Marca Personal, ¿Evangelizadores o Mesías?
Este fin de semana aparecía una noticia en las páginas salmón del El Mundo en la que se hablaba de un escándalo con un millonario relacionado con una empresa de lujo. Al parecer, el señor Patrick Louis Vuitton se ha dedicado a cazar y torturar animales en la finca de un vecino.
En realidad, aunque «trabaja» en la empresa, esta hace tiempo que dejó de pertenecer a su familia. Pero la reputación personal ha acabado perjudicando la corporativa.
El mismo suplemento económico, Tino Fernandez escribe sobre las redes sociales y su influencia en la empresa. En ese artículo cita mi opinión sobre el peligro de dejar que la reputacion dependa de una sola persona.
He dicho aquí muchas veces que el Branding Personal no es algo que pertenezca a los famosos, poderosos o «celebrities». Todos tenemos Marca Personal y podemos utilizarla en nuestro beneficio y en el de los que nos rodean.
Pero como en tantas otras ocasiones en la empresa, hay quien quiere convertirlo en algo exclusivo, en un beneficio social para algunos directivos. Y luego pasa lo que pasa.
El caso Tiger Woods puede ocurrir, y ocurre, con directivos, políticos y personas influyentes todos los santos días. Y la razón es muy simple, Las PERSONAS SOMOS IMPERFECTAS. Todos tenemos un cadaver en el armario, todos hemos cometido pecados de juventud y todos hacemos tonterías. Si dejas que la reputación de tu empresa, equipo o producto dependa de la imagen de una sola persona, te aseguro que antes o después acabarás pagándolo.
Durante mucho tiempo, las marcas se han construido sobre productos. Productos a los que se podía aplicar un control de calidad, a los que se podía analizar, a los que se podía retirar si la cosa iba mal. Pero las personas no podemos estar vigiladas constantemente, ni se nos somete a auditorías, ni se nos envía a un laboratorio para revisar nuestras especificaciones. Aunque todo esto es lo que R2H2 lleva intentando desde hace décadas.
En estos últimos días hemos visto como Clinton (a pesar de todo) volvió a «pecar», la mujer del primer ministro de Irlanda del Norte tenía un «lío» con un joven. El cancer de Jobs o las aventuras arriesgadas de Branson son ejemplos de lo que ocurre cuando la reputación de una organización recae en una sola persona. Incluso puede ocurrir que una buena acción sea malinterpretada.
¿Significa esto que las empresas no deben permitir la existencia de profesionales con Marca Personal? No, nada de eso. Lo que digo es que la marca es cosa de todos. Lo que hay que fomentar es que la reputación de la compañía recaiga en todos y cada uno de sus miembros. Todos deben ser evangelizadores pero no debe haber un único mesias. Y para eso, deben compartir valores y objetivos. Pero eso es muy dificil cuando los más jóvenes ven como se trata y como se prescinde de los que ya han cumplido los cincuenta (o los cuarenta, o los treinta,…).
Por lo tanto, creo que si las empresas van a empezar a utilizar las herramientas dospuntocero deberían tener esto en cuenta. La confianza o la credibilidad no se obtiene con la imagen o la opinión o la marca o los twitts de una sola persona (aunque sea el Dir. General o el CEO) o de un departamento de comunicación. La marca es una actitud y se desarrolla con la participación de todos. Eso puede generar problemas y errores, si, pero si la empresa es sana, serán más facilmente perdonables. Esos fallos incluso podrían ser beneficiosos al ser percibidos como excepciones a la regla.
El total debe ser mayor que la suma de todos. Lo que se necesitan son apóstoles, evangelizadores de marca en lugar de mesías.