Producto. Si tienes un empleo, estás en el sector servicios
Explorando opciones: ¿Eres Servidor o Productor?
Esta semana estuve trabajando sobre las diferentes formas de ganarte la vida con tu trabajo. Tenía una lista bastante grande de posibilidades de generación de ingresos para un profesional, y mi intención era clasificarlas de un modo lo más sencillo posible. Después de darle muchas vueltas y pensar en varias clasificaciones posibles, al final entendí que todo se reduce a dos: Productos y Servicios.
¿Qué es un Producto?
Siguiendo este razonamiento, asumí que un producto implica el intercambio de algo material o inmaterial, por ejemplo, un paquete de salchichas o un infoproducto. Alguien te paga por algo y tú se lo entregas.
¿Qué es un Servicio?
El servicio, en cambio, está relacionado con realizar un trabajo. No es escalable y normalmente depende de tu presencia o de dedicar tiempo, como al impartir un curso presencial o conducir un taxi.
Transformación entre Servicios y Productos
A veces, puede haber dudas sobre si algunos proyectos profesionales entran dentro de la categoría de producto o más bien en la de servicios, pero siempre acaban en una u otra. Lo importante es que, en muchas ocasiones, es posible convertir un servicio en producto y viceversa.
Por ejemplo, ese curso que te comentaba antes se puede grabar o convertir en un producto digital que puedes vender y generar ingresos sin tu presencia. Es como el cantante que da conciertos pero también vende discos o genera ingresos en plataformas como Spotify. También puede ser que ese libro sobre Gestión de Proyectos que escribiste se pueda convertir en servicios de consultoría.
Vender horas: La realidad de los Servicios
Podríamos decir que, para un profesional, vender un servicio es poner un precio a su tiempo: vende horas. Y todavía podríamos darle otra vuelta de tuerca. Un profesional por cuenta ajena, un empleado, es un profesional de servicios con “tarifa plana”.
Parece que, cuando se dice que somos un país de servicios, pensamos en camareros o recepcionistas de hotel, pero lo cierto es que cualquier persona que no vende un producto es un profesional de servicios. Podrías decir que, en tu trabajo como empleado, te dedicas a fabricar cosas. Pero, en realidad, quien vende productos es tu empresa; tú solo realizas un trabajo para ella que consiste en crear productos.
La pregunta, entonces, es: ¿tiene sentido que un profesional limite su fuente de ingresos a una única opción (vender su trabajo por horas) y a un único cliente que puede dejarlo colgado en cualquier momento? Es aquí donde cobra sentido el concepto de Proyectos Paralelos. La idea es diversificar la oferta pasando de vender un servicio a, incluso, vender productos, y no solo a un cliente, sino a varios.
El auténtico significado de un empleo tradicional
Además, esa venta de servicios que llamamos empleo cada día es más exigente y peor pagada. Quienes siguen basando su economía en un contrato “indefinido” dedican gran parte de su tiempo, no solo a hacer ese trabajo, sino también a desplazarse cada día para llegar a él… por mucho que sigan vendiendo la moto del trabajo en remoto. Perdón por el pareado.
Así que, un empleo no es más que uno de tus Proyectos Paralelos, aunque valorando las horas invertidas y el retorno de la inversión generado, quizás entonces te des cuenta de que es muy poco rentable, pero como es fijo…
La opción de los Proyectos Paralelos
Los Proyectos Paralelos consisten, por un lado, en vender ese servicio (u otro) de 1-n en lugar de 1-1. Sí, ya sé que puede haber muchas pegas: incompatibilidad, cuestiones legales, fiscales… Pero no creo que sean irresolubles. Por ejemplo, si eres un buen diseñador o programador y trabajas en una empresa, ¿por qué no podrías hacerlo en tu tiempo libre, siempre que no tenga nada que ver con el negocio de tu empleador?
Por otra parte, podrías convertir ese servicio en un producto. Si eres un jefe de compras con experiencia, ¿Qué te impide crear un curso sobre negociación con proveedores y subirlo a una plataforma tipo Udemy? ¿O un libro? ¿O un podcast que tenga patrocinadores?
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La comodidad de un ingreso fijo… y sus riesgos
Es cierto que, si trabajas para una empresa, eso de cobrar siempre lo mismo aunque vaya mal o no tengas demasiado trabajo es cómodo y tranquilizador… hasta que vaya tan mal que prescindan de ti. Pero si lo piensas un poco, si tienes tus propios proyectos, es cierto que vas a tener que dedicar tiempo a algo que no haces en una empresa: venderlos. En una organización, ya hay gente que se dedica a “lo comercial”. Sin embargo, si lo haces bien o vas aprendiendo poco a poco, con el tiempo lo más probable es que ganes lo que mereces y no lo que acordaste con un señor cuando firmaste tu contrato (bueno, más la subida anual del IPC).
Considera la independencia de los Ingresos Pasivos
Aunque no me gusta nada el término, en algunos casos podemos hablar incluso de ingresos pasivos. Es decir, aquellos que te hacen ganar dinero sin tener que hacer nada o casi nada después de haber realizado un esfuerzo inicial. Ese curso o ese libro que todavía se vende, esa técnica por la que puedes cobrar “royalties”, esas comisiones que te llevas por recomendar productos relacionados con tu prestigio profesional.
Hacia una red de seguridad y libertad financiera
Creo que estamos llegando a una situación en la que no solo no podemos depender de un solo producto o servicio/empleo, sino que tenemos que desarrollar una cartera de oferta profesional que nos sirva de red de seguridad y, algo aún más importante, que nos proporcione la libertad de hacer lo que nos gusta y nos permita tener el estilo de vida que deseamos.