Emprendedopatía

No se si el palabro con el que he titulado este post existe, pero me da igual.

He dicho aquí varias veces que mi única adicción son los libros. Sin embargo, en uno de estos momentos «cercanías» he estado pensando en las similitudes de un yonki o un ludópata con un emprendedor. La verdad es que da algo de miedo. No se que os parece.

  1. Un emprendedor se pasa una gran parte de su tiempo consiguiendo dinero para seguir adelante.
  2. Una persona que quiere poner en marcha una idea es una fuente constante de preocupación para familiares y amigos.
  3. En ambos casos, los amigos te insisten en que para «salir» acudas a grupos de personas «que pueden ayudarte» y con nombres sospechosamente similares: Recursos Humanos o Proyecto Hombre.
  4. Un emprendedor puede tener un subidón muy placentero cuando alcanza un objetivo o consigue un cliente. Los demás lo ven como una recaida y eso hace más dificil su «reinserción».
  5. Los emprendedores también tenemos grupos de ayuda en los que nos reunimos gente con los mismos «problemas» y nos entendemos. Aunque en lugar de decir cuanto tiempo llevas sin beber, se dice el tiempo que llevas emprendiendo.
  6. El emprendedor y el yonki es capaz de ver cosas que otros no ven.
  7. Cuando dejas de hacer algo por tu proyecto (fines de semana, vacaciones,…) te entra un «mono» que te subes por las paredes.
  8. Cuando alguien de tu entorno está dispuesto a ayudarte, te dice que utilices sus recursos para «cosas serias» como comprarte un coche, una tele plana, unas vacaciones en Marina D’Or o para que busques un «trabajo de verdad» y no para que te lo gastes en vino ideas locas.
  9. Si te enamoras de tu idea, si no puedes «desengancharte», puedes llegar a perderlo todo y a todos.
  10. Es muy dificil la reinserción de alguien que ha probado «montárselo» por su cuenta. Supongo que volver a un cubículo y aguantar órdenes absurdas favorece la recaida.
  11. La sociedad tiene medios para curar tu emprendedopatía: hipotecas, miedo, desprestigio, burocracia,…
  12. En muchos países, el emprendedor es señalado con el dedo. Y no te quiero ni contar si se le ocurre fracasar.
  13. En ocasiones, el emprendedor puede tener unas «pintas» o un comportamiento extraño, como «ido», como fuera de la realidad.
  14. El emprendedor tiene dificil reinserción por parte de los empleadores. Demasiado incontrolable, rebelde, podría perjudicar a la organización con su creatividad, ideas y ganas de hacer cosas.
  15. El emprendedor puede acabar mal, pero, ¡y lo que ha disfrutado…!

Esto no es más que una forma irónica, ácida, de plantear el emprendedurismo, pero yo ahora me pregunto:

¿Quién está más narcotizado? ¿Quién está más atrapado? ¿El emprendedor o el asalariado?
Lo curioso es que al final, el que está trabajando para otros es el que está «colocado».






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