La Marca Personal es un subproducto

En alguna ocasión he explicado la similitud entre lo que ocurre en una refinería de petróleo y el Branding Personal.

En pocas palabras, lo que contaba es que los productos, coproductos y subproductos derivados del petróleo son solo la consecuencia de un proceso.

En demasiadas ocasiones se confunde tener una Marca Personal con ocupar un lugar en Google, tener un logo bonito en una tarjeta o con crear un blog. En realidad, eso son solo medios para producir una impresión en los demás. La Marca Personal es esa impresión, ese recuerdo que dejamos.

La Marca Personal va desde dentro de la persona hacia el exterior. Y hay que tener en cuenta ambos aspectos. De nada me sirve que derribes tus barreras mentales, que eleves tu autoestima o que estés muy motivado si no tienes una estrategia de visibilidad. Pero también es inutil o al menos muy ineficiente ponerte a hacer ruido sin tener claro ni lo que eres ni lo que quieres comunicar.


El Branding Personal es un proceso, un proyecto a largo plazo en el que cada acción, cada comportamiento va a tener una reacción y en consecuencia va a generar un efecto, una huella en la mente de tu «mercado».

El fundamento de la gestión de proyectos es sencillo, pero puede haber proyectos muy complejos. En el caso de la Marca Personal ocurre algo parecido. En algunas ocasiones puede que solo haga falta hacer algunos ajustes y en otras quizás hay que revisarlo todo desde los cimientos.

Así que no te fíes cuando alguien te diga que puede «crear» tu Marca Personal. En ese sentido el Branding Personal es como el hilo dental. Es un proceso en el que te podrán asesorar, guiar, aconsejar, pero jamás podrán hacerlo por tí. Porque la Marca Personal no se crea, SE DESCUBRE, se desentierra o como dice mi amigo Alberto Morón utilizando un término menos macabro, se desvela y luego se desarrolla.





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