Sectas, menú del día y personas-franquicia

Ya estoy definitivamente en casa. A ver si puedo tomarme unas vacaciones de las vacaciones.

Yo soy un tío muy ingenuo, muy facil de convencer, me fío de cualquiera y no me arrepiento de eso. O he tenido mucha suerte o la gente es buena por lo general. No he tenido grandes desilusiones. Pero precisamente por eso no me he acercado demasiado a estas personas que te ofrecen el paraíso a la vuelta de la esquina. No vaya a ser que me convenzan y acabe con una túnica azafrán y la cabeza rapada.

Vale, vas por la Feria del libro y ves a esos de la Cienciología ofreciéndote la felicidad y la riqueza y piensas, ¿Y si tuviesen razón? Aunque mira a Tom Cruise, si llegas a tener que salir con una ex de Nacho Cano es que algo no funciona… El caso es que un día te compras DIANÉTICA y decides que cuando tengas un rato lo leerás. Lo dejas en la estantería, va cogiendo polvo y de vez en cuando lo hojeas. Uno que ya está un poco curtido en esto de los libros piensa, «menudo peñazo, esto es infumable» y ahí se queda.
Quizás sea cobardía y en el fondo lo que piensas es «¿Y si me convence y dejo a mi mujer para acabar saliendo con la ex de Nacho Cano? Calla, calla, prefero seguir así, y lo que es más importante, seguro que ella también.»

Sin embargo, creo que el «producto» de las sectas no es otro que hacerte la vida aparentemente más facil, aunque luego te la compliquen del todo. No digo que te regalen nada material, más bien al contrario sino que te «venden» un pack de objetivos, valores y creencias para que no tengas que ser Tú el que hagas el esfuerzo. Lo que hacen es utilizarte como soporte de SU marca. El precio es que te olvides de la tuya. En ese sentido las Sectas son la ANTI-Marca Personal.


Es algo parecido a lo que ocurre con las franquicias. Hoy tienes un pequeño restaurante que da menús a 9 Euros. Llevas toda la vida en el barrio y la gente te quiere y te conoce porque eres TÚ, el de toda la vida y les encanta tu paella de los jueves. Pero es duro, a veces cuesta sacar adelante el negocio. Entonces llega una franquicia de bocatas o de cafés o de hamburguesas y te dicen que ellos te lo ponen todo, que solo tienes que pagar una cuota y que ya no tendrás que preocuparte de pensar.
Adiós a los objetivos personales, a las creencias, a los valores, al orujo casero que te traen de Galicia y con el que invitas a tus clientes. Ya no es tu negocio, solo es un soporte. Solo tienes que poner la cama, perdón el local.

Cualquiera que te diga lo que tienes que hacer, lo que tienes que pensar, lo que tienes que creer y lo que quieres alcanzar busca el efecto contrario al de la Marca Personal. Desgraciadamente, hoy en día esta función no la realizan solo las sectas. Se ha generalizado y los medios de comunicación, los políticos, las empresas o los clubes de futbol realizan la misma función.
Y lo peor es que lo admitimos, pero claro cuando llegas a casa a las tantas, ¿a quien le apetece pensar? ¿verdad?

No hay tanta diferencia entre una túnica azafran o un traje gris marengo y corbata roja.
No hay tanta diferencia entre recitar un mantra durante horas o pasarse el mismo tiempo delante del ordenador.
No hay tanta diferencia entre el Nirvana y el puesto de ayudante del Director Financiero, con derecho a coche y plaza de aparcamiento.
No hay tanta diferencia entre creer que conoces LA VERDAD condensada en folletos y estar más que satisfecho de las bondades de tu contrato indefinido ¡Indefinido! ¿No es genial esa palabra?. Al menos un contrato temporal sabes que es eso, temporal.

Está claro que es más cómodo que te digan lo que es bueno para ti, lo que TÚ quieres conseguir, lo que TÚ debes de creer, como debes comportarte, incluso como debes vestir, pero en ese caso estarás viviendo la vida que otros te han diseñado. No está tan mal, solo tienes que dejar de pensar…


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