Motivación. No esperes a tener Motivos
Una de las características de ser un Profesional Libre es que podemos modular la intensidad del trabajo. Bueno, la verdad es que siempre andamos bastante liados, pero todavía tenemos margen para apretar más el acelerador.
Lo que puede ocurrir es que, cuando las cosas vayan más o menos bien, te duermas un poco en los laureles y bajes el ritmo. Eso está bien para darte un respiro o para aprovechar la principal ventaja de controlar tu profesión que es hacer lo que te apetece, cuando te apetece.
El problema de esos periodos de «meseta» o de relajación es que, al reducir la presión para vender, para crear o para comunicar, empieza el declive. Porque incluso para mantenerse hay que seguir con el pie en el acelerador. Incluso en velocidad de crucero los aviones gastan combustible.
Así que, si dejas que pase demasiado tiempo (días o semanas), verás que todo se va parando, que no hay llamadas de clientes, que se pierde el interés por tu trabajo o que tú mismo te das cuenta de que estás quedándote fuera de juego.
¿Cuándo vuelves a recuperar el control y evitar un accidente profesional debido al equivalente a quedarte dormido en el volante? Pues muy sencillo, cuando el dinero no entra al mismo ritmo o cuando la agenda muestra que los próximos meses están en blanco.
No son los motivos, son las motivaciones
Ser conscientes de que hay un problema (o puede haberlo) es un MOTIVO para empezar a cambiar las cosas. Esto se aplica a los Profesionales Libres y a todos los demás. La perspectiva de un despido, ver que se acaban los meses de subsidio de desempleo o comprobar que tus clientes tradicionales van disminuyendo son motivadores para hacer algo que cambie las cosas.
Lo que ocurre es que es un poco triste que la razón, el MOTIVO para moverte sea algo externo, ajeno a ti y normalmente negativo. Que el desencadenante del movimiento sea una pérdida o una razón que te incomode es un poco triste y poco eficaz para mantenerte en marcha.
Si haces algunos ajustes y consigues recuperar el control, en poco tiempo volverás a la misma situación porque sólo actúas cuando ves que viene el lobo.
Por lo tanto, para mantener o, mejor aún, seguir creciendo y mejorando necesitas algo más que MOTIVOS, necesitas MOTIVACIONES.
No es lo que te empuja, es lo que tira de ti
La diferencia entre los MOTIVOS y las MOTIVACIONES está en que los primeros son externos, y las segundas son internas. Los que saben de esto hablan de razones Extrínsecas e Intrínsecas, pero esa es otra historia.
Los MOTIVOS te hacen actuar porque hay algo que te empuja. Las MOTIVACIONES te mueven porque hay algo que tira de ti, existe una atracción. Es el «Push» y el «Pull» de los marketinianos.
Si quieres que tu Estrategia Personal se mantenga viva y boyante, debes encontrar algo que te atraiga, que vaya más allá de las circunstancias externas o de algo que no depende de ti. Consiste en encontrar algo sobre lo que tengas un control total o parcial. Y eso está relacionado con eso que tanto se repite últimamente sobre la pasión, o hacer algo que te guste.
No soy tan ingenuo como para pensar a estas alturas que lo normal sea dedicarte a lo que te gusta. Bastante tienes con encontrar un trabajo/empleo en el que hacer algo, lo que sea para pagar facturas. Pero si no quieres que la vida se te pase haciendo algo que ni te va ni te viene, en el mejor de los casos, lo primero que tendrás que identificar son tus MOTIVACIONES en lugar de quedarte sólo con los MOTIVOS.
Los 5 porqués
Hay un ejercicio clásico para identificar tus MOTIVACIONES, se llama algo así como los 5 porqués. Lo que pretende es descubrir el desencadenante original que te hace moverte. Es muy sencillo.
Primero decides lo que quieres conseguir (Ser un directivo importante en una multinacional o Crear un negocio que ayude a mucha gente). Lo siguiente es preguntarte ¿POR QUÉ quiero eso? por primera vez (Porque quiero ganar mucho dinero o Porque me hace sentir bien). Luego te lo preguntas otra vez (Porque de pequeño no tuve lo que quería o Porque me siento culpable al ver que los demás no tienen lo mismo que yo) y así hasta 5 veces o las que sean necesarias.
Si eres capaz de encontrar esa MOTIVACIÓN inicial o primaria, entenderás por qué actúas como lo haces o por qué te sientes mal si no lo haces.
Eso te dará algunas pistas sobre aquello que te atrae, que tira de ti, que llevas dentro y que te ayudará a salir de esa etapa de «meseta» sin tener que esperar a que las cosas en «el exterior» se compliquen y te empujen a hacer algo.
Por eso conviene pararse de vez en cuando y desempolvar aquellos PORQUÉs que nos hicieron dar el primer paso de algo ilusionante por primera vez.
Puede ocurrir que hoy no pienses igual que hace meses o años, pero no pasa nada. Lo único que tienes que hacer es ajustar el rumbo o identificar otro nuevo. Lo que no te va a dar una satisfacción es que sean otros o las circunstancias quienes decidan por ti.