Formatos
La leche. Supongo que si quisiésemos hacer un repaso a la historia de los últimos cincuenta años, podríamos utilizar como hilo conductor los envases de leche. Ahora todos usamos botella de plástico multicapa o Tetra Brik, pero una de las pruebas de que el tiempo pasa para todos es que yo he conocido bastantes formatos más. Desde la botella de cristal a la bolsa de plástico pasando por la leche en polvo o la leche condensada. Si, hubo un tiempo en el que la leche venía en bolsas a las que se cortaba una de las esquinas y se ponía una especie de jarra. A mi me daba un poco de asquito el tacto de esas bolsas. Lo reconozco.
En mis tiempos en el mundo de la distribución, tratábamos de encontrar nuevas formas de presentar productos básicos. Por ejemplo, para productos como el atún desarrollamos lo que llamábamos «grandes formatos» que era lo mismo de siempre pero en tamaños familiares. En este momento podemos encontrar el atún en muchos tamaños y formatos. Y como no, también se puede comprar en bolsas. Como la leche de antes.
¿Y esto a qué viene? Pues a algo muy sencillo. Este verano estoy trabajando en crear algo que va más allá de la Marca Personal. Creo que el Branding Personal es una pieza de un puzzle en el que hay otras piezas. Pero de eso hablaré otro día. Lo que ocurre es que como suelo decir, nuestro trabajo es nuestro producto. Y quizás habría que dedicar un tiempo a introducir innovaciones y no solo centrarnos en la promoción de nuestra «oferta».
Redes Sociales, Curriculum, Blogs, Twitter, Eventos, Networking,… Todo parece pensado para dar a conocer lo que hacemos. Pero no parece que nos hayamos parado a pensar en introducir nuevos formatos.
Mientras los productos comerciales introducen innovaciones sobre cosas existentes (leche, atún,…), los profesionales seguimos «sirviendo» nuestro trabajo/producto en el formato habitual desde hace siglos. Nos desplazamos a un cubículo, mina, cabina de autobús, laboratorio, mostrador, atril,… y ahí realizamos nuestro servicio.
Si lo pensamos de esta manera, lo que hacemos, aquello por lo que nos pagan, es nuestro producto. Pero entonces ¿Sabes en que nos convertimos nosotros? En ¡El envase! Es como si diésemos por descontado que solo podemos aportar valor si estamos físicamente en un sitio (aunque estemos teletrabajando). La pregunta es, ¿Podemos utilizar otros formatos para vender nuestro trabajo? ¿Solo tiene valor lo que hacemos si estamos presentes físicamente y en un momento dado?
No tengo una respuesta, estoy pensando en ello, pero creo que los cambios tecnológicos y económicos que se están produciendo nos obligan a desarrollar nuevos formatos.
- Si lo que haces es pensar en nuevos modos de hacer las cosas, quizás podrías encontrar una forma de cobrar por transmitir esos conocimientos sin tener que ir a una oficina de 9 a 5. Videos, documentos, podcasts,…
- Si eres un formador, en este momento tienes plataformas de sobra para llegar a la audiencia que desea lo que ofreces. Ya no tienes que dedicar una jornada a dar otro seminario de Gestión del Tiempo a una plantilla desmotivada solo porque un responsable de R2H2 tenía gastar el presupuesto.
- Si solucionas problemas, quizás puedas utilizar la tecnología para estar accesible y útil estés donde estés y resolver ciertas situaciones que no necesitan que estés fisicamente presente.
- Si eres un asesor personal, hay medios de sobra para comunicarte con cualquier parte del mundo a un coste ridículo.
- Si te dedicas a preparar documentos (presentaciones, informes, proyectos,…) puedes «vender» tu trabajo a varios clientes de cualquier parte del mundo.
- Si eres un jefe de compras y necesitas localizar proveedores, posiblemente sea mejor tener una buena conexión en casa que dedicar varios meses al año a viajar solo porque es «lo que se ha hecho siempre»
- Si eres bueno estableciendo contactos, quizás puedas «vender» tu producto como profesional externo en lugar de tener que esperar a que te lo diga un Director Comercial. Y seguramente te lo valorarán más.
- …
Estas son solo algunas ideas rápidas sobre algo a lo que quizás no dedicamos demasiado tiempo. Quizás estamos muy centrados en la autopromoción y la visibilidad cuando hay otras formas de conseguir que nos perciban como relevantes, «diferentes» y valiosos. Y quizas va siendo hora de darse cuenta que si el café se vende en cápsulas que solo puede utilizar una máquina concreta, nosotros también podremos encontrar formatos singulares y atractivos.