Norte y Sur en el Centro

Alguna vez he comentado que cada día me gustan menos los espectáculos tipo Expomanagement o mercadillo de gurús porque creo que están absolutamente alejados de la realidad. Aquello me recuerda más a esos Rastrillos que organizan las folclóricas, las marquesas y las famosillas. En teoría tienen un fin interesante, explicar las modas de gestión o recaudar dinero para «los niños pobres» respectivamente.

Sin embargo, aquello es más parecido a un espectáculo decadente. La hoguera de las vanidades. El mundo real es otro. Lo que ocurre es que quien se puede permitir el lujo de pagar (o que le paguen) el pastón que cuenta la entrada hace mucho tiempo que cree que «la realidad» es lo que cuentan las páginas salmón y los iconos del management (algunos más vistos que Marujita Díaz).

Hoy quiero proponer un caso práctico de gestión, economía y tendencias. Su coste es pequeño, no llega a 4 Euros. Yo lo hago con frecuencia y aprendo mucho. Solo hay que ir a una estación de Cercanías del norte de Madrid. Sentarse (si se puede) y observar.

Es curioso como un viaje relativamente corto (algo más de una hora) te lleva de un lado al otro del mundo.

Empiezas viendo a gente trajeada, seria, malhumorada, con libros (El Código da Vinci ha hecho desaparecer del mapa a Los pilares de la Tierra) y la habitual prensa gratuita.

Nuevos Ministerios, la zona de negocios, es el climax del yuppismo. Los últimos restos de bajan en Recoletos. Y al llegar a Atocha, todo cambia, excepto la habitual prensa gratuita.


Los trenes que hace solo unos minutos estaban llenos de «oficinistas de cuello blanco» se llenan de gente, en algunos casos, hasta límites increibles. De Massimo Dutti pasamos a United Colors of Benetton. Se multiplican los colores, las razas, los olores. Ucrania está pegada a Nigeria. Es casi imposible entender lo que dicen. Diría que la gente se ríe y se comunica más que los que hace solo un rato calentaban los asientos que ahora utilizan ellos.

Getafe, Cuatro Vientos, Pinto. Ciudades industriales que van despertando. Los «trabajadores de cuello azul» van dirigiéndose a sus lineas de producción.

Grandes naves junto a poblados chabolistas y yonkis-zombies esperando su turno se ven por la ventana.

Una carcel a poca distancia de los almacenes de El Corte Ingles.

Esa es la realidad. Algo se está cociendo mientras a los managers les entretienen con el pan y circo del sXXI. Un día se darán cuenta de que sus Cuadros de Mando Integral, sus CRMs y Gestiones por competencias tienen menos valor que los sellos de AFINSA. El imperio se desmorona y ellos tocan la lira.





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