Caso 2: El Jefe de Compras

Un joven licenciado con un buen expediente se incorpora a una empresa de gran distribución para aportar su juventud y conocimientos al equipo de viejos compradores de «la casa».
Las ganas de hacer cosas y el interés por hacerlas bien se ven rapidamente enfrentadas a la forma de hacer de los experimentados compañeros que hacen las cosas porque «siempre se han hecho asi y no nos vas a decir tu como hay que hacerlas ahora». ¿Que dices de ganar-ganar? ¿Que es eso de intentar crear relaciones a largo plazo con el proveedor? ¿Pero tu en que mundo vives chaval? Aqui de lo que se trata es de que todo lo pague el proveedor. Que la compañía no consigue rendimientos de dos dígitos, pues que lo pague el proveedor, que la expansión internacional es un desastre, que lo pague el proveedor, que necesitas cambiar tus tiendas porque ya estan viejecillas, pues que lo pague el proveedor.
Y el joven licenciado piensa, ¿y para que me sirve mi flamante título y mi MBA? ¿Para que quiero mis principios y mis valores? ¿En que me quiero convertir? ¿Es esto lo que quiero hacer los próximos 40 años de vida profesional? ¿Puedo hacer algo para cambiar las cosas?
Afortunadamente es posible hacer algo. El hecho de tener una marca personal fuerte implica que se asienta en valores y principios sólidos que guiarán las decisiones. Lo primero que hay que plantearse es si el entorno entra en contradicción con el fuero interno de la persona. En este caso podría ocurrir que la empresa estuviese abusando de una posición de poder excesiva y nuestro jefe de compras tratase de buscar soluciones imaginativas para conseguir el beneficio común (empresa-proveedor).
Tambien podría estar sucediendo que esas negociaciones aparentemente desequilibradas no lo fuesen tanto y que lo que a nuestro profesional le parece injusto no lo fuese ya que forma parte de las reglas del juego admitidas por todos (empresa-proveedor) pero desconocidas para él. En ese caso, la empresa debería hacer una labor de sintonización de su marca con la del profesional. Sin embargo, esa labor no se realiza con la frecuencia deseable. De ahí, la importancia de la implantación del concepto de Marca Propia para empleados. Ahora que se habla tanto de la Marca del Empleador, creo que es obligatorio hablar tambien de la de los profesionales porque si alguien no tiene claro quien es, ni lo que quiere, dificilmente va a conectar con una empresa que si tiene muy clara su marca.
Por último, podría ocurrir que la situación fuese realmente desequilibrada. Entonces le quedan dos opciones a nuestro joven profesional, una es intentar aplicar las herramientas de gestión de su marca (metas, relaciones, comunicación…) para influir en el entorno y tratar de cambiar las cosas. La otra es abandonar la compañía en cuanto fuese posible y participar en un proyecto más alineado con su propia marca.



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