Aviones, Dummies y Secretos

La pasada semana estuve en Vigo hablando de Marca Personal en el curso que organiza Ingafor y que va por su segunda edición.

Cómo sabéis los que seguís este blog, tengo un cierto respeto miedo paralizante al avión, pero cuando hay que ir se va. Para ir al curso, el viernes pasado, en pleno temporal me metí en ese engendro de metal con destino al ojo del huracán.
A mitad de camino, el piloto nos informa que en el aeropuerto de destino hay un vendaval, una lluvia de mil demonios y que hablar de visibilidad es solo un eufemismo. Aun así intentaría (¡intentaría!) una aproximación y si no tenía éxito, iríamos a Santiago donde la cosa estaba un poquito mejor.

Empieza a descender y nos metemos en la nube. Bajamos (se notaba por la trayectoria de las gotas en la ventanilla y la presión ascendente del nudo en el estómago), bajamos, bajamos, se abre el tren de aterrizaje, bajamos, bajamos, bajamos, bajamos,… y ¡por fin! vemos la pista, ¡a unos 20cm! o eso me pareció a mi.

El aterrizaje fue impecable, hay que decir. Y a pesar de ser un piloto de Iberia, hubo aplausos. Creo que eso lo dice todo.

En esos momentos en los que ves como pasa tu vida como en un Powerpoint mental te explicas algunas cosas. Dicen que el miedo a volar es más acusado en aquellos que tienen tendencia a controlarlo todo. Y creo que es verdad.

Supongo que esa necesidad de no dejar que nadie te diga lo que hay que hacer, controle tu carrera, decida por tí o lleve los mandos de tu avión vital, es una de las razones que ha acabado generando este proyecto de Marca Personal. Puede parecer absurdo, pero prefiero ser yo el que me la pegue y no dejar a otros que me estampen como un Dummy.

Por eso creo que cuando trabajas para otros, vas siendo menos responsable de tus decisiones, vas cediendo parcelas de libertad y te conviertes en lo que los demás deciden. Te conviertes en la marca de otros, en una marca blanca. Y quizás por eso, el Branding Personal es más apropiado para los emprendedores (dentro o fuera de una organización).

Lo curioso es que este concepto nace y se desarrolla en los USA. Y curiosamente es en ese país donde nos encontramos con que también triunfa la antítesis de la libertad individual. También genera engendros que van llegando a nuestro país y que me temo que se van a convertir en una moda peligrosa. Un nuevo opio del pueblo.


Me refiero a esas tendencias que promueven el dejar nuestra vida en manos de ¿El Universo?
Panfletos a precio de oro como El Secreto (y sus derivadas), El Código y otros basados en una supuesta Ley de la Atracción (¡Si Newton levantase la cabeza…!) que empiezan a inundar las librerías.
Se supone que se genera una polémica sobre unos carteles sobre la existencia de Dios en los autobuses y nadie dice nada sobre esta ¿literatura? narcotizante e irresponsable.

Su tesis es la siguiente:

«Si deseas algo con fuerza, ALGO te ayudará a conseguir lo que deseas».

Pero me temo que en algún momento alguien se ha olvidado del resto de la frase. Supongo que en su origen alguien diría algo como:

«Si deseas algo con fuerza, trabajas muy duro, ofreces algo interesante, te rodeas de gente que te ayude, eres persistente y tienes algo de suerte, quizás todo esto te ayudará a aumentar las probabilidades de estar más cerca de conseguir lo que deseas».

Pero claro, eso es muy largo y poco atractivo (¿He dicho atractivo?).

Supongo que habrá gente que dirá que esos libros les han hecho sentir bien. Seguro. En eso se basan las drogodependencias y las sectas.
Yo también me siento bien cuando veo La guerra de las galaxias, pero no por eso creo que exista La Fuerza o que pueda levantar nada con la mente (bueno, casi nada).

Creo que la Marca Personal implica pensar por ti mismo, no dejar tus decisiones, tu vida o tu VISA, en manos de otros y mucho menos de un libro recopilatorio de sandeces narcotizantes.

Aunque me da la sensación de que nuestros políticos se han creido todas estas chorradas porque no hacen más que echar la culpa a alguien o a algo (¿al universo?) y ofrecernos como solución a la crisis que tengamos fe y seamos optimistas porque la economía es un estado de ánimo





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