Las múltiples facetas del Personal Branding

Con cierta frecuencia leo o escucho comentarios críticos sobre el concepto de Marca Personal de individuos que lo consideran poco apropiado para aplicarlo a las personas.
Frases como, «las personas no somos marcas», «no creo en las marcas» o «las marcas solo sirven para que las empresas se aprovechen de la gente» suelen ser las más habituales.

En general suelen ser opiniones bastante simplistas y que en el fondo reflejan un desconocimiento del Personal Branding en particular y del concepto de marca en general. Pero eso es algo muy habitual en una cultura que se ha acostumbrado a vivir rodeado de marcas pero que al mismo tiempo desconoce su utilidad y su razón de ser.

Como cualquier herramienta, esta puede ser utilizada correctamente o no, pero sobre todo, debe ser entendida para poder dar una opinión ajustada. Y desde luego, el Personal Branding es cualquier cosa menos simple o materialista.
Mi visión del Personal Branding está más relacionada con el desarrollo del ser humano, con el descubrimiento y la utilización de sus fortalezas, con la consecución de sus objetivos. El objetivo final de la Marca Personal es aumentar el valor de las personas, no limitarlo. Pretende sacar lo mejor del hombre, no reducirlo a un objeto o a un producto. Utilizarlo para mejorar su entorno, no para aprovecharse de él. Se me ocurren algunas facetas de aplicación del Personal Branding que confirman que este concepto es todo menos una herramienta de gestión de imagen o de manipulación.

Faceta emprendedora: El desarrollo de una Marca Personal parte del establecimiento de objetivos y la elaboración de estrategias para alcanzarlos. Normalmente, en nuestra vida cotidiana, solemos dejarnos llevar por lo que nos ocurre, por miedo a no alcanzar lo que deseamos o por simple rutina. Pero cuando tratamos de descubrir nuestra Marca Personal, nos vemos obligados a dar pasos, a salir de nuestra zona de comodidad, a aceptar los cambios y aprovecharnos de ellos. Al mismo tiempo, descubrir nuestra marca implica hacer un análisis profundo de quienes somos, que somos capaces de hacer y con que recursos contamos. Cuando llegamos a descubrirlo y aceptarlo estamos en mejor disposición para asumir riesgos, ser más creativos y tomar iniciativas.


Faceta ideológico-filosófica: Puede parecer extraño relacionar un concepto «de gestión» con la filosofía o la ideología pero creo que cuando tratamos con personas no solo es necesario sino imprescindible salir de la neutralidad. La Marca Personal parte de la creencia en el ser humano, en el individuo y en la capacidad de gestionar su vida. El Personal Branding cree en el poder del individuo y en su derecho a tomar sus propias decisiones. Es un concepto profundamente liberal y que considera que cada persona es responsable de sus propios actos. Para que el ser humano sea libre debe ser responsable y asumir las consecuencias de sus decisiones. Cuando las personas cedemos parcelas de nuestra responsabilidad, vamos siendo menos libres. Y al perder libertad, la marca es menos nuestra y más de quienes nos controlan.

Faceta de relaciones: Leyendo el apartado anterior se podría cometer el error, bastante común, de pensar que el Personal Branding fomenta el egoísmo y la competitividad salvaje. En realidad lo que pretende es fomentar la individualidad, el valor único de cada persona para ponerlo a disposición de su entorno. Una marca no existe sola, solo adquiere su valor cuando se relaciona con otras, cuando ofrece sus servicios a quienes puedan necesitarlo. Por lo tanto, las Marcas Personales más fuertes e influyentes son aquellas que satisfacen las necesidades de otros. Últimamente se habla de los mercados como conversaciones (clientes, proveedores, consumidores,…) y si hay un concepto que basa su fuerza en las relaciones y en la comunicación es el Branding. Si hay un medio que ha proporcionado el impulso definitivo al Personal Branding es Internet, porque basa su éxito en la interrelación, en el establecimiento de vínculos personales y en la creación de redes sociales. Y en eso se basa la fortaleza de una marca.

Faceta de desarrollo: La construcción de una Marca Personal implica un autoanálisis serio y sincero de lo que somos. Es el análisis de nuestro producto. Difícilmente podremos salir al mercado y ofrecer algo que desconocemos sin saber lo que podemos ofrecer. Necesitamos descubrir aquellos aspectos en los que somos mejores y en los que lo somos menos. Y también tenemos que entender los desfases que se producen entre como nos vemos y como nos ven. Si hacemos ese ejercicio quizá descubramos que la visión que tenemos de nosotros mismos es muy diferente de la que debería ser. Y eso a veces es doloroso. Es nuestra Investigación de Mercado Personal. Pero una vez que sabemos por donde empezar, será más fácil diseñar nuestra estrategia de desarrollo.

En resumen, el Personal Branding es mucho más que una simple asesoría de imagen o de la creación de microcampañas de publicidad. Parte del ser humano que la sostiene, de sus valores, de sus creencias, de sus fortalezas… Y le anima a tomar sus propias decisiones. Quizá sea el concepto más humanista que ha surgido en los últimos tiempos.





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