Requisito para un Proyecto de Marca Personal: Motivación
Esta semana he viajado más que Willy Fog y apenas he podido hacer vida dospuncoreril pero por fin puedo sentarme un rato a escribir. Entre viaje y viaje he leido un libro bastante divertido y con muy mala leche sobre el mundo de la empresa. Se llama La Corporación y su autor es Max Barry.
Estos días he hablado de Branding Personal a varios grupos de profesionales. He conversado sobre este concepto con muchos directivos y gestores con mentalidad muy abierta. Pero una vez más, al finalizar las jornadas me he quedado con la sensación de que aplicar un concepto como el de Marca Personal en una organización todavía es bastante complicado. O quizás es sencillamente imposible.
En la novela que comentaba, el autor sostiene la tesis, en clave de humor, que quizás una empresa no pueda ni deba ser jamás una democracia. Posiblemente en las organizaciones no exista margen para la libertad individual o la voz de los profesionales. Con muy mala leche, uno de los personajes de la novela dice, por ejemplo, sobre la felicidad en el trabajo que eso de mantener contento a un empleado solo sirve cuando es más caro sustituirlo.
Creo que es hora de dar una vuelta de tuerca a esto del Branding Personal. En estos siete años en los que he luchado por dar a conocer el concepto he visto muchas actitudes distintas. Y es el momento de empezar a tomar algunas decisiones.
Me ha quedado claro que hay organizaciones que jamás aceptarán que un profesional pueda querer hacer algo para aumentar su influencia y sus opciones. Pero lo triste es que esa forma de pensar también está arraigada en muchas personas. Sigo encontrándome mucha gente a la que repugna eso de salir del rebaño.
A partir de ahora voy a centrarme unicamente en aquellos clientes y entornos que tengan una única característica. No se trata de recursos, ni de estatus, ni de tecnología. Es algo mucho más básico pero imprescindible: MOTIVACIÓN.
Me ha quedado claro que el diseño y ejecución de una estrategia de Branding Personal empieza cuando una persona o una empresa tiene una visión, una razón potente para poner en marcha todos los mecanismos que van a convertir a un profesional en un referente, en un ejemplo a seguir.
Tenemos los medios, la tecnología, las herramientas. Conocemos el proceso, el camino, las etapas. Sabemos como establecer relaciones, crear redes. La información y el conocimiento están a solo un clic. Hay libros de sobra para aprender a hacerlo. Todo eso es condición necesaria pero no suficiente.
Sin embargo, lo más importante para «desenterrar», desarrollar y posicionar una Marca Personal lo tenemos encima de nuestros hombros. Sin una actitud y una motivación adecuada no hay Marca Personal que se sostenga.
Así que, a partir de ahora, no voy a perder ni un segundo de mi tiempo en tratar de convencer a quienes han levantado un muro mental. A personas cuya principal fortaleza es la de generar excusas.
Tampoco voy a perder el tiempo en quienes esperan que se lo den todo hecho. Aquí cada uno debe hacer su trabajo. Es absurdo pretender que tu Marca Personal te la haga otra persona. El Branding Personal no se puede contratar a una agencia de comunicación. Es algo que depende unicamente de tí y de tus acciones.
Ya sé que esto va a reducir muchísimo mi «mercado», pero está claro que la Marca Personal de un profesional se refuerza cuando sus acciones generan resultados positivos, y esto solo se consigue si eliges cuidadosamente los destinatarios de tus esfuerzos.
NOTA: Esta semana mi columnita en Expansión se titula Tatuajes y Twittuajes