Mantenimiento. Cuidado con el deterioro y los desperfectos

Cuando pones en marcha un proyecto o inicias algo, es genial ver que todo está por hacer, que la infraestructura está por estrenar y que todo huele a nuevo. Estás ilusionado y tratas de que todo vaya perfecto.

Además, si estás empezando, seguramente estarás centrado en cuerpo y alma a sacar adelante la nueva idea o relación y no te preocuparás de otras cosas que irán surgiendo a medida que vayas obteniendo resultados.

Pero poco a poco, si la cosa va bien, la parte creativa de tu proyecto irá dando paso a la ejecutiva. La gestión se impondrá a la innovación. El cuidado de cada detalle pasará a segundo plano cuando tengas que ir solucionando «marrones».

Cuando te quieras dar cuenta, habrá cosas que empezarán a fallar, elementos que habrán quedado obsoletos e ideas que eran geniales pero que ya suenan rancias.

Si dejas que el deterioro avance, lo que empezó como algo ilusionante, fresco y con futuro, se habrá convertido en algo decadente.

Esto es algo que he vivido en algunas de las empresas en las que he trabajado, en mis propios proyectos y también en las relaciones personales.

Por eso en tu Estrategia Personal es necesario tener un «departamento» de mantenimiento. Reservar recursos para revisar con regularidad tu forma de hacer las cosas, tu oferta personal o tus relaciones.

El mantenimiento es una inversión

Durante mi primera etapa profesional ocupando puestos en áreas técnicas en las empresas me di cuenta de lo importante que es realizar un buen mantenimiento.

Puede parecer que dedicar tiempo, dinero y esfuerzo a prevenir es un gasto inútil… hasta que algo falla y te das cuenta de que el problema producido supera con creces la inversión en revisiones y ajustes cuando todo va bien.

Con tu Estrategia Personal ocurre lo mismo. Si te va bien profesionalmente, por tu cuenta o trabajando para otros, quizás dejes de actualizarte, mantener vivos tus contactos o de hacer visible tu trabajo. Hasta que un día todo «peta» o empieza a fallar y entonces te acuerdas de que no debiste aparcar todo eso.

El coste de un mal mantenimiento de tu YO S.L. puede ser enorme, incluso irreparable.

El mantenimiento de ayuda a innovar

Cuando pones en marcha un proyecto, existe una tecnología, una coyuntura y unas ideas que van evolucionando con el tiempo.


Por ejemplo, cuando yo empecé con todo esto en el año 2004 no existían muchas de las herramientas de Internet que hoy vemos por todas partes, el concepto de Marca Personal era algo nuevo, incluso extraño y apenas había otras personas con el mismo interés. Si hoy siguiese pensando igual que hace dieciocho años, hace tiempo que me habría quedado obsoleto.

Por eso, el mantenimiento no es solo conservar sino, sobre todo, innovar. Al revisar tus procesos y herramientas encuentras cosas nuevas y más eficientes.

El mantenimiento genera confianza

La Marca Personal se basa en la confianza y esta se construye sobre la predecibilidad y la consistencia. Cuando tienes todo engrasado, vas a evitar sorpresas y vas a dar justo lo que se espera de ti.

Si no sabes lo que va a pasar cada día o te encuentras cada dos por tres con problemas causados por no mantenerlo todo bien ajustado, entonces vas a dar mala imagen y el pequeño coste del mantenimiento puede generar un enorme coste por la pérdida de prestigio.

Una gran idea mal ejecutada o mantenida deficientemente puede acabar con tu proyecto.

El mantenimiento reduce tu estrés

Imagina que vas a ir a un evento de Networking y no estás al día de lo que ocurre en el sector. O que vas a dar una charla y no has revisado tu presentación o tu ordenador. O que alguien va a buscarte en Internet y se encuentra con que la información que ve de ti es de hace cuatro o cinco años.

Creo que la mejor forma de estar tranquilo es teniendo todo en orden. Es terrible tener esa sensación consciente o inconsciente de que no lo tienes todo al día y que puedes encontrarte con problemas en cualquier momento.

Supongo que también has vivido/sufrido esa sensación de que en algún momento tendrás que poner orden en aquello que, si falla, puede joderlo todo. Si, ya sé que el trabajo te come, pero las consecuencias de no parar y mantener son mucho peores.

El mantenimiento aumenta tu autoestima

¿Puede haber algo más satisfactorio que ir a una reunión o enfrentarte a una situación sabiendo que todo está en orden?

Un buen mantenimiento te hace sentir como aquellas (escasas) ocasiones en las que tenías claro que te sabías un examen, que saliese por donde saliese el profesor, tendrías todo controlado. Eran momentos geniales y en los que ibas con la cabeza bien alta.

Por muy bien que te vayan las cosas, o precisamente por eso, debes invertir en mantenimiento. No te arrepentirás, créeme.

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