga se compensa con creces porque esa etapa de preparación te evita muchísimos errores que, con frecuencia te obligan a empezar de nuevo… y a ponerlo por escrito. Créeme, esto es algo que estoy sufriendo una vez más en mi nuevo proyecto.

Una palabra o mil imágenes

Dicen que vivimos en el mundo de la imagen de consumo rápido. Por eso triunfan los Instagram, TikTok y similares. Se hace pesado hasta YouTube. Hoy Memorias de África tendría poco que hacer frente a los Fast and Furious.

Sin embargo, creo que lo escrito tiene ventajas que una imagen no puede superar. Saborear las palabras, dejar margen a la imaginación, tener tiempo para asimilar lo leído. Creo que la capacidad de generar sintonía o confianza de alguien que comparte sus ideas con regularidad por escrito nunca se podrá alcanzar a través de imágenes.

Un texto como este lo puedes leer en diagonal, por encima. Eso no puedes hacerlo con un vídeo, aunque, como hacen algunos, lo pongas a doble velocidad.

Escribe, te lo dice un perezoso

Si vas a ponerte un propósito para el próximo año o década, anímate a escribir y a compartir lo que escribes. Es barato, sencillo, puedes empezar con un lápiz y un papel, te obliga a aprender y a conocerte. No es como ir al gimnasio o aprender inglés.

Está a tu alcance, es satisfactorio y puede convertirse en tu escaparate profesional, la llave que te abra muchas puertas, incluso una herramienta o una forma de ganarte la vida.

Yo no te voy a recomendar criptomonedas, pero si quieres un consejo de inversión de tu recurso más escaso, el tiempo, escribe.

El próximo viernes publicaré mi post navideño con el que me despido hasta después de Reyes, pero ya tengo un plan para escribir, mucho, y fíjate que hasta me apetece.





Compartir esta publicacion