Otro espabilado.

En las páginas salmón de EL PAIS (27 marzo 2005) aparece un tal Armando Gaspar, presidente de los centros industriales de DaimlerChrysler en España para decir que la globalización «ha cambiado las cosas» y que en Europa del Este «tienen salarios más bajos y una cualificación muy buena». Por eso, «la tendencia es volver a trabajar 40 o más horas». Otro listo.

¿Pero en que piensa esta gente? ¿Y que van a dar a cambio de trabajar más de cuarenta horas? ¿Te van a asegurar el empleo? Por otra parte, estoy convencido de que hace mucho tiempo que en este país se trabajan muchas más de 40 horas. Si o si.

Es penoso que gente con esta mentalidad dirija las empresas de este país. ¿Porque no se retiran ya y dejan paso a gente con más ideas e imaginación?
Es curioso pero en la página 23 de ese mismo suplemento hay una noticia que dice que España es el tercer país de su entorno donde más horas se trabaja al año. ¿En que quedamos?


Vale ya de tomar el pelo y vivir de maravilla a costa de otros. ¿Es que no saben que en la productividad tambien se aplica la regla del 80/20? ¿Porqué no son más creativos? Pues porque nunca han tenido necesidad de pensar, siempre han acatado las normas.

Pues oiga señor Gaspar, si todo se reduce a trabajar más horas y cobrar menos, puede estar seguro de que siempre habrá alguien que lo hará mejor. Y ¿entonces que?
Como contrapunto estoy terminando un libro de Michael Lewis titulado The new new thing (editorial Peninsula) sobre la historia del creador de Netscape, Jim Clark. No tiene desperdicio, es fantástico, el libro y la persona. No deja de sorprenderme la capacidad de adaptarse y de reinventarse que tienen los norteamericanos. Por ahora solo os escribo unas lineas que aparecen en las primeras páginas:

«El progreso no avanza como un ejército en un desfile; se arrastra boca abajo como un guerrillero. Los acontecimientos más importantes del capitalismo no se producen ya en despachos con artesonado de roble, si es que se produjeron aquí alguna vez. Suelen originarse en los lugares más inverosímiles».





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