Anónimo, limitado, autónomo.

Ya he dicho varias veces que en una marca, todo cuenta. En muchas ocasiones, las palabras nos provocan los primeros sentimientos hacia algo o alguien. Por eso hay que ser muy cuidadoso con lo que decimos o expresamos porque puede ser malinterpretado o lo que es peor en muchos casos, bieninterpretado.

Si pensamos en palabras como Contrato Indefinido, o Jornada Intensiva nos daremos cuenta de que realmente significan lo contrario de lo que pretenden, inestabilidad o más horas de trabajo, respectivamente.

Si nos fijamos en la forma en que se definen las diferentes formas de crear un negocio, puede parecer que cuando se definieron, alguien tuvo una visión muy clara del futuro.

Según la RAE tenemos las siguientes definiciones:

Anónimo: Dicho de una obra o de un escrito: Que no lleva el nombre de su autor. Carta o papel sin firma en que, por lo común, se dice algo ofensivo o desagradable.
¿No es eso en lo que acabamos convirtíendonos en las empresas? Seres anónimos cuyo trabajo no lleva el nombre (marca) de su autor.


Limitado: Dicho de una persona: Que tiene corto entendimiento.
¿No parece que algunas empresas se quedan a la mitad y arrastran a sus profesionales con ellas?

Autónomo: Se dice de quien tiene autonomía (Condición de quien, para ciertas cosas, no depende de nadie.)
Durante mucho tiempo he pensado que esta opción debería ser la más atractiva para todo el mundo, pero ultimamente me he encontrado con partidarios del anonimato y la limitación. Bueno, todas las opciones son válidas si la decisión la toma uno mismo.

Y tu ¿Con cual te quedas?

Al menos, los italianos, siempre tan hedonistas, han puesto un nombre mucho más atractivo a sus Sociedades Anónimas, SPA (Società per azioni).


Compartir esta publicacion