¿Modelo zoco o modelo tienda de barrio?

En el último post decía que al preparar un curso de Marca Personal con un peso importante de las Redes Sociales he descubierto opciones que desconocía. Eso por un lado es estupendo porque me abre nuevas posibilidades pero por otra me genera más ansiedad dospuntocero. Si ya no doy abasto con el uso que hago de La Red, esto todavía me lo hace más cuesta arriba.

En dospuntocerolandia se habla de marcas, de Community Managers, de «conversar» con el cliente, de mantener abiertos los canales 24 horas, 7 días a la semana. Eso es extraordinario si tienes recursos (personas, tiempo, energía,…) para sostenerlo. Pero para un profesional independiente o un pequeño negocio veo que es humanamente imposible mantener una actividad online más allá de un límite no demasiado elevado.

Quizás Repsol, Telefónica o Zara pueda mantener un equipo de personas dedicadas a esto, pero creo que a una PYME o un Agente Libre no se le puede reprochar no «vivir» en dospuntocerolandia.

Seguramente hay personas capaces de crear grupos en Linkedin y mantenerlos vivos y con una actividad frenética. Seguramente hay personas capaces de escribir Twitts cada quince minutos sin perder la concentración en su trabajo. Seguramente hay profesionales que pueden interrumpir una presentación o salir de una reunión para ver lo que ocurre en su Facebook. Seguramente hay individuos que contestan a todos y cada uno de los comentarios en su blog y además pueden escribir en otros muchos que han podido leer previamente.

Pues yo no soy capaz. Soy muy limitadito, lo reconozco. Pero la verdad es que tampoco es que me entusiasme demasiado convertirme en algo así como en un concursante que debe responder preguntas de una voz en off mientras realiza otras pruebas.

Creo que hay que empezar a decidir entre, al menos, dos modelos de comunicación con paralelismos en el mundo «real»: El Zoco y la Tienda de barrio.


La Tienda de barrio

Hace muchos, muchos años, cuando yo era pequeño había una tienda de juguetes muy pequeña en la Calle Francos Rodriguez en Madrid. Entre la puerta y el escaparate no creo que sumasen más de tres metros de ancho. Y dentro, la cosa no cambiaba mucho, pero parecía que había millones de juguetes. Era algo mágico. El dueño era el Sr. Zamora. Creo que si me lo cruzase ahora todavía lo reconocería. Me dejó su Marca Personal.

El caso es que quizás entré en su tienda una docena de veces y posiblemente solo salí dos o tres ocasiones con alguna cosa que me regalarían mis tías. Pero me paré muchísimas más veces delante de su diminuto escaparate. Sabía exponer muy bien lo que tenía. Las pocas veces que hablé con él me di cuenta que sabía de lo que decía. Y nunca me pareció raro que no se parase a hablar con cualquiera que pasaba delante de su tiendecita.

El Zoco 

Nunca he estado en un Zoco en Turquía, Marruecos o en otro país árabe. Pero dicen que los vendedores te dan conversación, te invitan a un té y te hacen sentir como parte del paisaje. Supongo que de todos esos contactos saldrán muchas ventas. Quizás esa forma de entender los negocios acaba generando resultados. Pero creo que es una forma de comercio que gusta más a unas personas que a otras tanto en el lado del vendedor como el del comprador.

En mi opinión, el mundo dospuntocero es más parecido al Modelo Zoco en el que a base de conversar y compartir (Tés o Twitts) se supone que algo saldrá. Pero hay una diferencia sustancial. En un zoco, las conversaciones son más personales, «físicas» y por supuesto, muchas menos que en dospuntocerolandia. Además, tiene que gustarte.

Pero creo que aunque poco a poco hayan desaparecido las tiendecitas como las del Sr. Zamora, esa opción existe en La Red y creo que es la más factible para una PYME o un profesional independiente. Creo que debe ser una combinación de escaparate para mostrar tu mercancía de la mejor forma posible y la opción de conversar o ampliar información para quienes tengan la intención de «comprar» y no solo de pasar el rato.

Estas son solo algunas reflexiones para intentar entender un poco como manejar todo esto. Pero creo que todos hemos conocido un Sr. Zamora o un puesto de «chuches» cerca de casa que ocupan un lugar muy importante en nuestra memoria y no les reprochamos no haber mantenido una conversación permanente con nosotros.





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