Sorpresa, sorpresa

La pasada semana. Noche. Mi casa. Un grito desgarrador interrumpe mi lectura y me hace dar un respingo. Gritos. Mosqueo. Mi hija se había escondido en el pasillo y cuando pasó mi mujer, la dió un susto de muerte. Sorpreeeeesa.

Un seminario cualquiera. Los asistentes se han ido y yo aprovecho para repasar las evaluaciones. Les ha gustado. Comentarios positivos. Entre ellos aparecen frases como: «Me ha sorprendido agradablemente», «No esperaba tantas cosas interesantes, ha sido una sorpresa», «Me ha encantado. La verdad es que esperaba otra cosa. Sorpresa agradable». ¿Debería alegrarme por esos comentarios? No lo creo. 

Portugal. Finales de los 90. Negociación con un proveedor de arroz. Mi compañero portugués en la empresa de distribución en la que trabajaba le pide al fabricante el mejor precio que pueda ofrecer. Le dice con ese tono tan agradable de los portugueses: «Sorprendeme».

Escena típica de comedia americana. Una persona llega a casa cansada, o con su amante, o con planes para ver una película clásica mientras toma una copa de vino. Enciende la luz y un grupo de «amigos» le gritan SORPREEESAAA. Sonrisa forzada y cambio de planes.


Por alguna razón, pensamos que ser sorprendidos es algo agradable e interesante. De hecho, cuando pregunto a la gente lo que creen que signfica lo de la Marca Personal suelen decir que es diferenciarse. Supongo que se refieren a hacer algo que llame la atención, que sorprenda. Pero creo que no hay nada más opuesto a una marca, personal o comercial, que dedicarse a sorprender a su «mercado», audiencia o entorno.

Hasta ahora se ponía a Madonna como ejemplo de Marca Personal porque sabía reinventarse (otra forma de denominar al efecto sorpresa). Ahora todo el mundo piensa en Lady Gaga por su capacidad de sorprender cada día. Pero en el pecado llevan la penitencia. Para estas artistas (yo me quedo con Madonna), la sorpresa se ha convertido en su rutina.  Lo que sería sorprendende es que no tratasen de sorprender.

Pero si valoramos algo. Si estamos dispuestos a pagar más por ello, es porque esperamos algo concreto, fijo, y sobre todo que no nos sorprenda. Eso se aplica a la leche, las televisiones o las salchichas. La coherencia, la consistencia y la predecibilidad es algo positivo para una Marca Personal o comercial

Piensa en alguien a quién conozcas. ¿Prefieres que su comportamiento, sea el que sea, se mantenga o prefieres tratar con gente impredecible? ¿Prefieres un jefe o un compañero que hoy te trata como un coleguita cachondo y mañana ni te saluda o prefieres a alguien más gris pero que sepas por donde va?

Creo que la sorpresa está sobrevalorada. En el mundo del Branding Personal es importante dejar claro nuestro comportamiento. Eso se consigue actuando una y otra vez de un modo predecible. Pero a su vez eso solo es posible si tenemos las ideas muy claras. Por eso son importantes los valores y los objetivos. Cuando sabemos hacia donde vamos y cuales son nuestros límites y prioridades, nuestra forma de actuar va a ser percibida como algo muy sólido. La gente va a saber lo que puede esperar de nosotros. Para bien y para mal. Y eso genera confianza que a su vez aumenta nuestro valor.

Así que, si quieres conseguir que tu Marca Personal se vaya fijando de forma profunda y bien definida en la mente de quienes se relacionan contigo, no te dediques a cambiar de criterio cada día. Salvo que seas Lady Gaga o un miembro del Gobierno.

Espero no haberte sorprendido demasiado.





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