Disonancia cognitiva y el que resiste, gana

No voy a decir que me lo esperaba. Ni voy a decir que sabía que ocurriría. Más bien soy el primer sorprendido con lo que está sucediendo. Pero poco a poco algunas de las cosas que iba diciendo hace años se van cumpliendo. Y creo que eso debería animar a cualquiera que tenga ganas de comerse el mundo, aunque los que le rodean le digan que es demasiado grande para él o ella.

Desde hace años estoy dando caña a los chicos y chicas de R2H2. La gente que me apoya se ha pasado todo este tiempo diciéndome que me cortase un poco (que cediese) para no crearme enemigos. No lo he hecho.
En este momento me llaman con frecuencia para hablar de Marca Personal a grupos de profesionales del Lado Oscuro. Lo mejor es que sigo diciéndoles lo que pienso y aunque discrepamos en algunas cosas, creo que poco a poco vamos acercando posturas.

Creo que defender tus ideas, incluso de una forma radical, testaruda, equivocada y politicamente incorrecta, puede generar algún rechazo pero también consigue que te ganes el respeto si eres capaz de aguantar.

No se cuantas veces he dicho aquí que el CV está muerto. También lo he dicho en todas las ocasiones en las que he hablado a un grupo de personas. Siempre ha surgido alguna voz discrepante que me lo ha discutido.
En este momento, ya empieza a aceptarse. Un ejemplo es la inteligente campaña de Infoempleo que está utilizando estas ideas y ya habla de Marca Personal para la búsqueda de empleo con toda naturalidad.

Creo que esto está muy relacionado con lo que los psicólogos llaman Disonancia Cognitiva. Se refiere a «la tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias, emociones y actitudes (cogniciones) que percibe una persona al mantener al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto, o por un comportamiento que entra en conflicto con sus creencias». O dicho en cristiano (con perdón), que no se puede chupar y soplar al mismo tiempo.

Si llevas toda la vida ocultando tu incompetencia tras la excusa del compromiso con la empresa no te va a hacer ninguna gracia que te empiecen a hacer pedorretas quienes ven que lo que predicas es más parecido a pagar por sexo (o incluso no pagar diciendo que estás en periodo de prueba/contrato en prácticas) que al amor.

Si llevas toda la vida utilizando el CV como única herramienta de posicionamiento, es muy duro que llegue un tío al que no conoces de nada y te diga que eso no funciona.


Si te están pagando un (buen) dinero por hablar de mitos y leyendas como el liderazgo, o el talento («en ocasiones veo talento») no vas a aceptar facilmente que llegue un individuo que ha estudiado en la universidad pública española y juegue con el pan de tus hijos.

Si estás ocupando un cómodo sillón de cuero por considerar que los humanos somos recursos, vas a taparte las orejas cuando un espontáneo te diga que esos recursos hemos dicho ¡basta! y además nos ha dado por hablar entre nosotros y buscarnos la vida.

Si has dedicado años a empollar y aplicar (o a contratar una consultora que las implante) todas esas modas y herramientas importadas que van surgiendo cada año y que son tan atractivas como inútiles, no vas a permitir que un advenedizo venga a complicarte la vida con ideas como la libertad individual, los valores y la independencia.

Pero al ver como poco a poco van apareciendo señales de que lo que decía empieza a calar, me reafirmo en la idea de que el que resiste, gana.

Veo que el sentido común de nuestros abuelos es más importante y útil que cualquier teoría cocinada por un grupo de gurusitos «expertos en personas». Y me demuestra que la persistencia, la coherencia, la cabezonería y la defensa de unas ideas en las que crees es mucho más importante que el talento y demás zarandajas esotéricas y pseudocientíficas.

Quizás te digan que no tienes nada, que para cambiar las cosas necesitas dinero, contactos influyentes, recursos inalcanzables. Eso es una ¡Puta Mentira! solo necesitas paciencia, persistencia, constancia, ganas de cambiar lo que no te gusta y un puntito (o puntazo) de inconsciencia. Tarde o temprano quienes te despreciaron acabarán llamando a tu puerta (o utilizando tus ideas sin citarte).


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