Pedid y se os dará: NASA y PAN
Hace unos días escribía sobre la disposición que tienen los anglosajones a compartir información. No es algo que haya descubierto ahora sino que ya lo comprobé hace muchos años. Pero empezaré por el principio.
Siempre me ha gustado la Astronautica y la Carrera Espacial. A diferencia de otros niños, yo no quería ser astronauta, sino construir cohetes.
En los años 80 vivía en Alicante, que es una zona con mucha tradición pirotécnica, lo que me permitía conseguir con relativa facilidad algunas cantidades de pólvora. Y encontré amigos con la misma afición.
Así que igual que los chicos de El Cielo de Octubre, construimos algunos cohetes como el de la foto (el gordo de la derecha soy yo). Por cierto, ese cohete (¡de 2 fases!) acabó clavado en el suelo tras levantarse un par de metros.
Todo el mundo nos decía que no conseguiríamos nada. Que era imposible. Que porqué no jugábamos al futbol como todo el mundo. Que si fuese tan facil…
Y el caso es que en aquellos momentos tuvieron razón… relativamente. Aprendimos, nos divertimos y en algún momento estuvimos a punto de romper algunos cristales y muchas ideas preconcebidas.
Pero ese es el ambiente en el que muchas personas de nuestra generación fuimos educados. Era la cultura del, «que inventen ellos», del «hijo, tu prepara unas oposiciones», del «estudia una carrera y luego haz lo que te apetezca».
Lo triste es que ya nunca harás lo que te apetece. ¿o si?
Y eso va forjando lo que los especialistas denominan P.A.N. o Pensamientos Automáticos Negativos. De tanto escucharlo, día tras día, año tras año, llegas a creerte que las cosas son imposibles, que si te sales del camino sucederá algo malo, que no vas a ser capaz de hacer nada «diferente», que debes ser uno más, no hacer demasiado ruido, no sacar los piés del tiesto.
Y te olvidas de la sabiduría popular, del «Pedid y se os dará», del «El que no llora no mama». ¿Para qué? Si nunca vas a conseguir nada.
Solo hay una salida para romper ese círculo vicioso. INTENTARLO, PROBARLO, HACERLO, PEDIRLO. Es lo que algunos llaman el Efecto Aladino. ¿Vas a conseguir lo que pretendes? Pues no lo se, pero si no lo intentas, seguro que no.
El caso es que por aquellos primeros años 80, pre-internet, pre-email y creo que hasta pre-fax, se me ocurrió escribir ni más ni menos que a ¡La mítica NASA!
En aquella época era algo legendario e inalcanzable. Y todo el mundo se descojonaba cuando iba al buzón con mis cartas escritas a mano en las que pedía información a la siguiente dirección: NASA, Cabo Cañaveral, Florida, USA.
Al cabo de pocas semanas entendí lo que es un país desarrollado y con mentalidad abierta. Una nación que entiende que la información debe fluir y que el conocimiento pertenece a todos.
Recibí la primera remesa de documentos de la que sería una correspondencia absolutamente impresionante. Fotos, diapositivas, libros, folletos, incluso autógrafos de astronautas (supongo que hechos por una máquina). No os podeís imaginar lo que era aquello para un chaval de doce años. ¡Y todo gratis!
Entonces entendí que las cosas solo se consiguen poniendo manos a la obra, intentándolo, a pesar de lo que diga «todo el mundo».
Y por supuesto el que rió el último fui yo.
Let’s do it.
Dedicado a Carlos y los amigos/as de Azkar