Porqué escribo este post

Hace casi seis años, cuando empecé a escribir este blog, me propuse escribir un post al día. La verdad es que no me costaba demasiado. Tenía muchas cosas que decir (muchas estupideces incluidas). Tenía tiempo. Y era un buen momento para la blogosfera.

Cuando esto tomó la velocidad de crucero que esperaba, bajé el ritmo a dos post por semana (martes y viernes). Creo que la gente estaba leyendo menos blogs y se estaban pasando a los Twitter, Facebooks, Tuentis y otras hierbas que iban menos con mi forma de hacer las cosas. Además, cada día tenía menos tiempo.

A partir de ese momento me empecé a sentir de nuevo como en las primeras etapas del proyecto. Escribo como me apetece y lo que me gusta. No siento la presión de los números (visitantes, páginas vistas,…). Entre otras cosas porque creo que eso nunca ha tenido un efecto en mi «negocio».

En estos años he tenido bajones. Supongo que como todos. Hay días que te apetece más escribir y otros en los que pasarías de todo. Hay momentos felices porque un post tiene mucha repercusión y otros de mosqueo porque un idiota te escribe un comentario personal insultante (eso solo me ha ocurrido 3 o 4 veces). Pero nunca se me ha pasado por la cabeza dejar el blog. Sin embargo, varias veces al día, se me pasa por la cabeza borrar mi cuenta de Twitter o Facebook.


En este momento, estoy terminando el nuevo libro y esto es como la etapa final del parto. Es doloroso, parece que no acaba nunca y no sabes en qué puede acabar. Así que, estoy más preocupado por las contracciones que por lo que ocurre a mi alrededor.

Hoy toca el post del viernes. Y durante estos días he pensado que no pasaría nada si esta semana no lo escribía. Seguramente nadie lo echaría de menos. Pero esa no es la cuestión. Es parecido a aquello que nos decían en el colegio, «aunque creas que nadie te mira, Dios te está viendo».

Lo importante es que para crear una Marca Personal fuerte, es importante la rutina, el mantenimiento de unos hábitos constantes. No se puede hacer una campaña espectacular durante unos días y luego olvidarte de todo.

En las películas dicen que lo más dificil es cometer tu primer asesinato. Pero que una vez que has matado a alguien, luego es más sencillo. Aquí ocurre algo parecido. Si un día dejas de escribir un post (o de ir a correr, o de controlar lo que comes,…), puede que te sientas culpable, pero es más facil que dejes de hacerlo a partir de ese momento.

Creo que es un error pensar que una marca, personal o comercial, es un intangible. Que va. Las Marcas Personales se construyen sobre lo tangible, sobre aquello que tiene un impacto real en la gente.

El Branding Personal se construye día a día, incluso en aquellos momentos en los que no te apetece hacer nada para reforzar tu posicionamiento.

La Marca Personal se construye sobre la credibilidad. Eso implica que la gente debe poder confiar en lo que haces. Solo lo hará si sabe lo que puede esperar de tí. Y eso significa que tu comportamiento debe ser predecible, aunque esa predecibilidad implique hacer algo que sorprenda cada día.

Supongo que en el próximo post del martes estaré exultante, entusiasmado y con muchas ganas de escribir. Eso será fenomenal, pero no tendrá tanto mérito como el post de hoy. Pero es en momentos como el de ahora mismo, al escribir este post, en los que un emprendedor, un profesional, un agente libre o un «empleado» se la juega.

El Branding Personal no es algo para personas hipercreativas, superoriginales y megainnovadoras. Las grandes Marcas Personales son aquellas que han tenido claro lo que tenían que hacer y lo han hecho, de forma constante, metódica, coherente y persistente a lo largo del tiempo. Aunque no les haya apetecido… o especialmente cuando no les ha apetecido.





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