Producto. Ya me pondré con ello

Seguro que, de vez en cuando, te pones a arreglar armarios o a ordenar papeles, te das cuenta de la cantidad de cosas que compraste para empezar a hacer algo que luego quedó aparcado. Ese micrófono para empezar tu podcast. Esos libros que querías leer en verano. Ese curso de alemán al que ni siquiera quitaste el precinto.

Con lo digital ocurre algo parecido. Hay mucha información que has ido acumulando en tus discos duros o en la nube. Esos manuales o novelas que querías escribir y de los que sólo tecleaste el título y unos pocos párrafos. Ese blog en WordPress que no llegaste a publicar.

Cuando trabajaba en logística, a veces teníamos productos en los almacenes que estaban semiprocesados o materiales que se adquirieron para poner en marcha proyectos que quedaron en nada.

Lo triste es que, en ocasiones, muchos de esos equipos o trabajos o herramientas adquiridos con esfuerzo, tiempo y dinero, quedaron a un paso de convertirse en algo real y operativo.

Yo mismo he pasado muchas veces por esa situación. Creo que todos sufrimos el Síndrome de Diógenes que nos hace acumular cosas terminadas o no, pero que por diferentes razones, quedan aparcadas y cogiendo polvo cuando podrían estar generando ingresos o acercándote a tus objetivos.

Analiza lo que te hizo parar

Creo que una de las principales razones para no terminar de acabar lo empezado, o algo peor, para no lanzar lo terminado, es el miedo, el temor a no dar la talla.

Eso se puede aplicar a publicar un curso en vídeo en una plataforma de Internet, ofrecer tus servicios a un cliente o empleador después de muchos años de formación porque piensas que todavía no estás preparado o pedir una cita a esa persona que te gusta.

Yo mismo tengo gigas de información acumuladas que están muertas de risa porque siempre pienso que lo que he hecho con ellas no está a la altura de lo que yo considero suficiente.

Sólo es una versión unopuntocero

En algún sitio leí que, si Steve Jobs hubiese esperado a tener algo como la última versión del iPhone, nunca habría lanzado el primer modelo.

Lo que está claro es que en algún momento hay que lanzar tu primera versión de lo que sea. Si quieres, puedes «protegerte» dejando claro que es una versión beta u ofreciendo algún tipo de garantía, pero no tiene sentido que después de trabajar, invertir o esforzarte en ello, se pierda para siempre en un trastero mental o físico.

Sólo puede mejorar lo que existe. Así que, en vez de esperar a tener la versión perfecta de lo que sea, considéralo como el primer paso para ir mejorando.

Mientras tú esperas, otros se atreven

¿Cuántas veces has visto a alguien que ha sacado, escrito, creado o divulgado algo que ya se te había ocurrido a ti? Incluso es posible que lo que veas de otros sea peor de lo que tu pensaste o diseñaste. Pero la diferencia, y es una gran diferencia, es que ellos se han atrevido y tú no.

Es cierto que en estos tiempos parece que siempre hay alguien dispuesto a criticar el esfuerzo de otros, pero eso no debe preocuparte porque los «ofendedores» no suelen ser creadores. Bastante tienen con lo suyo, así que, ni caso.

Quizás no termines de lanzar tus ideas porque piensas que te las pueden copiar. No te digo que no sucederá porque, si merecen la pena, sucederá. Pero piensa que la clave no está tanto en la idea como en la ejecución, en tu estilo.

Sigue acumulando, pero haz hueco

Con frecuencia, mi mujer me dice que si quiero comprar algo, antes debo tirar algo. Me parece una forma bastante saludable de evitar que las cosas se acaben perdiendo.

Creo que siempre se puede y se debe seguir aprendiendo, pero ¿Qué has hecho con aquel curso que te costó una pasta y al que dedicaste bastantes fines de semana? ¿Para qué vas a comprar una herramienta o un ordenador nuevo si todavía puedes exprimir el que tienes? ¿Realmente necesitas comprarte un equipo de marcha nórdica para empezar a hacer ejercicio o basta con que salgas a la calle y andar?

Cuando te pongas a revisar lo que tienes, conocimientos, herramientas, experiencia, infraestructura, información, contactos,… te darás cuenta que sólo estás a un paso de lanzar tu idea, poner en marcha tu Proyecto Paralelo o publicar ese libro que tienes casi terminado.

Es muy triste que, cuando alguien analice tu legado, se dé cuenta de que está lleno de productos semiterminados, de cosas que podían haber sido útiles para ti o para otros, pero que se quedaron en el tintero porque no te atreviste a dar el último paso.





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