Utilidad, deseo y trasatlánticos

Quizás habéis notado que en los últimos posts van surgiendo algunas ideas sobre la necesidad de dar un nuevo enfoque al Branding Personal. Creo que es conveniente que al cabo de un tiempo y al entender la reacción del entorno se realicen algunos ajustes.

Lo curioso es que muchas de las ideas que me van surgiendo me hacen volver la mirada al mundo de la marca comercial y a lo que está ocurriendo como consecuencia de la situación económica actual.

Posiblemente os habéis dado cuenta de que las grandes marcas comerciales como Danone están lanzando mensajes que hablan de las diferencias con las marcas blancas. Nos dicen de forma más o menos sutil que ellos no hacen marcas propias o de distribuidor.
Por otro lado, las empresas de distribución nos dicen que sus marcas son tan buenas como las de los fabricantes «con marca».
En la prensa están apareciendo informes comparativos entre marcas blancas y marcas de fabricante.

Me da la sensación de que el perdedor no será la marca blanca ni la marca de la multinacional sino todas aquellas que queden en tierra de nadie. Y ahí entra el replanteamiento de mi proyecto.

Hasta ahora he pensado que habría una mayoría de profesionales que querrían diferenciarse y sobresalir para aumentar su valor y salir de esa zona indefinida e inestable en la que muchos están actualmente.

Por lo que estamos viendo, hay dos categorías de profesionales que conservan su empleo y para seguir así, debes pertenecer claramente a una de ellas. Se trata de los profesionales útiles (marcas blancas) o los profesionales deseados (marcas personales).

En este momento las empresas se componen de profesionales indiferenciados (commodities) y homogéneos que cumplen con su función. Son necesarios pero baratos y facilmente sustituibles. Su papel es equivalente al del arroz, el papel higiénico o las salchichas de marca blanca. Deben estar ahí para sacar el trabajo, pero no son «objetos de deseo». Si la herramienta de comunicación de las marcas blancas es el buzoneo de folletos, el de los profesionales de marca blanca es el CV.

Por otro lado están los profesionales con Marca Personal. Son aquellos que se han convertido en imprescindibles. Aquellos que, como las marcas de fabricante, han conseguido innovar, comunicar correctamente, entender a su mercado, ser atractivos, ser deseados. Estos profesionales no solo mantienen su «estatus» sino que pueden alcanzar un valor y demanda superior incluso en tiempos de crisis. Si equiparamos su trabajo a un producto diríamos que se han convertido en «premium».


Pero estos no han llegado a esta situación por casualidad sino trabajando, persistiendo y renovándose. Y de estos hay muy pocos. Se trata de aquellos de los que en tiempos como los actuales se suelen comentar cosas como «pues mira el cabrón/a de fulanito/a, este/a no solo se queda sino que le ascienden».
Para estos, las herramientas de comunicación son más sofisticadas (aunque no más caras), La Red, el networking activo, las conferencias, etc.

Hay una tercera categoría que no comentaré aquí y es el de los profesionales-fabricantes que ni son percibidos como útiles ni como deseados. Son las segundas, terceras y cuartas marcas. No digo que no lo sean, simplemente es que no son percibidos de esa manera. Y seguramente no ni siquiera son percibidos de ninguna forma por quienes toman las decisiones.

Este tipo de reflexiones semanasanteras me hacen reflexionar en algo que me comentaba un buen amigo hace unos días sobre mi proyecto. Me preguntó ¿La Marca Personal vende agua o trasatlánticos?

Al principio no sabía a lo que se refería, pero luego me lo explicó diciendo que vender agua (abrir el grifo y suministrar a todos) es un modelo de negocio y vender trasatlánticos (proyectos únicos y exclusivos) es otro.

Pocos días después, otro amigo me sugirió algo parecido. Me dijo que el futuro del Branding Personal es la exclusividad, el traje a medida. Por principios siempre me he negado a convertir esto en algo para unos pocos, pero quizás tengan algo de razón. Sobre todo porque esos pocos, esa minoría no lo será por contar con unos recursos económicos superiores o pertenecer a una clase social acomodada sino por algo más «humano» y que podemos tener todos: motivación, actitud y ganas de dejar huella.

Bueno, aquí lo dejo porque me estoy enrollando. Este martes os dejo descansar con los vídeos pero a cambio os dejo el libro de Dan Schawbel que generosamente ha colgado en La Red. Esta es una prueba más de que los conocimientos, consejos y métodos están ahí, el problema surge cuando tienes que ponerte en marcha y aplicarlos.

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