Lecciones Aprendidas XV: No estamos locos, sabemos lo que queremos

Estos últimos días en este blog hemos mantenido un debate sobre el peligro que supone la tendencia creciente a ponernos en manos de «gurús» de autoayuda, escritores de desarrollo personal y terapeutas varios.
La pasada semana, sin ir más lejos, me dirigía a una escuela de negocios a dar una clase y antes me pasé por La Casa del Libro y la FNAC. Me quedé sorprendido al ver que en ambos casos, la sección dedicada a estos temas se había doblado.

Temas como el optimismo, la felicidad, la atracción (parece que es la moda del 2008), el miedo o el poder mental extendían sus tentáculos a las secciones de ciencia y empresa. Temas tan subjetivos como etéreos, interpretables, discutidos y discutibles.

Llevo décadas escuchando críticas hacia la Iglesia Católica porque hablaba de cosas parecidas (la religión es el opio del pueblo). Pero ahora nos tiramos todos a la piscina cuando cualquier iluminado te da su visión de consumo rápido (¿Fast god?) sobre lo que hay que hacer para sentirse bien.

De repente parece que todos nuestros problemas son mentales. No tenemos lo que queremos porque no lo deseamos lo suficiente. No nos habíamos dado cuenta, pero gracias a estos señores (y señoras) ahora sabemos que todo está en nuestra cabeza. Lo que nos complica la vida no es la hipoteca, ni un jefe estúpido, ni un salario de mierda, que va. Un ejército de psicólogos cognoscitivos, terapeutas gestálticos, coaches de vida y espontáneos variados tiene las claves para que te sientas bien.


Lo importante no es hacer, no es actuar, no es crear ni aprender para mejorar nuestro entorno. Lo que hay que hacer es meterse dentro de tu propio YO, conocerse a sí mismo (¿que cojones significa eso realmente?¿Quién te da el diploma?) y sentirse bien. Eso es lo importante. Si estás a gusto, lo demás no importa. Estábamos locos y no lo sabíamos. Menos mal que han venido estos sumos sacerdotes de lo inconsciente y subconsciente para abrirnos los ojos (y llevarse la pasta)

Supongo que lo que ocurre con la educación es un síntoma de decadencia relacionado con esto. Lo importante ya no son las matemáticas, la gimnasia, el latín o la historia. Ahora hay que enseñar a los críos a desarrollar su propio YO, no llevarles la contraria y dejarles hacer, no vaya a ser que se traumaticen (más psicología). Lo importante no es descubrir y formar a futuros Newton, Cervantes o Aristóteles. Aquí hay que dejar que sean ellos mismos (¿?). Todos los días vemos lo que eso significa. Los telediarios nos enseñan a adolescentes que son «ellos mismos». Aunque en los documentales de Felix Rodriguez de la Fuente ya veíamos como sus protagonistas también se comportaban como decía su instinto sin pasar por el colegio.

El Personal Branding es lo opuesto a todo eso. Por supuesto, igual que haría cualquier empresa, creo que para elaborar una estrategia de Marca Personal hay que reflexionar sobre lo que queremos y sobre nuestras fortalezas. Pero eso es solo un medio y no un fin y no debe obsesionarte ni ocupar todo tu tiempo. Lo que realmente consigue que se desarrolle una Marca Personal es la ACCIÓN.

¿Habrían existido Steve Jobs, Edison, Pasteur o Coppola si se hubiesen dedicado a meditar sobre ellos mismos en lugar de tirarse a la piscina y arriesgar?

Es la parálisis por el autoanálisis. Me parece que esta tendencia a la autocomplacencia (más que al autodesarrollo) nos lleva a mirarnos el ombligo. Mientras te dedicas a autoanalizarte (y a aumentar la cuenta corriente de terapeutas y «gurús») el mundo sigue girando y tu te lo estás perdiendo. No se lo que verás dentro de tu «melón», pero lo que hay fuera es muy interesante.

Creo que este tipo de tendencias tienen varios tipos de «clientes»:

  • Los que lo tienen todo. Hemos visto a muchos artistas,empresarios con mala conciencia y gente que no sabe que hacer con el tiempo y el dinero que se rodean de «asesores espirituales» y entrenadores personales que les dicen hasta como tienen que peinarse. Y si eso no funciona tienen Maestros de la Cábala, Echadores de Cartas o Astrólogos que les dicen que decisiones deben tomar. El «asesor» les libera de una carga en su conciencia por un módico precio. Supongo que es una forma de hacer ver que para ellos hay algo más que el mundo material.
  • Los que no tienen nada. Es una forma de autoengaño. Se autoconvencen de que lo importante no es el dinero, ni el sufrimiento por no llegar a fin de mes, ni perder dos horas de tu vida en desplazarte al trabajo. Lo que realmente importa es sentirse bien con uno mismo. Eso estaría muy bien si viviésemos solos y no tuviésemos responsabilidades con los que nos rodean.
  • Los conformistas. «Las cosas son como son y yo no voy a cambiar el mundo». Voy a tener una «actitud mental positiva» y ande yo caliente y ríase la gente.
  • Los «místicos». Los que creen que nuestra civilización occidental (la que le permite protestar en su blog, viajar unos días a la India a bajo coste o tener una esperanza de vida razonable) es algo decadente y que hay que destruir. Los que piensan que los que «realmente saben» están en monasterios perdidos en Asia.

El Personal Branding no va por ahí, al menos tal y como yo lo planteo. La Marca Personal es ACCIÓN. Es para gente con mentalidad emprendedora, con ganas de comerse el mundo y no de comerse el coco. Creo que no hay que esperar a tener las cosas claras para hacer las cosas. Pienso que primero se hace lo que hay que hacer y lo demás viene solo. Como decía Emilio Aragón, «Menos samba y mais trabalhar».

He conocido a muchísima gente en mi vida. Aunque todos tienen (tenemos) problemas, la inmensa mayoría es gente sana, feliz, optimista. Lo que necesitan son herramientas para ir más lejos, para hacer más cosas. Cuando lo consigues, todo lo demás viene solo.

No estamos locos, sabemos lo que queremos.

(Este es otro típico post con el que me temo que no voy a hacer muchos amigos)





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