Chatarrero de ideas. Construir y deconstruir.

Esta mañana he ido a mi local de reprografía habitual a imprimir la última y enésima versión de mi modelo de Marca Personal. Y como dice la Bíblia, salvando algunas distancias, «Y vio Dios que era bueno…».

Me gusta por varias razones, es sencillo, es simple, es comprensible, es diferente, es completo, es redondo y cuadrado, es muy fácil de entender y aplicar, es para todos los públicos. Seguiré perfeccionándolo y ampliándolo.

Pero no siempre fue así…

Creo que alguna vez he comentado aquí que hace tres años, cuando empecé con esto, solo tenía un objetivo: conseguir que se valore a las personas con justicia.

Además, creo que tengo un leve Síndrome de Diógenes, que me hace ir guardando objetos e ideas por si algún día me sirven para algo. Tendríais que ver mi trastero…

Así que, además de mi misión, tenía un montón de conceptos mezclados que había ido adquiriendo con el tiempo, Marketing, Gestión de Proyectos, Sentido del Humor, Sentido Común, Coaching, PNL, Inteligencia Emocional, Investigación de Mercados, Blade Runner, Tom Peters, Internet, Papel Higiénico… Todos estaban en el trastero de mi cabeza, en el disco duro de mi ordenador y en las estanterías de mi casa.

Al principio, todo me parecía interesante y empecé a mezclarlo y a pegarlo casi sin ningún criterio. Pensaba que no se podía eliminar nada. Procedimientos de autores norteamericanos, experiencias personales, libros y artículos de todo tipo. Finalmente salió lo que tenía que salir, una especie de monstruo de Frankenstein.

Se adivinaba algo. Parecía que funcionaba, pero era ineficiente, complejo y poco comprensible. Había acumulado chatarra y algunas piezas valiosas, pero en ese follón era dificil distinguir unas de otras.
Poco a poco y no sin sacrificio, empecé a deconstruir el modelo. Tuve que desechar algunas de las piezas que más me había costado adquirir (horas de investigación, esfuerzo robado a mi familia,…)

Y otra vez quedó pelado, casi limpio. A partir de ahí, fui eligiendo cuidadosamente todos los elementos que me llevarían a construir el modelo actual.
Ya no se trataba de acumular materiales sino de escoger aquellos que realmente tenían sentido.

Además, he tenido la posibilidad de ponerlo a prueba y he visto como evoluciona con éxito.

En este momento he conseguido crear una estructura de Marca Personal adaptada a nuestra realidad, que puede crecer de forma orgánica y que puede descomponerse en módulos. Pero sobre todo he conseguido algo que, en ciencia, es una prueba de que voy por buen camino: un modelo asombrosamente simple, sencillo e intuitivo.

¿Este es el final? De ninguna manera, solo es el principio, pero a partir de ahora estaré construyendo sobre unos cimientos sólidos y no sobre un suelo de escombros.

Y tengo que decir una cosa, en el camino me lo he pasado muy, muy bien y lo que he aprendido no hay libro que lo explique.





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