Jronia que jronia

A finales de la década de los 90, la empresa de supermercados en la que trabajaba, decidió expandirse a Grecia. Mi trabajo como responsable de Marca Blanca era conocer el mercado y encontrar proveedores locales que pudiesen fabricar para nosotros.

Una de las primeras cosas que me llamó la atención era que en muchos aspectos parecía que los griegos estaban cinco o diez años por detrás de nosotros… afortunadamente para ellos. Cómo todavía no se habían extendido las marcas blancas, en los supermercados podías encontrar de todo. Recuerdo, por ejemplo, que había muchas variedades de salsas o de cafés. Había muchas tiendas pequeñas y muchos fabricantes de todo tipo.

Mientras tanto, a medida que negociaba con proveedores en nuestro país, tenía la sensación de estar reduciendo las opciones de compra en lugar de ampliarlas. Poco a poco, estábamos convirtiendo un mercado rico y diverso en un erial con dos tipos de fabricantes, las multinacionales de marca conocida y los proveedores de marcas para la distribución.

Si, estábamos consiguiendo precios más baratos, pero muchos pequeños fabricantes fueron desapareciendo. Y los que resistían, cada día lo pasaban peor.


Hace ya más de diez años que empecé a adivinar que esta carrera de la rata solo nos conduciría a un sitio. Llegaríamos a un punto de inflexión en el que las opciones, en lugar de aumentar, se reducirían drásticamente.

En ninguno de los casos el consumidor tendría el control. Las riendas las llevarían las empresas de distribución que decidirían lo que hay que comprar y a qué precio. Donde antes había competencia, ahora solo existe un oligopolio de proveedores controlado por un cuasimonopolio de distribuidores.

Es curioso, pero esta forma de entender el capitalismo está a punto de convertir los hipermercados (que ya acabaron con las tiendas de barrio) en almacenes soviéticos de antes de la caída del muro. Las extravagantes medidas que toma el dueño de Ryanair para reducir costes no son muy diferentes de algunas estrategias que siguen algunas empresas de distribución. Lo que pasa es que no son tan llamativas porque con ellas no nos jugamos la vida…o si.

No se si os ha pasado a vosotros, pero cada día me cuesta más encontrar algunas marcas. Ellos deciden lo que hay que comprar. Ahora Carrefour ha dado un paso más. Se ha dado cuenta de que su competidor es Mercadona y está siguiendo los mismos pasos. Y eso significa, menos opciones para los clientes, menos posibilidades para los fabricantes pequeños (si todavía existen) y una vuelta de tuerca más a los proveedores un poco más grandes.

En el mercado laboral ocurre algo parecido.

En lugar de fomentarse la diversidad, el sistema educativo ha creado un sistema industrializado de fabricación de «empleados» sin marca. Y eso que en los últimos años se ha creado una universidad en cada pueblo.

Todo el mundo pasa por las mismas facultades decadentes, por escuelas de negocios que enseñan a mantener dóciles a los RECURSOS humanos en lugar de a crear empresas.

Internet se ha convertido en el Gran Hermano del pensamiento único (Y creo que habría que eliminar lo de pensamiento). La gran biblioteca universal se ha convertido en un escaparate de freaks (no confundir con frikis). Antes, el tonto del pueblo solo era conocido en su pueblo, ahora tiene millones de visitas en Youtube.

Los sindicatos y políticos (valga la redundancia), además de ser otro ejemplo de lo que digo, ponen su granito (o granazo) de arena para que esto siga así. Si un profesional saca los pies del tiesto o trata de diferenciarse, el sistema lo elimina.

En todos los casos se reducen las opciones, el problema es que lo que queda no es necesariamente lo mejor. Más bien al contrario.

Sin embargo, una de las cosas que entendí en aquellos años es que este es un camino sin salida. Llegará un momento en el que no se podrá exprimir más al proveedor o al profesional (que es otro tipo de proveedor). Al reducirse constantemente los costes (y los salarios) el sistema se resiente. Y empezarán a crearse caminos alternativos. Alguien se dará cuenta de que no compensa dejarse la vida para que otros se beneficien de tu esfuerzo.

Pero no va a venir nadie a salvarte. La decisión de dejar de ser un profesional clónico «low cost» la tendrás que tomar tu solito o solita.

Pero los primeros que podrán escapar serán aquellos fabricantes y profesionales que hayan sido capaces de crear algo valioso y diferente. Aunque tal y como se están poniendo las cosas, lo de diferenciarse no va a ser dificil.

NOTA: En esta página puedes encontrar más información sobre el libro Cómo encontrar trabajo en internet de mi amigo Enrique Brito que he tenido el honor de prologar.





Compartir esta publicacion